37.

2.1K 185 34
                                    

Contenido +18, pero eso ya lo saben jeje ¡Disfrútenlo!


Sus manos acarician cada parte de mi cuerpo, apretando con suavidad mientras me besa. Sus labios vuelven a mi cuello, pero no se quedan ahí y besa la piel de mis senos que el brasier no cubre. Se cuela por debajo de mi espalda y yo me arqueo un poco para facilitarle el trabajo, dejándome desnuda de la cintura para arriba.

Su boca se adueña de mis pechos y yo me arqueo, de manera involuntaria, al sentir las corrientes eléctricas adueñarse de mi cuerpo. Su lengua hace maravillas en mis pezones y yo gimo sin poder contenerme, mientras sus manos magrean la carne de mi cintura y caderas con precisión. Sus besos húmedos viajan por mi abdomen y muerde con delicadeza un costado de mi cuerpo, haciéndome respingar.

Sus manos traviesas me bajan, con una tortuosa lentitud, las bragas y me dejan completamente expuesta a él. Besa la cara interna de mis muslos, haciendo que me remueva en mi lugar y cubro mi rostro con las manos cuando lo siento bajar y bajar hasta rozar con su respiración mi intimidad.

La anticipación me carcome entera y cubro mi boca con la mano para ahogar el grito que se me escapa al sentir su lengua acariciar mis pliegues con lentitud. Él alza un poco su rostro para verme y no sé por qué eso me parece de lo más caliente, aunque la vergüenza se apodere de mí.

Sigue su trabajo, torturándome con su boca mientras reparte besos, lametones y succiona en sitios que me vuelven loca. Mis gemidos aumentan y siento un ligero temblor en las piernas cada cierto tiempo. No me puedo controlar más y me levanto de sopetón al sentir que toca un punto en mí que me altera aún más.

Estoy demasiado sensible y no puedo dejar de decirle que pare, pero no me hace caso de nuevo. Me tortura y lo intensifica cuando introduce dos dedos en mí, penetrándome con ellos en un ritmo que me tumba de nuevo a la cama.

― ¡Mierda, Mauricio! Para, para. ¡Para, por favor! ―suplico, sintiendo como las lágrimas se escurren por mis mejillas. No es por nada malo, sino que no puedo parar de apretar mis párpados al sentirme tan expuesta a un placer más grande que mi cuerpo entero.

Aumenta el movimiento de su lengua, dando cortos y rápidos puntazos que me llevan al extremo y termino gritando su nombre al explotar en un orgasmo que me desarma por completo.

Él se levanta, pero no lo dijo ir muy lejos. Lo atraigo a mí con piernas temblorosas y cae sobre mi cuerpo, soltando una risita sensual, y se entierra en mi de golpe. Sus embestidas son lentas, pero salvajes y junto nuestras frentes mientras gimo sobre su boca. Nuestros alientos se mezclan entre ellos y sonreímos cuando nuestras miradas se cruzan.

Siento que quiero decir algo, como si estuviera atorado en mi garganta, pero no me atrevo a decirlo. Dejo caer la cabeza mientras me sostengo de su cuello y él acelera sus embestidas, besando y mordiendo la piel de mi cuello y hombro.

Mi cuerpo entero empieza a tensarse y él gruñe, tal vez porque siente como me voy apretando a su alrededor, y aviva aún más las fuertes estocadas hasta que alcanzo un segundo orgasmo, aún más avasallante que el primero.

Mauricio me llena el rostro de besos, haciéndome reír y me lleno de tantos sentimientos que me desbordo y empiezo a lagrimear hasta terminar soltando un ligero llanto.

―Hey, amor... ¿Estás bien? ¿Te lastimé? ―pregunta, preocupado. Yo niego con la cabeza y él se sienta, tirando de mi brazo para que yo haga lo mismo. Sin embargo, me sorprende al cargarme y colocarme sobre su regazo―. Entonces, mi reina. ¿Qué sucede?

―No sé ―lloriqueo un poco―. Nunca me había pasado esto ―admito, riendo también―. Siento que fue demasiado para mi cuerpo y tengo que drenarlo de otra manera también.

A fuego lento | Libro 1|  Trilogía "Gastronomía del placer". (+18)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin