IX

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- Stefan, ¿A dónde vas? - Preguntó Kristian cuando salió de su dormitorio después de la hora de la comida y se encontró con su gemelo saliendo a paso ligero del suyo, la habitación de en frente.

- Mamá va a hacer un picnic con las seleccionadas, ¿No lo sabías? - Respondió este esbozando una sonrisa y comenzando a caminar por el pasillo.

- Espera, tenemos que hablar. - Kristian cerró la puerta de su dormitorio y dio un par de pasos hacia su hermano, que se había detenido para observarle con una mueca de desgana.

- ¿Ahora? ¿No puede ser en otro momento?

- No. Tiene que ser ahora.

- Suenas como una chica ahora mismo. - Comentó Stefan riendo y giró sobre si mismo, con la intención de reanudar la marcha.

- Déjate de estupideces y ven. - Ordenó Kristian con la mandíbula apretada, igual que cuando su padre se enfadaba.

     Stefan sintió la autoridad en su voz, los pelos se le pusieron de punta durante un instante, ¿Desde cuándo se parecía su hermano tanto a su padre? Eso no le gustaba, nada.

     Obedientemente volvió a girarse y estableció contacto visual con su hermano, dejándole claro que le seguiría y hablaría con él.

- ¿Qué pasó? - Preguntó Kristian cuando ya se hubieron adentrado en su despacho y la puerta estaba cerrada.

- Vas a tener que ser más específico. - Pidió Stefan acercándose al ventanal con las manos escondidas en los bolsillos de su pantalón.

- La noche en la que casi eliminas a Evelyn, ¿Se puede saber por qué reaccionaste así?

- No sabía que era su hermano, y, aún siéndolo, tienen prohibido ver a la familia, no entiendo que mi reacción te afecte tanto.

- Ellas tienen que cumplir normas, pero nosotros también. Y tenemos que dar ejemplo, ¿Qué reyes seremos si ni siquiera hacemos esto bien?

- Hermanito mío, te estás tomando esto demasiado en serio. Me alteré, actúe sin pensar. Todos cometemos errores. - Explicó Stefan, encogiéndose de hombros.

- Debemos cuidar lo que decimos y hacemos, dentro de poco tendremos que hacernos cargo de un reino entero.

- Tendrás. - Corrigió Stefan, dejando vagar la vista por el cielo azul y despejado que se apreciaba a la perfección tras el ventanal.

- No sabes a quién elijirán de heredero.

- Kristian, lo sé. Sabes que nunca le he caído muy bien a nuestro padre, tú serás rey.

     Stefan pronunciaba cada palabra con tanta seriedad que Kristian tuvo que dejar de hablar, nunca había visto a su hermano tan seguro de lo que decía.

- Así que, por favor, déjame disfrutar la Selección. Sé que tú tampoco estabas de acuerdo en esto, pero déjame encontrar el amor aquí y poder encontrar una joven con la que pueda pasar el resto de mi vida.

- Sabes que, aunque no encuentres a una chica aquí, puedes encontrar otra en cualquier otro lugar.

     Stefan dejó escapar una leve risa de suficiencia antes de responder al último comentario de su hermano:

- No espero que lo entiendas, Kristian, pero me hace especial ilusión el encontrar a mi esposa aquí. Tú ya te has enamorado de una chica antes y ella de ti, déjame vivir eso, por favor.

     Al esperar varios segundos y ver que su gemelo no decía nada al respecto, Stefan recuperó el ánimo con el que siempre solía contar y salió del despacho con una amplia sonrisa en el rostro, con la intención de dirigirse al picnic de su madre y las seleccionadas.

     Kristian se quedó en el interior del despacho, apoyado sobre su escritorio con la mirada perdida, sin siquiera preocuparse por cerrar la puerta.

     ¿Qué ya se había enamorado antes? Era posible, tal vez hubiese estado enamorado de Anastasia pero, ¿Cómo saberlo si solo se habían dado un beso ligero sobre los labios cuando eran pequeños? No es que hubiesen compartido momentos más especiales que ese, ni que se hubiese pasado noches sin dormir pensando en ella.

