Capítulo 45

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Era la fiesta de los quince años de Harry y estaba hecho un manojo de nervios. Lo había estado durante un par de días, si era sincero, y se había encerrado en la Sala Potter para tratar de evitar molestar accidentalmente a alguien, ya que los retratos siempre podían largarse a otro marco si querían. No lo habían hecho, por suerte, y habían escuchado pacientemente cómo Harry razonaba una y otra vez sobre cuál creía que podía ser la decisión de Severus. Sus amigos habían sugerido organizarle una gran fiesta, como había ocurrido en años anteriores, y Harry se sintió mal por negarse, sobre todo porque sabía que era el único de ellos cuyo cumpleaños caía fuera del horario escolar, lo que significaba que era el único que podía celebrarlo a lo grande.

Pero no podía, no este año, así que habían decidido hacer un gran picnic en la Mansión Malfoy, sobre todo porque Harry no creía que pudiera llegar a la hora de la cena sin quemarse. Ya era bastante malo intentar esperar tanto y se encontró despierto al amanecer, incapaz de volver a dormirse. Había bajado a los corrales de los animales y había intentado tranquilizarse en su presencia y había tenido algunas conversaciones inusuales con las serpientes, a menudo relacionadas con ratones. La llegada de Charlie y Sirius para el desayuno había sido una especie de bendición en ese sentido y Harry estaba fascinado al oír todo acerca de su luna de miel caminando a través de los Andes. Sirius y Charlie parecían haberlo pasado muy bien y Harry podía entenderlo, ya que ambos eran personas muy activas y no podía imaginárselos tumbados en la playa todo el día.

Sin embargo, no era lo que él se imaginaba como una luna de miel, prefería pensar en alguna villa hermosa pero aislada en algún lugar de Europa donde pudiera simplemente pasar los días disfrutando del tiempo con su pareja. Por desgracia, esa línea de pensamiento sólo le llevó a imaginar quién podría ser esa pareja y eso hizo que los nervios volvieran a aflorar. Afortunadamente, Sirius y Charlie parecieron comprenderlo y tuvieron el valor de no hacer comentarios sobre el repentino cambio de humor de Harry, sugiriéndole simplemente que se cambiara y fuera a ver a Draco temprano, posiblemente para volar un poco antes de que llegaran los invitados. Era un buen consejo, al igual que la idea de llevarse una muda de ropa para después, para no estropearse el traje antes de comer. También era una excusa útil, puesto que Harry ya se había estado rascando la ropa y pasándose las manos por el pelo innumerables veces para intentar quemar parte de su energía nerviosa.

Por supuesto, Draco se alegró de ver a Harry y le obligó a jugar a los buscadores mientras Sirius y Charlie contaban a los Malfoy sus vacaciones. Fue una buena manera de pasar unas horas y Harry había estado tan perdido en su juego que sintió que no había pasado nada de tiempo cuando los llamaron para que se cambiaran mientras los otros invitados empezaban a llegar. Harry había tardado siglos en decidir qué ponerse, no quería ir demasiado formal por si Severus no aparecía pero tampoco demasiado informal por si lo hacía. Había confiado mucho en la opinión de su madre, aunque ella parecía bastante contenta, sobre todo porque no iba a estar presente en el evento. Harry se había sentido un poco mal por eso y había sugerido que trasladaran la fiesta a la mansión Potter pero Lily se negó diciendo que sólo se pondría más nerviosa que Harry si lo hacía y que prefería enterarse después, no fuera a ser que las cosas no salieran bien e intentara maldecir a Severus desde dentro del cuadro.

Harry podía entenderlo y de hecho se había puesto a meditar un poco para intentar mantener la compostura en caso de que sus peores temores se hicieran realidad. Tampoco iba a correr ningún riesgo. Había ido a las cámaras acorazadas de los Potter en Gringotts y había sacado el anillo de compromiso de la familia por si Severus decidía tomar el camino más fácil y no decir nada. Sin embargo, Harry no había mentido al decir que estaría encantado de formar parte de la vida de aquel hombre, pero estar en la boda de Sirius y Charlie, sobre todo cuando había bailado con Severus, no había hecho más que cimentar en su mente lo mucho que deseaba eso y estaba decidido a impulsar esa idea, razón por la cual la caja del anillo se encontraba en ese momento a buen recaudo en su bolsillo. No había nada que le impidiera proponerle matrimonio a Severus después de todo.

THE PRICE OF FREEDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora