cristian y mara se conocen gracias al hermano de la última, nunca cruzaron más de dos palabras pero la tensión entre ambos era palpable. el casamiento de un amigo en común puede cambiar el rumbo de la vida de ambos.
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estábamos con cristian en mi casa, les habían dado un día libre por lo que aprovechamos para pasarlos juntos, a pesar de que siempre nos la pasábamos juntos nos gustaba pasar tiempo con el otro. a mi más que nada porque no conocía a nadie en esta ciudad más allá de él y ana, si no estaba con ellos estaba sola y siempre prefería estar con el cordobes.
valen, su hijo, jugaba en el piso con los juguetes que él le había traído ya que en mi casa no contaba con nada más allá de una televisión para que se divirtiera. sonaba música en un volumen bajo, para que nos permitiera hablar tranquilos.
- no sabia que hoy te tocaba a vos estar con él - dije cebando un mate, él era horrible para hacerlo así que nunca lo dejaba cebar
- no pero como tenia el día libre le pedí a karen si me dejaba estar con él, siento que es muy poco el tiempo que estamos juntos y quiero aprovechar lo más mínimo, espero que no te moleste - dijo recibiendo el mate mientras observaba como su hijo quería encastrar un par de bloques
me sorprendía lo igual que era a su padre, tanto en los ojos como en su naricita levemente torcida, hacia que muriera de ternura cada vez que lo veía.
- ¿mira si me va a molestar? lo amo a él, es re tranquilo, no como vos, en eso si que son distintos
él se rió mientras negaba la cabeza y me devolvia el mate. era tan lindo el hijo de puta que me hacía caer cada día mas a sus pies.
- eso porque no entró en confianza, cuando lo haga te va a romper los huevos vas a ver
me agache para acariciarle la cabeza al nene de casi dos años, él me miró con una sonrisa en su rostro, haciendo que le tenga incluso más cariño que antes, si es que era posible.
- imposible que con esa carita me moleste, mira lo hermoso que es - dije girando mi cabeza hacia el cordobes, quien ya nos observaba a ambos con una sonrisa
había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había soñado con situaciones como estas, donde era feliz junto al cordobés sin importar los demás. que el tiempo nos haya vuelto a hacer coincidir en inglaterra me parecía irreal, como si un hilo invisible nos estuviera uniendo desde hace tiempo.
él se quedó callado mirandonos y al ver como sus ojos no se despegaban de nosotros mis mejillas se volvieron rojas, todavía no me acostumbraba a todo lo que me hacía sentir, él todavía me ponía nerviosa como si fuera la primera vez que me miraba.
- ¿qué? - pregunté soltando pequeñas risas entremedio, su mirada era insistente y parecía ver todos mis defectos e inseguridades, por eso nunca me había gustado que se queden observándome por mucho tiempo, temía que vean todo lo que me esforzaba por esconder
- nada que siempre quise esto, tenerte a vos acá conmigo y con mi hijo, no puedo pedir nada más. soy feliz, no necesito a nadie ni nada más - dijo todavía manteniendo el contacto visual, como si quisiera que todas sus palabras se quedasen grabadas en mi cabeza, para su suerte lo estaba logrando
