VIII

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     La mujer entró con una sonrisa amable en el rostro, paseando sus ojos azules por todas las seleccionadas que permanecían en palacio, deteniéndose tan solo unos segundos más en Evelyn que en el resto.

     Esperó a que los soldados cerrasen la puerta por la que había entrado para comenzar a hablar con un tono de voz tan dulce y agradable que Evelyn sintió al instante que no le iba a regañar por el pequeño malentendido que hubo entre ella y los príncipes. 

- Buenos días a todas. Supongo que me conoceréis, pero me gustaría presentarme ante vosotras igualmente. Me llamo Greta, ¿y vosotras? - La reina esbozó una sonrisa al finalizar y esperó pacientemente a que cada una de las seleccionadas se presentase ante ella. 

     Las jóvenes dijeron su nombre y de qué parte del reino provenían, haciendo una leve reverencia cuando terminaban. La reina asentía y sonreía a cada una de las chicas, prestándole la misma atención a todas. 

- Encantada. - Dijo cuando Brielle había cerrado la ronda de presentaciones. - Solo quedáis diez. La Élite, no sé si seréis conscientes de lo que implica formar parte de ella. Dos de vosotras os casaréis con mis hijos y una se convertirá en reina de Xirian, pero el resto que no acabe teniendo ese privilegio o desgracia pasará a formar parte de la alta sociedad. Sois chicas afortunadas, se os ha brindado una oportunidad que os ha cambiado la vida para siempre y eso conlleva responsabilidades. 

     Las diez jóvenes observaban absortas a la reina mientras esta hablaba, manteniendo el porte elegante y estricto. Se notaba la tensión en el ambiente y, en ese momento, Evelyn fue consciente de lo que la Selección había hecho en su vida.

     La reina tenía razón, cuando Evelyn volviese a su casa, no solo su familia tendría más dinero, sino que ella misma contaría con un nivel social más elevado por haber sido una de las jóvenes de la Selección,  tal vez hasta le invitasen a bailes o ceremonias en palacio y no tendría que volver a trabajar limpiando casas. 

     Todo porque le había llamado a los príncipes su apariencia, pues cuando eligieron a las seleccionadas por primera vez, por mucho que le hubiesen preguntado cosas variadas, poco podían conocer de ellas. Estaba enormemente agradecida por haber tenido esa suerte, pero no podía quitarse de encima la sensación de haber llegado tan lejos sin haber dependido de su capacidad, sentía que estaba ahí sin merecérselo, sin haber luchado por ello. 

- Pero también es una experiencia agradable. - Continuó la reina, consiguiendo que Evelyn dejase a parte sus pensamientos. - Durante la Selección habréis hecho amigas para toda la vida, compañeras y consejeras. Y yo quiero ser una de ellas.

     El rostro de las seleccionadas, incluso el de Ada, se enterneció con las palabras de la reina. La dulzura con la que hablaba y el cariño con el que las miraba realmente les hacía sentirse apreciadas por ella, por el segundo nivel de poder más alto de Xirian.

- Yo no nací en la realeza. Al igual que vosotras crecí y me crié entre las calles del reino, trabajé como costurera tras acabar los estudios y ni siquiera soñaba con tener una oportunidad como la de vivir la Selección. Y, sin embargo, aquí estoy. Casada con el rey, con dos hijos e instruyendo a jóvenes seleccionadas.

     La mente de Evelyn trabaja rápidamente, como casi siempre hacía y, mientras la reina hablaba, se le aparecían las imágenes de su familia. Intentaba imaginarse a la reina de joven, trabajando igual que ella y varias preguntas surgían de vez en cuando: ¿Acabaría siendo ella elegida? ¿Acabaría a lo largo de los años dando el mismo discurso que la reina le estaba dando ahora? ¿Le habría dicho la reina anterior a Greta las mismas palabras que ella estaba pronunciando?

- Durante el tiempo que permanezcáis, a las diez jóvenes que quedáis, se os seguirán impartiendo clases. Clases que no serán de conocimientos tan teóricos como los de antes y, no os preocupéis, no habrá ningún examen que pueda descalificaros. - Explicó la reina sonriendo con gracia.

     Brielle asintió sonriente, acercándose un par de centímetros a Evelyn sin poder contener la emoción que llevaba acumulando desde que la reina había entrado en la habitación.

- Pero no quiero estresaros hablando solo de vuestras responsabilidades. Quiero que os sintáis cómodas en palacio y que vivais al máximo está esperiencia. ¿Cómo es el ambiente entre vosotras? ¿Os lleváis bien?

     Las jóvenes permanecieron mudas ante las preguntas, ¿Qué se suponía que debían decir? No todas se llevaban bien entre ellas; no había que observar nada más que a Evelyn y Ada durante un par de días y ver que apenas se dirigían la palabra.

- Es un ambiente agradable, aunque podría llegar a ser mucho más cómodo. No todas nos conocemos demasiado, al haber pasado de un número tan grande a uno tan reducido en tan poco tiempo. - Fue Brielle la que elevó la voz y respondió a su majestad en nombre de todas.

     Su cabellera pelirroja ondeaba con gracia y su sonrisa inocente, que rara vez abandonaba su rostro, parecía ser más amplia que de costumbre.

     La reina asintió conforme con la respuesta, paseando la mirada una vez más sobre todas y cada una de las seleccionadas.

- Me encantaría ayudaros a que vuestra relación mejore. ¿Qué os parece hacer un picnic esta tarde? En el jardín interior central del palacio, a las cinco y media. Estará todo preparado y pasaremos un buen rato para poder conocernos un poco mejor.

     Las diez jóvenes asintieron encantadas con la idea. Qué la reina se mostrase tan amigable y expresase sus deseos de hacerse cercana a las chicas le transmitía a Evelyn tanta confianza y tranquilidad que casi se había olvidado de la falsa eliminación por parte de Stefan.

- Entonces, si me lo permitís, iré a cambiarme de ropa; los tacones y tiaras son hermosos y precisos para mantener una buena imagen, pero no es lo más cómodo que digamos para un picnic. - Dicho eso, la reina desapareció de la sala tras guiñarle un ojo a las seleccionadas y esbozar una amplia sonrisa.

La ÉliteWhere stories live. Discover now