Capítulo 37

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Sirius se quedó impresionado en cuanto entraron en la discoteca las luces parpadeantes y la música palpitante no se parecían a nada que hubiera experimentado antes, y eso incluso antes de ver a las masas de gente contoneándose sensualmente al ritmo de la música. Era casi hipnótico y Sirius se preguntaba si no se habrían equivocado de lugar, si no se habrían topado accidentalmente con algún tipo de ritual satánico.

-¿Siempre es así?- preguntó Tulip, teniendo que alzar la voz para que la oyeran a pesar de que estaban uno al lado del otro.

-Depende de lo que entiendas por habitual-, sonrió Charlie. -Nunca he estado en este club en concreto, así que no puedo decir si ésta es una noche normal aquí, o en cualquier club inglés, pero en el continente esto se clasificaría como tranquilo. Aunque puede que se anime cuando haya más gente-.

-¡Se va a poner más concurrido!- chilló Sirius, mirando a las masas de gente que ya llenaban el edificio. Había gente dondequiera que mirara y parecía que te costaría caminar alrededor de la gente en la pista de baile y Sirius estaba a la vez intrigado y horrorizado de pensar que podría ser peor.

Charlie, sin embargo, se limitó a reírse. -Oh, se va a poner mucho más concurrido así que sería buena idea encontrar una mesa mientras podamos-. Con eso Charlie se dirigió hacia el lado de la sala donde había algunas cabinas oscuras al lado de la pista de baile. Rabastan, naturalmente, dejó que Tulip se deslizara a un lado de la cabina antes que él y Sirius se sintió un poco avergonzado cuando Charlie hizo lo mismo por él. Charlie entonces sacó su varita y subrepticiamente lanzó un hechizo antes de deslizarse al lado de Sirius y sentarse lo suficientemente cerca como para que sus muslos se tocaran.

-Eso ayudará a que no haya ruido para que podamos hablar-, sonrió Charlie. -¿Y cuál es el plan de Malfoy con todo esto?-. Mientras preguntaba esto su brazo se deslizó alrededor de la espalda de Sirius. Sirius sintió que se sonrojaba y se alegró de que la poca luz de la cabina lo ocultara. Miró hacia Tulip y Rabastán, consciente de repente de que podrían pasar por alto algún comentario, pero la otra pareja estaba muy felizmente acurrucada, con el brazo de Rabastán sobre el hombro de Tulip mientras la chica se acurrucaba felizmente a su lado. A Sirius aún le resultaba un poco extraño ver a la gente tan abiertamente cariñosa entre sí, algo que en realidad no se hacía ni siquiera entre las parejas casadas que había visto en el pasado, pero sin duda era una idea a la que podía acostumbrarse. Su estancia en Azkaban le había dejado con ganas de intimidad física, así que, haciendo gala de su legendaria valentía de Gryffindor, se acurrucó al lado de Charlie y fue recompensado con un apretón de la mano de Charlie en su cintura.

El único problema con esta posición era que su mano estaba ahora aplastada entre sus piernas y las de Charlie y, sin saber qué más hacer con ella, Sirius la colocó tentativamente sobre la rodilla de Charlie.

-Bueno, parece que Lucius ha tenido la idea de traer algunas ideas muggles para actividades recreativas al mundo mágico-, explicó Rabastan. -Confía en que ese tipo vea un hueco en el mercado que pueda explotar-.

-No sé, creo que podría ser una gran idea-, sonrió Tulip. -Creo que algo así iría muy bien. Puede ser muy aburrido en nuestro mundo ser un adulto joven y no es sorprendente que mucha gente termine casándose joven, con la primera persona con la que básicamente forman una conexión, porque realmente no hay nada más que hacer-.

Sirius se sorprendió un poco al ver que sus movimientos no eran vistos por la otra pareja, o simplemente no les importaba, pero se encontró sonriendo un poco. Sin embargo, no duró demasiado, ya que Charlie deslizó la mano de Sirius por su muslo y Sirius tragó saliva al sentir el duro músculo bajo su palma. A Charlie, sin embargo, no pareció afectarle en absoluto.

-Estoy de acuerdo. Definitivamente fue un shock para mí cuando fui a Rumanía y todos se fueron al mundo muggle-, dijo Charlie. -Hay tanta cultura allí, tanto que hacer en tu tiempo libre, que me hizo preguntarme cómo los magos podemos sobrevivir con tan poco y no volvernos locos de aburrimiento-.

THE PRICE OF FREEDOMWhere stories live. Discover now