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     Kaira, Kristian y su abuelo no tardaron en escuchar la música salir del gran salón.

- ¿Y esa música? - Preguntó la joven emocionada, desviando la atención de una flor roja que había conseguido distinguir en la oscuridad de la noche a la puerta que comunicaba con el salón de baile, a varios metros de ellos.

- Esa música significa que el baile ha comenzado, jovencita. - Explicó el abuelo de Kristian, sonriendo mientras los recuerdos de su propia selección le inundaban la mente.

- ¡Un baile! ¿Podemos entrar? Por favor, ¿Podemos? - Pidió Kaira dando saltos de alegría y tirando levemente de la mano del príncipe que aún seguía sujetando.

- Sí... Sí, claro. - Respondió Kristian, con la mirada algo perdida.

     ¿Con quién estaría bailando Stefan? Dudaba bastante que fuese Evelyn, desde la falsa eliminación era consciente de que apenas habían hablado y sabía que era porque su hermano tenía demasiado orgullo, no lo dejaría de lado para bailar con ella teniendo nueve seleccionadas más.

     ¿Estaría bailando Evelyn con alguien? No sabía por qué, pero no era capaz de imaginársela bailando en el gran salón, lleno de gente y cámaras grabando absolutamente todo.

- ¿Por qué no devuelves a la joven con su familia y aprovechas para bailar, Kristian? - Propuso su abuelo justo cuando estaban a punto de entrar al salón.

     Su nieto le observó con una leve sonrisa y asintió despacio, no le entusiasmaba bailar delante de todos, incluidos los cámaras, pero su padre se enfadaría si no lo hacía.

- ¿Vas a pedirle un baile a mi hermana? - Preguntó Kaira con una sonrisa socarrona dibujada.

- No lo sé. De todas formas, eres una cría aún, no preguntes esas cosas. - Respondió el príncipe, desviando la mirada y eliminando la sonrisa que tenía.

- Espero que seas más agradable cuando vayas a pedirle el baile. ¿Sabes? A mi hermana le gustan los chicos que tienen un buen humor.

- Entonces no sé ni por qué he dicho de cuidarte. - Susurró Kristian, pensando para sí mismo.

- Bueno, también le gustan los chicos que son educados, aunque a qué chica no.

- ¿Cómo sabes todo eso? ¿Te lo ha dicho ella? - El príncipe se agachó un poco, para igualar la altura de Kaira y poder hablar con más privacidad. La joven sonrió orgullosa al haber podido captar su atención.

- Las chicas hablamos de esas cosas, sobre todo si es la única hermana que tengo. - Respondió la joven encogiéndose ligeramente de hombros. - Y también sé que le encantaría que le pidieses un baile.

- Yo no estoy tan seguro de eso.

- Si no le pides un baile nunca lo sabrás.

     Kristian se elevó dando la conversación por terminada, no podía permitir que una chica de quince años le diese consejos de amor o le hablase de una de las seleccionadas. Aunque, ¿Le gustaría en verdad a Evelyn que le pidieses un baile?

     En el interior del salón la temperatura se elevaba un par de grados y el ambiente era mucho más agitado que en los jardines. Los invitados se habían colocado de forma que en el centro de la sala había un gran espacio, dónde Kristian pudo distinguir a Azalea, bailando con su hermano. Se movían con mucha gracia y elegancia, él sería incapaz de verse así.

     Caminó entre mujeres y hombres mientras buscaba a Evelyn o algún miembro de su familia.

- Están ahí. - Susurró Kaira señalando disimuladamente un punto del salón, un punto en el que se veía a su hermana, con Sven aún abrazado a ella, al lado de una joven que parecía relucir por su blanca tez y cabellera.

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