XXXIII

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     Hablaron poco más antes de que a Evelyn le entrase sueño.

- Deberías ir a dormir, se te cierran los ojos. - Comentó el príncipe en un susurro. Se había quitado la chaqueta del traje en algún momento y descansaba realmente cómodo en la silla. Bueno, se habría encontrado más relajado si su corazón no hubiese estado latiendo desbocado cada vez que veía a Evelyn recoger un mechón de su pelo, parpadear con lentitud por el sueño...

- Es usted muy observador, alteza. - Replicó la seleccionada, sonriendo entretenida a pesar de estar cansada.

- Lamento que mi conversación te haya aburrido tanto.

     Evelyn amplió más su sonrisa y se puso en pie del diván con cierta lentitud.

- No os disculpéis alteza, por favor. - La joven realizó una cómica reverencia, aunque a medio camino tuvo que detenerse, de vez en cuando se le olvidaba que tenía la espalda surcada de cicatrices.

- ¿Te sigue doliendo? ¿Es mucho? - Quiso saber el príncipe al ver la mueca que Evelyn había intentado ocultar. Se levantó rápidamente de la silla y fue a sujetarla de los brazos, para ayudarle a enderezarse.

- No es para tanto, solo me duele en ocasiones, con ciertos movimientos.

- Oye, puedes... Puedes ser sincera conmigo. Sé lo que se siente, sé cómo es el dolor... y lo mucho que tarda en desaparecer.

     Tal vez fue gracias a la cercanía que había entre sus rostros que Evelyn podía perderse completamente en el azul de sus ojos. La profundidad de su mirada le consumió por completo y, en lo más recóndito, pudo ver algo oscuro: dolor, y le inundaron unas ganas inhumanas de llorar, sin siquiera saber por qué.

- ¿Estás bien? ¿He dicho algo? - Preguntó Kristian al ver cómo un par de lágrimas resbalaban por las mejillas de Evelyn. Separó sus manos de sus brazos con urgencia, pero solo para limpiárselas y acariciar su rostro.

- ¿Cómo? ¿Cómo lo sabes? - Preguntó la seleccionada, aunque no necesitaba preguntarlo, ella ya sabía la respuesta.

- Bueno, digamos... Que Stefan y yo tampoco hemos tenido una vida fácil. - Respondió el príncipe, reviviendo en su memoria todos los castigos y regañinas que se habían llevado él y su hermano por parte de su padre. - Aunque no es un tema de conversación agradable. Siento haberte hecho llorar justo antes de dormir.

- No se disculpe, alteza, así tardaré menos en conciliar el sueño, hasta debería agradecerle.

     Kristian dejó escapar una corta risa. Y el sonido fue sorprendente tanto para Evelyn como para el propio príncipe, que hacía años que no se reía.

     La seleccionada abrió los ojos sorprendida, durante un muy corto periodo de tiempo había podido ver... Al príncipe sonreír. Más aún, había podido escuchar al príncipe reír. Y había sido... Evelyn se llevó una mano al pecho inconscientemente, el corazón había comenzado a latirle con más fuerza que de costumbre.

- ¿Por qué no sonreís con más frecuencia, alteza? - Preguntó aún fascinada, sin ser capaz de apartar sus ojos del rostro del príncipe.

- Es... Una historia un poco amarga. - Respondió Kristian en un susurro, perdiéndose también en los ojos de la joven. - Es tarde, vayamos a dormir.

     El príncipe separó lentamente las manos del rostro de Evelyn y la guío hasta la cama, siempre dejando que sus brazos le sirviesen de apoyo.

- Descansa. - Pidió en voz baja cuando Evelyn se separó de él por completo y se tumbó en el colchón boca abajo, aún moviéndose con cautela.

- Gracias, alteza. Descansad vos también. - Respondió la seleccionada, cerrando los ojos y agradeciendo interiormente y de todo corazón todo lo que Marian y el príncipe habían hecho por ella esas últimas semanas.

* * *

     Kristian fue a despertar a Evelyn, como de costumbre, y también le llevó el desayuno aquella mañana.

- Pensaba que hoy me reincorporaba. - Comentó la joven al ver entrar a Kristian cargando con una bandeja repleta de dulces.

     Se apresuró a levantarse de la cama y fue a ayudar al príncipe, mientras este le respondía:

- Y así es, pero he pensado que tal vez te gustaría disfrutar de un último desayuno tú sola.

- Muchas gracias, alteza. - Kristian dejó la bandeja sobre la mesa y Evelyn se dirigió hacia allí también. - ¿Vos habéis desayunado?

- Sí, aunque no demasiado.

- ¿Es eso así? ¿Por qué no probáis algo de lo que me habéis traído? Como siempre, me temo que habéis traído más comida de la que puedo ingerir. - Ofreció la seleccionada con una sonrisa y acercándole a Kristian una pasta redonda con algo similar a mermelada en el centro.

- Tendré que aceptar, si me lo propones con esa sonrisa. - Kristian aceptó la pasta y le pegó un bocado no muy grande, sus ojos estaban centrados en otra cosa.

     Daba igual cuánto tiempo la viese, cada vez que miraba a Evelyn su corazón latía emocionado y se perdía en sus facciones. ¿Desde cuándo había comenzado a sentirse así? No podía recordar el momento justo.

- ¿Cómo es el ambiente entre las seleccionadas? - Preguntó Evelyn curiosa. A pesar de no tener ganas de volver a formar parte de la Élite, no podía negar que quería ponerse al día con todo lo que había pasado en palacio en las últimas semanas que ella había faltado.

- En estos días Heldiah e Hivdis han sido eliminadas. Y... Stefan quiere eliminar también a Bianca. Soy consciente de que sois amigas, por eso te lo digo, ¿Quieres que permanezca más en palacio?

     Evelyn realmente se sorprendió, tanto que tuvo que dejar de saborear un trozo de bizcocho. El príncipe le acababa de preguntar si quería evitar que Bianca fuese eliminada, ¿Tan importante era su opinión para él? Sin embargo, por mucho que desease que sus amigas nunca fuesen eliminadas, si el número de seleccionadas no se reducía, no acabarían nunca.

- Esa decisión no me conviene, alteza.

- Lo sé . - Comentó el príncipe algo avergonzado, la punta de sus orejas se había coloreado ligeramente y desvío la vista sin darse cuenta. - Solo quería asegurarme de que tu estancia en palacio era lo más agradable posible, sé que... No ha sido fácil hasta ahora.

     El corazón de Evelyn latió con más fuerza varias veces antes de que pudiese asimilar por completo sus palabras, y una sonrisa se dibujó en su rostro cuando las hubo asimilado.

La ÉliteWhere stories live. Discover now