XV

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     Los invitados continuaron llegando hasta pasada una hora y media. Fue entonces, cuando el salón estaba prácticamente lleno, el momento en el que los familiares de las seleccionadas comenzaron a aparecer.

     Evelyn distinguió a lo lejos a los padres de Ada, que fueron a abrazar a su hija, y pudo averiguar quiénes eran los padres de Iris y Heldiah.

     Había cámaras casi por todo el salón, grabando los abrazos de las familias y a todos los invitados. A Evelyn le importaba poco, solo quería ver a sus hermanos y a su madre de una vez, ¿Por qué tardaban tanto en llegar?

- Evelyn, este es mi padre. Papá, esta es mi amiga, Evelyn. - La dulce voz de Bianca llamó la atención de la joven.

     Iba acompañada de un hombre alto y curtido por el trabajo y las horas al sol. Tenía una cabellera mediana de un castaño oscuro y la piel morena, con ojos prácticamente negros. ¿Cómo podía haber salido Bianca con el pelo y la piel tan claras?

- Es un placer conocerle. - Comentó Evelyn, haciendo una reverencia que le salió automática.

- El placer es mío, no llevo aquí ni quince minutos y Bianca no ha parado de hablarme de ti y de Azalea. Muchas gracias por estar con mi hija estas semanas en palacio.

     El padre de Bianca le estrechó la mano a Evelyn y el tacto áspero delataba la gran cantidad de trabajo que había sufrido.

- No las de, por favor, su hija es de las mejores amigas que tengo aquí, es encantadora.

     Con un abrazo Evelyn se despidió del padre de Bianca y de su amiga, que desapareció en busca de Azalea, para presentársela a su padre igual que había hecho con Evelyn.

     Ésta centró su atención en la entrada nuevamente, estaba desesperada por ver a su familia cruzar la puerta. Todas las seleccionadas se habían reunido ya, Reiwin con una mujer y un niño pequeño, Azalea con sus padres y su hermana, Brielle con un hombre con el cabello de su mismo color... Y todo el mundo sonreía abiertamente.

- Por favor, que las familias y las seleccionadas entren al salón por completo para que podamos comenzar a servir la cena. - Los príncipes, mayormente Stefan, iban pidiendo a las jóvenes y sus familiares que abandonasen el recibidor de palacio, dónde se habían reunido con sus familias, y se adentrasen en el salón.

- ¿Aún no llega tu familia? - Preguntó Kristian en voz baja, a un par de pasos detrás de Evelyn.

     Ella ni siquiera se giró, no quería apartar la vista de la puerta, sabía que llegarían pronto. Al menos, eso esperaba.

- No... Pero no les quedará mucho.

- Tal vez no vengan. Los choferes son muy impacientes, si no estaban listos cuando llegaron a recogerlos pueden haberse negado a traerlos.

- No. Mi madre no hace esperar a nadie. Y mis hermanos tampoco. - Replicó Evelyn con seriedad. Sabía que eso no era una opción. ¿Y si les había pasado algo? ¿Y si habían tenido un accidente?

     El corazón comenzó a latirle con demasiada fuerza mientras las ideas se le amontonaban en la mente, tal vez había ocurrido algo grave y ella estaba allí, plantada sin hacer nada, sin siquiera ser consciente... Sin darse cuenta su frecuencia respiratoria aumentó y las inspiraciones se fueron volviendo más cortas y menos profundas.

     Kristian vio a sus espaldas cómo Evelyn comenzaba a agobiarse, cada vez más, y dio un paso hacia ella. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo podría consolarla? Lo más probable es que no hubiese pasado nada grave.

     Cuando el príncipe estaba a punto de poner su mano sobre el hombro de la joven y, tal vez, dedicarle un corto abrazo, la puerta principal se abrió y un corto chillido agudo hizo que Evelyn se moviera de su posición.

La ÉliteWo Geschichten leben. Entdecke jetzt