     Y Evelyn... Tampoco era el caso. Tenía ganas de conocerla, y extrañamente se sentía feliz cuando había estado con ella las últimas veces pero, ¿De ahí a estar enamorado? Lo dudaba, aunque no sabía con certeza si lo estaba o no. Era todo un lío.

     A eso se le juntaba que, dentro de poco tiempo, podría convertirse en rey, o su hermano, y tendrían que llevar adelante un reino entero, un reino del que ni siquiera había visitado todas las ciudades, un reino cuyos súbditos no conocía y no sabía las condiciones en las que vivían.

     Soltó un pesaroso suspiro, intentando apartar de su mente todo tipo de pensamiento. No era la hora de agobiarse por hechos futuros, era el momento de centrarse en las jóvenes de la élite y en acabar la selección lo antes posible.

     Diez seleccionadas... No podía eliminarlas así como así como había hecho con las anteriores, al menos, no sin antes haber tenido citas con ellas. Además, contaba con que, a partir de ese momento, tendrían a periodistas y cámaras circulando por palacio, ¿Lo sabrían las jóvenes? No le entusiasmaba la idea aunque... Así eso a lo mejor podía facilitarle el eliminar a algunas jóvenes.

     Dejó escapar otro suspiro, no merecía la pena seguir pensando, ya llevaba un rato largo ensimismado en pensamientos que lo único que hacían era agotarlo. ¿Y si seguía los pasos de Stefan y se pasaba por el picnic de su madre y las jóvenes? Sólo para fingir frente a la cámara que estaba encantado con la selección y con las chicas.

* * *

- Estoy nerviosa. - Comentó Brielle en un susurro acercándose a Evelyn y rodeándole el brazo.

- La reina es muy cercana, no tienes por qué estar nerviosa. - Contestó Azalea.

     Evelyn estaba aliviada pues sus amigas parecían no haber cambiado su actitud hacia ella a pesar del incidente con los príncipes y que apenas les había contado nada al respecto.

- Sí. Además, era como nosotras. - Susurró Bianca, dejando vagar la vista por los arbustos.

     Las diez seleccionadas se dirigían a la zona donde la reina ya les esperaba con todo preparado. Todas se habían cambiado mínimo de zapatos y les habían permitido ponerse manoletinas o sandalias para la ocasión. Evelyn tenía clarísimo que se quedaría con los zapatos que llevaba, le daba igual si tenía que esconderlos.

     La reina las recibió sentada sobre una gran manta de cuadros colocada con cuidado sobre el césped y con sándwiches, dulces y diferentes bebidas.

     Sin embargo, también le acompañaban un par de periodistas, cargando dos grandes cámaras con las que enfocaron la llegada de las seleccionadas, a las que no se les había informado.

     Ada, Iris y Brielle actuaron con tanta naturalidad que cualquiera habría dicho que les estaban grabando todos los días. Al resto de jóvenes, les costó más hacerse a la idea de que, desde ese entonces, siempre podrían tener a un cámara detrás, tal vez sin darse cuenta.

- Adelante, sentáos por favor. - El tono de voz de la reina y el ambiente invitaron a todas las seleccionadas a tomar asiento y sentirse cómodas, todo lo cómodas que podían estar con un par de personas extrañas grabándolas.

     Evelyn y Ada acabaron sentadas bastante alejadas la una de la otra y Brielle había terminado a uno de los lados de la reina, teniendo esta al lado opuesto a una joven de expresión agradable.

     La reina, Greta, sin hacer caso de las cámaras y sin decir ni una sola palabra sobre ellas, comenzó la conversación con las seleccionadas. Les ofreció bebida y comida y empezó sacando temas de conversación amenos que ayudasen a las jóvenes a conocerse un poco más entre ellas y a ella.

Esta semana termino el último examen que me queda, así que a partir de la semana que viene publicaré más seguido :)
¿Qué os está pareciendo la historia hasta ahora?

La ÉliteWhere stories live. Discover now