Capítulo 11

2.3K 352 34
                                    

Harry se despertó muy desorientado y tardó un rato en darse cuenta de que seguía en la cama de Severus, pero que alguien le había puesto una manta encima en algún momento. La luz de la mañana entraba por las ventanas, así que Harry se dio cuenta de que debía de llevar allí toda la noche y poco a poco empezó a preocuparse por lo que pudiera haberle pasado a Severus. Bajando las escaleras con cuidado, Harry dio un respingo cuando vio a alguien tumbado en el sofá.

-¿Tienes que hacer tanto ruido a primera hora de la mañana?-. gimió Severus.

-Perdona, es que estaba un poco sorprendido-, admitió Harry, -no me había dado cuenta de que me habías cedido tu cama-.

-Sí, por eso deberías ser más agradecido, mocoso, y tener la decencia de dejar dormir a la gente-, gruñó Severus.

Harry hizo una mueca de dolor. -Siento mucho molestarte. Volveré arriba para que puedas volver a dormir-.

-Eso no va a suceder, mi espalda está agonizando después de una noche en esta cosa, así que no hay manera de que pueda volver a dormir ahora-, se quejó Severus.

Harry se quedó boquiabierto. -No deberías haberme dejado ocupar tu cama entonces, no si el sofá iba a causarte dolor-.

-No quería interrumpir tu sueño-, admitió Severus.

-Oh, bueno, la próxima vez métete a mi lado-, sugirió Harry. -Es una cama de matrimonio, así que hay sitio-.

-¿Qué te hace pensar que esto volverá a ocurrir en algún momento?- preguntó Severus.

-Bueno, si entonces-, resopló Harry, -pero si vamos a estar prometidos otros dos años, entonces tienes que admitir que es una posibilidad-.

-También sería muy inapropiado-, señaló Severus.

Harry se encogió de hombros. -Creía que para eso estaban los amuletos de castidad. Además, admitámoslo, de todas formas nunca vamos a hacer nada realmente inapropiado-.

-Bastante-, convino Severus de buena gana, -pero basta de eso, ya que estamos levantados podemos desayunar-.

Como compensación por haberlo despertado temprano, y por haberle causado una incómoda noche de sueño, Harry se ofreció a ser quien les preparara el desayuno, sólo que Severus en realidad no tenía nada que cocinar. En lugar de eso, decidieron ir temprano a la mansión Potter, para alegría de Asher, Dorea, Charlus y Lily, que estaban encantados con la idea de pasar más tiempo con Harry en su cumpleaños, aunque un poco atrasado. Lily, sobre todo, estaba encantada de poder pasar tiempo con su hijo en su día especial, así que Severus dejó a la familia a su aire y se dedicó a juguetear en el laboratorio de Pociones. Charlus asomaba la cabeza de vez en cuando y ambos discutían en profundidad sobre las propiedades de algunos de los ingredientes más raros de los almacenes de la mansión Potter, pero por lo demás Severus se quedaba solo la mayor parte del día.

Sin embargo, Harry volvió a pasar un día estupendo con su familia y se resistía a marcharse, sobre todo porque sabía que tendría que volver al relativo aislamiento de Privet Drive. Fue necesario que Severus le recordara que se suponía que debían pasar desapercibidos y que Figg probablemente sospecharía si no lo veía por allí, para que considerara la posibilidad de marcharse.

-¿Entonces volvemos directamente a Privet Drive?- preguntó Harry con un suspiro.

-No, hay algunas cartas y regalos de tus amigos que conseguí recuperar de ese maldito elfo, así que puedes recogerlos antes de volver-, respondió Severus, poniendo internamente los ojos en blanco por haber cedido ante el mocoso. Recibió a cambio una sonrisa brillante cuando Harry empezó a despedirse de sus parientes y sintió que su viejo y arrugado corazón se calentaba al verlo, más aún cuando Harry lo rodeó con sus brazos para que pudieran aparecerse.

THE PRICE OF FREEDOMWhere stories live. Discover now