Capítulo 17 M.E

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Estábamos almorzando Jonathan, Nancy, Steve y yo con este último a mi derecha.

Había escrito una pregunta que tenía en mi mente desde lo de la enfermería.

-¿Dos chicos se pueden enamorar? -se la mostré disimuladamente.

-Nancy -guardó el papel -lo lamento, pero no podremos tener la cita hoy -me señaló con la cabeza.

Ella se quedó un rato pensando hasta que volteó la vista al club de Eddie.

-No hay problema, pero aprovecha a revisar su herida de la cabeza -señaló donde estaban ocultas mis orejas.

Jonathan, al igual que yo, no parecía entender nada.

-¿Pasó algo? -cuestionó el chico.

-Solo una pequeña herida que se hizo en las orejas -declaró la chica -¿Quién pasa a la tienda por un "corta garras"?

-Yo, vamos a ir después de la escuela y le aprovecharé de comprar un helado -afirmó -¿Vas por los libros y nos vemos en mi casa?

-¿Qué libros? -cuestionó Jonathan.

-Le compramos a Siete unos libros, no te preocupes -aclaró.

Yo no tenía idea qué sucedía. Solo hice una pregunta.

[Mientras tanto en otro lado]

-Dios, no tengo idea qué hacer la siguiente vez que le vea -declaré golpeando mi cabeza contra la mesa.

-Pedirle una cita es una buena opción -mencionó Wilbur -ya te besó, no entiendo qué más quieres.

-Solo la mejilla -comenté.

-Ah, querías uno en los labios antes de siquiera pedirle una cita o declararse -se burló.

No pude decir nada ya que llegamos con los otros miembros del club, pero no podía evitar desviar mi mirada a la mesa de Siete.

Pude notar que Steve y Nancy hablaban de algo con Jonathan cuando nuestras miradas se encontraron.

-¿Tú amar alguien? -preguntó en señas pequeñas.

Así nos comentó la maestra que susurran.

- -respondí con nervios -¿Tú?

-No lo sé -aceptó -yo aún no tener claro.

-¿No claro? -cuestioné.

-No sé si esos sentimientos son solo para las mujeres o si puedo querer a hombres también -aclaró despacio para que le pudiera entender algo tan largo.

Mi cara debería estar hirviendo ahora mismo, mi amigo me pegó un codazo para que pusiera atención a algo que estaban hablando, pero mi mente no podía salir de qué tal vez a Siete también le gusten los chicos.

No sabía qué decirle, si iba o no ser muy obvio, si lo confundo o algo...

El timbre sonó y él se despidió con la mano y una sonrisa antes de ser encontrado por el supuesto Billy y llevárselo en el hombro.

Que ganas de partirle la cara.

-¿Ya fuiste a buscar la página del ensayo que se te quedó en tu casa? -preguntó mi amigo cuando todos se fueron para ponerse a caminar.

-No, aún no voy a buscarla... -no quería ir.

-Vale un 60% de nuestra calificación de este año -suspiró -con cualquier otra hoja no habría problemas, pero esa es el tema con la firma de la profesora, sin eso ni siquiera lo va a revisar.

-Iré, no te preocupes -sonreí, a lo que en su cara podía ver qué no me creyó.

-Bien, pasando a otro tema -se acercó -¿Qué tanto hablaban tú y tu novio?

-No es mi novio, no aún al menos -susurré devuelta.

-Un par de clases de lenguaje de señas y ya eres todo un Romeo -se burló.

Le golpeé ligeramente el brazo como protesta a lo que se hizo el herido.

-Para con la escena o le diré a tú mamá que botaste todos los vegetales del almuerzo -amenacé.

-Por favor no, está loca desde que me diagnosticaron anemia -pidió tratando de poner ojos tristes.

-Te dijeron que el brócoli era una de las mejores cosas que podías comer -mencioné.

-¡Es un asco! -hizo cara de disgusto -he probado de todo, freírlo, hacerlo crema, ponerle especias... ¡Incluso intenté con salsa de soya!

-¿No eras alérgico? -comenté entrañado.

-Sí, pero eso no evita que sea deliciosa, es un placer culposo -dramatizó -no lo entenderías...

-Lo que yo entiendo es que ustedes dos van tarde a clases -declaró un profesor a nuestra espalda.

Ay, no.

[Mientras tanto en otro lado]

Ser cargado como saco de papas no me gustaba para nada.

Mis costillas dolían, pero al menos me llevó al frente de mi puerta rápido, claro que mis amigos no lo veían así, ya que lo perseguían exigiendo que me suelte.

-No pesas nada -comentó soltándome.

¿Gracias? No sé si eso es bueno o malo...

-¿Tienes alguna idea de cómo rechazar a una chica? -preguntó dejándome sorprendido -generalmente las ignoro y se van, pero esta se me declaró cuando me dejaste en el salón y me ha seguido todo el día.

Negué con la cabeza, nunca he tenido pareja ni me sé los nombres de mis compañeros, no tengo forma de ayudarlo.

-¡Deja de acosar a Siete! -le retó Nancy antes de empujarme al salón.

Luego de unos segundos llegó el profesor para pasar materia.

Esta vez sí era algo interesante, se trataba de cómo anteriormente los eruditos solían tener varios títulos ya que no habían requisitos más allá de practicar el campo.

Siendo uno de los ejemplos más conocidos el de Leonardo da Vinci, que estudió aerodinámica, la hidráulica, la anatomía, la botánica, la pintura, la escultura y la arquitectura, para dar unos ejemplos.

Es increíble que como no había una cierta cantidad de años para estudiar, la persona podía experimentar en los campos que quisiera, sobretodo porque actualmente nadie cuestiona si se merecen esos títulos.

Una vez escuché a un militar decir que había entrado a las fuerzas armadas solo porque a su familia no le alcanzaba para llevarlo a la universidad y quería los beneficios para poder ahorrar lo suficiente para que su hija vaya.

Mi padre jamás haría algo así, y mi madre ni hablar...

Es algo admirable que haya puesto su vida en peligro durante años, no haber visto a su familia y sufrir traumas solo para que su hija esté bien...

-No sé sabe mucho de la vida privada de esta figura histórica -comentó el profesor -pero eso no debe ser relevante para nosotros.

-¿No es su vida privada gran fuente de inspiración para sus ideas tanto artísticas como mecánicas? -preguntó Nancy tomando notas.

-Pasando de tema... -ignoró completamente la pregunta.

La verdad es que tiene razón, lo que hacemos es influenciado fuertemente por nuestras vivencias y relaciones con otras personas.

Creado Para EstoWhere stories live. Discover now