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     Evelyn descubrió rápidamente que con Ada y Heldiah, una joven de pelo corto y oscuro y piel clara, por mucho tiempo que pasasen juntas, no podrían llevarse bien.

     Luego había dos chicas que siempre estaban juntas y que parecían apoyarse mutuamente sin tener la más mínima intención en entablar amistad con el resto de seleccionadas. Una era de cabellera pelirroja oscura y solía contar con una expresión seria la mayor parte del tiempo, Hivdis, y la otra, Dahlia, que parecía ser la más joven de todas las restantes, con una piel impoluta y pelo castaño.

     Por último, y sin contar a Azalea, Bianca, Brielle y Evelyn, quedaban Iris Orerain, que seguía viéndose igual de bien puesta que la primera vez que Evelyn la conoció, y una joven de expresión simpática, Reiwin, que nuestra protagonista reconoció, ya había hablado con ella una vez, en una limusina de camino a plató para alguna entrevista.

     A pesar de que la reina intentaba integrar a todas las jóvenes en la conversación Evelyn hablaba poco, no le agradaba que hubiese cámaras grabando constantemente, ¿Y si decía algo que no debía y le acababan eliminando? Ya había tenido sustos suficientes.

- ¿No vendrán los príncipes? - Preguntó uno de los periodistas a la reina asomando la cabeza por detrás de la cámara.

     Greta le dedicó una mirada tan feroz que el hombre se arrepintió de haber abierto la boca, aunque le respondió con dulzura:

- Es un picnic por y para las seleccionadas, ya os lo dije cuando os empeñasteis en venir, no sé si mis hijos se presentarán o no. Si tan poco os interesa sin la presencia de los príncipes, sois libres de marcharos.

     Con una sonrisa la reina terminó de dirigirles la palabra a los periodistas y volvió a centrar su atención en las seleccionadas.

- Majestad, ¿Alguna vez durante la selección o después de ella le echaron en cara el provenir de una familia de plebeyos? - Preguntó Reiwin, sin perder la simpatía de su expresión, continuando con la conversación que estaban teniendo antes de ser interrumpidas.

- No realmente, aunque sí es cierto que no venía de una familia pobre, podíamos permitirnos algún capricho de vez en cuando; pocas veces, pero podíamos. No se dice, pero se sabe que las seleccionadas elegidas como esposas para los reyes son de una familia relativamente buena, a pesar de no ser de la realeza.

     Bianca bajó la cabeza, intentando rehuir todo contacto visual y fingiendo estar infinitamente interesada en los detalles de su vestido.

     Evelyn se percató de ese detalle y la curiosidad le asaltó: ¿Cómo sería la vida de Bianca antes de haber sido seleccionada? Saltaba a la vista que la respuesta de la reina le había hecho, posiblemente, hacerse sentir inferior, Evelyn también se había sentido así. Parecía que ambas estaban fuera de lugar entre las diez seleccionadas que quedaban, todo por no haber nacido en una familia determinada.

     ¿Qué podría hacer Evelyn para ayudar a su amiga? Le hubiese gustado estar sentada a su lado y poder haberle brindado, aunque fuese, un ligero toque, pero Azalea se encontraba entre ambas y no parecía haberse dado cuenta de la situación de Bianca.

     Lo que sí llamó la atención de las jóvenes fue el movimiento brusco que hizo uno de los cámaras, grabando un punto en el que no se observaba a ninguna de las seleccionadas. Incluso la reina dirigió la mirada hacia tal punto y se encontró con su hijo Stefan, que caminaba animadamente hacia ellas.

- ¿Se me permite sentarme un rato con tal agradable compañía? - Preguntó acercándose a su madre y agachándose a su lado, entre ella y Brielle.

     La mayoría de seleccionadas le brindaron miradas enamoradas y sonrisas encantadoras, asintiendo con la cabeza ante su pregunta, pero al final fue la reina quien terminó de dar el permiso:

- Adelante.

     Las chicas se movieron un poco, para hacerle hueco al príncipe, que se sentó entre su madre y Brielle, ofreciendo su encantadora sonrisa a todas y cada una de las seleccionadas.

- ¿De qué hablaban tan bellas damas?

