XIX

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     Durante el rato que Kaira estuvo con Kristian Evelyn aprovechó para hablar más con su madre y sus hermanos. No le contaron muchas cosas que ella ya no supiese de antes, si se paraba a pensarlo, tan solo había estado un mes lejos de ellos, no había sido tanto tiempo; aunque a ella le había parecido demasiado.

     En un determinado momento tuvieron que buscar un asiento para su madre, que se encontraba agotada de permanecer tanto tiempo de pie y sin apenas moverse. Eso les llevó a acercarse más al resto de presentes en el salón, por lo que Evelyn no tardó mucho en vislumbrar a sus amigas.

- Un segundo, voy a por mis amigas, quiero presentároslas. - Avisó con una sonrisa antes de caminar hacia Bianca y Azalea, que se encontraban juntas.

     Sven se negaba a separarse de su hermana mayor, así que fue con ella, pegada a su vestido.

     Azalea y Bianca le saludaron con una sonrisa y un abrazo cada una. Ambas estaban con sus familias, el padre de Bianca y los padres de Azalea parecían haber empatado estupendamente y a la joven de pelo blanco le encantaba pasar el rato con la hermana pequeña de Azalea, que rondaba la edad de Kaira.

- No sabía que tenías un hermano pequeño, es encantador. - Comentó Azalea agachándose a saludar a Sven.

- Hola. - Fue lo único que le dedicó, sin dejar de observarla con esos ojos y esa mirada tan intensa que tenía el más pequeño de los Aberdeen.

- Me gustaría presentaros a mi madre y al resto de mis hermanos, ¿Podéis?

- Por supuesto, y nuestros padres también pueden conocerse, ven.

     La joven morena no le dejó a Evelyn apenas tiempo para pensar; le sujetó de la muñeca sin ejercer mucha fuerza y la arrastró justo enfrente de sus padres.

- Mamá, papá, Jazmin, ella es Evelyn Aberdeen.

- Encantada, Azalea habla muy bien de ti, supongo que seréis amigas. - La madre de Azalea tenía una voz realmente dulce y era hermosa; su esposo tampoco se quedaba atrás.

     En ese momento Evelyn entendió por qué Azalea y su hermana eran las dos tan atractivas, no era difícil teniendo esos genes. Además, se notaba a primera vista que provenían de una buena familia, a diferencia de la suya su porte era mucho más elegante.

- Sí, así es, encantada.

- El placer es nuestro. - Comentó el padre de Azalea con una sonrisa y ofreciéndole a Evelyn una mano que ella, obviamente, estrechó.

- Me gustaría presentar a Azalea y Bianca a mi familia, ¿Les importa?

- Adelante, por favor, y así también podremos conocer a tus padres. - La madre de Azalea se hizo con una copa de esa bebida de tonalidad amarillenta que llevaban toda la noche sirviendo y asintió dispuesta a seguir a Evelyn.

     Esta los llevó a todos frente a su madre, Caspian y Elyan, emocionada por presentarle sus amigas a su familia, aunque aún tenía que encontrar a Brielle entre tanta gente, no la había visto en toda la noche.

- Mamá, ella es Azalea. Y Bianca. Y sus familias. Ella es mi madre, Sarah, y él mi hermano mayor Caspian. Él es mi hermano mellizo Elyan y este de aquí es Sven, mi hermano pequeño.

- No sabía que tenías una familia tan grande. - Comentó Azalea asombrada, saludando a todos y cada una con una sonrisa y un par de besos en las mejillas.

- Y no has conocido a mi hermana pequeña, Kaira, está... Explorando el salón.

- Ya sabía que tenías una familia grande, pero verlo en persona me parece fascinante. - Bianca habló casi en un susurro, paseando la mirada por todos y cada uno de sus hermanos detenidamente.

- Bueno, yo he visto cosas más fascinantes en la vida. - Dijo Elyan. Se aproximó un par de pasos a las jóvenes, sin poder apartar sus ojos de Bianca, había algo en ella que le había dejado completamente hechizado.

     A pesar de que él y Evelyn nunca habían hablado de esos temas, ella supo al instante que su hermano había tenido un flechazo por su amiga, no había más que mirar cómo le observaba abstraído completamente, con la boca ligeramente entreabierta, las cejas levemente elevadas y los ojos perdidos en su rostro.

- Tal vez deberíamos buscar a Kaira, ¿No crees? - Preguntó Evelyn a su hermano, dándole un pequeño golpe en el brazo intentando traerlo de vuelta a la tierra.

- Sí, sí, tienes razón. - Elyan respondió y giró la cabeza a su hermana gracias al pequeño golpe, saliendo del hechizo en el que parecía estar metido.

- ¿Por qué no vas a buscarla?

- ¿Por qué no vas a buscarla tú? - Propuso Elyan con una sonrisa pícara, intentaba decirle con la mirada a su hermana que quería pasar más tiempo con sus amigas y Evelyn había captado el mensaje a la perfección.

- Porque si los príncipes las ven contigo podrían eliminarlas, ¿O no habías pensado eso, genio?

     La verdad es que Elyan no se había parado a analizarlo, pero su hermana melliza tenía toda la razón del mundo; si casi la habían eliminado a ella siendo hermanos, cualquier otra chica de la Selección sería eliminada al instante.

     Realizó una cómica reverencia a modo de despedida, no podía arriesgarse a que eliminasen a dos jóvenes, encima amigas de su hermana, por su culpa.

- Ha sido un placer conocerlas. - Sus ojos se encontraron con los de Bianca cuando terminaba de hablar y acabó dándose la vuelta con una sonrisa dibujada en el rostro de oreja a oreja.

* * *


- Podéis empezar a tocar, ya va siendo hora de que comience el baile. - Avisó Stefan a los músicos con una amplia sonrisa.

     Ya había divisado a su primera compañera y, como era costumbre que los príncipes comenzasen el baile con alguna seleccionada, Stefan caminó hacia un extremo del salón, dónde se encontraban Azalea, Bianca y Evelyn conversando alegremente.

- Buenas noches hermosa dama, ¿Me concedería este baile? - Preguntó el príncipe haciendo una bien practicada reverencia.

     Evelyn le observaba con una sonrisa, saltaba a la vista lo diferentes que eran Stefan y Kristian, el segundo nunca habría pedido un baile de ese modo, al menos, eso se imaginaba ella.

- Sería un honor, alteza. - Azalea respondió a Stefan con otra reverencia, perfecta, y una sonrisa en sus labios.

     Él tomó su mano y le dedicó un beso en el dorso al mismo tiempo que sus ojos no perdían de vista los de ella, y acto seguido la llevó al centro del salón, dónde se había formado un gran espacio para bailar.

     Stefan y Azalea se fundieron en un conjunto de giros, saltos, vueltas y pasos. El vestido que ella llevaba se movía al mismo compás que el de la música y ambos consiguieron captar la atención de todos los presentes, hasta la mayoría de las cámaras que había sólo se centraron en grabar ese momento.

- Son preciosos. - Susurró Evelyn, viendo lo feliz que se encontraba su amiga al estar bailando con el príncipe.

- Azalea realmente quiere a Stefan, aunque no sé si él siente lo mismo... Espero que sí. - Añadió Bianca, también sonriendo al ver a su amiga.

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