     Stefan se introdujo en la conversación sin prestar atención a las cámaras. Él ya estaba acostumbrado a que le grabasen, más que ningún miembro de su familia, pues siempre era el que asistía a las entrevistas de cara al público. Sin embargo, no le hacía nada de gracia que tuviesen libertad para observar sus citas y que luego estas las pudiese ver el reino entero.

- Les contaba un poco cómo fue mi experiencia en la Selección. - Respondió Greta, acariciando con cariño el hombro de su hijo. - Pero ya hemos hablado suficiente de mi.

     La presencia de Stefan animó la conversación y consiguió que todos los presentes diesen de vez en cuando, gracias a varios chistes y comentarios ingeniosos. Su carácter alegre se contagiaba con facilidad, al igual que su sonrisa, y eso solo conseguía demostrar por qué era la cara de la familia real que siempre se enseñaba al público.

     A pesar de la participación del príncipe en el picnic, Evelyn continuó sin hablar demasiado, tampoco es que Stefan se preocupase mucho por ella; de vez en cuando le lanzaba algunas miradas, pero nada más allá de aquello. Y ella lo entendía, tampoco se moría por hablar con él después de que casi la eliminasen por haber abrazado a su hermano.

     El picnic, que parecía ser una increíble idea, acabó haciéndose algo pesado, no solo para Evelyn, si no para Bianca también, que se sentía fuera de lugar casi en todo momento, a pesar de esforzarse para que el resto de jóvenes y los miembros de la familia real no se diesen cuenta. Se distraía observando la hierba o las flores, o los adornos de los platos, dedicándole a los periodistas miradas furtivas de cuánto en cuánto.

     Lo que sí llegó a sorprender a Evelyn, y a la mayoría de seleccionadas, fue ver la silueta de Kristian acercarse a su lugar pasado un tiempo desde que Stefan había llegado. Los ojos abiertos y el cese de las conversaciones delataron que nadie se esperaba la aparición de Kristian.

     El príncipe evaluó la posición de cada uno de los miembros en el círculo que habían formado, y acabó acercándose a su madre y agachándose a su lado, en el opuesto a Stefan.

- ¿Puedo sentarme? - Le preguntó en un tono de voz bajo y muy calmado.

- Claro. - La reina le sonrió y se movió ligeramente para que su hijo pudiese sentarse a su lado, quedándose entre ella y Reiwin, que le ofreció una hermosa sonrisa.

- Ahora que estamos todos. - Comentó Greta, captando la atención de los presentes. - Quisiera preguntaros, extrañáis a vuestras familias, ¿No es así? - Preguntó a todas las seleccionadas.

     Evelyn asintió con la cabeza a la vez que se le iluminaban los ojos, ¿Podrían verlas? ¿Les dejarían visitarles? Ada, Azalea y un par de jóvenes respondieron con afirmaciones mientras el resto asentía con la cabeza o simplemte miraba a la reina.

- Como solo quedáis diez, la élite, se realiza un baile. Es una celebración para permitir que, no solo los príncipes, sino más miembros de la realeza y la alta sociedad os conozcan. Estaba pensando que, tal vez, podamos invitar a vuestros familiares más cercanos, para que podáis verlos un poco.

     Esa era la mejor noticia que Evelyn había recibido desde su llegada a palacio. Podría ver a sus hermanos y a su madre, estaba tan contenta que no podía parar de sonreír, era incapaz de contener su felicidad.

- ¿Cuándo tendrá lugar el baile, majestad? - Preguntó emocionada, deseando que fuese cuanto antes.

- Pues veamos... Hoy estamos a jueves, ¿No es así?

     Brielle asintió con la cabeza sin dejar de sonreír.

- Pues el sábado por la noche, ¿Es una buena fecha?

     Evelyn supuso que preguntaba porque, si iban a ir sus familiares, sería difícil si el baile se hacía entre semana pues tendrían que trabajar. Aunque realmente, las familias como la de Evelyn trabajaban todos los días.

- Es estupendo. Estoy deseando que llegue el día. - Comentó Heldiah con una sonrisa, aunque algo pequeña en comparación con la de Brielle, por ejemplo.

- Nosotros también. - Dijo Kristian, dedicándole una rápida mirada a Ada. Gesto que no le pasó desapercibido a Bianca.

La ÉliteWhere stories live. Discover now