Capítulo 19 E

196 34 6
                                    

Aún tenía la mano en el teléfono ya colgado, sentía tantas emociones distintas que era difícil procesarlas todas.

-Eres un idiota -se burló Wilbur acostado en el sofá -cuando me dijiste que ibas a llamar pensé que te darías cuenta lo ridículo de la idea, él no te podía contestar.

Me sentía avergonzado, realmente no pensé en eso.

-Pero no -se río -fuiste a pedirle el número a Nancy, llegaste aquí, te obligué a hacer las tareas y en todo ese tiempo no pensaste en cómo te iba a responder por teléfono.

-¿Por qué no mejor te vas a practicar el solo de guitarra? -me quejé.

-Porque me frustra y me distrae el reírme de tí tan enamorado que podrías pegarte con una puerta y pedir disculpas -se levantó para ir a la cocina -espera a que le diga a mamá y a papá que llamaste a tu amor mudo esperando que te hablara por teléfono.

-Voy a cortarle la cabeza a Sir Charles Ginger'Ale -amenacé, era un peluche suyo de un niño pelirrojo con rulos y un bigote negro.

-Si lo haces te raparé el pelo y le diré a Siete que es para que se alejé de tí porque te da asco verlo -declaró serio en la puerta antes de volver a cocinar.

Que delicado...

[Al día siguiente]

No había dormido bien, realmente no sé cuándo fue la última vez que lo hice. Entre el planear campañas, modificarlas todos los días por las decisiones que toman mis compañeros, la banda, las clases de lenguaje de señas y que los padres de Wilbur me obliguen a hacer mis tareas, apenas y puedo cerrar los ojos.

Y si a eso le sumamos que un lindo castaño aceptó ir al baile conmigo, aunque solo fuera como amigos, era una misión imposible.

Pude ver a Siete bajando del auto. Dios, tengo tantas ganas de pasar mi mano por esos rulos, se ven tan suaves.

-Si dejaste de babear -llegó mi amigo asustándome -recuerda que hoy es el último día para que vayas a buscar el proyecto a la casa de tu tío.

-No babeo idiota, solo camino -reclamé -y ya lo sé, solo lo estaba evitando, pero hoy voy por él.

-¿Quieres ayuda? -ofreció -recuerda quién te llevó al hospital la última vez.

-Estaré bien -declaré -iré en la noche mientras él esté drogado o alcoholizado.

-¿Y estás seguro que eso es suficiente? -cuestionó preocupado.

-Sí, además, no le caes bien -mencioné -es más seguro que trate de golpearme si voy contigo que sin tí.

-Eddie... -me hizo un gesto con la cabeza para que volteara.

Ahí estaba el chico que me gustaba con una cara muy preocupada.

-¿Alguien te está lastimando? -me preguntó de frente.

-No es nada por lo que te debas preocupar -traté de calmarlo, se veía más asustado.

-Yo iré contigo a buscar lo que necesites si tú amigo no puede -ofreció.

-No es necesario -afirmé.

-No era pregunta -señaló firme para tomar mi muñeca.

Estaba a punto de un corto circuito.

-Quiero que estés sano y salvo -aseguró para volver a tomar mi brazo.

-Gracias... -era lo único que podía a decir entre mi vergüenza.

El timbre tocó y nos fuimos a mi salón aún juntos para después él irse.

-Le gustas -afirmó mi amigo que venía detrás -le gustas mucho.

-¿Cómo estás tan seguro? -pregunté cansado de sus bromas.

-Es en serio -aclaró -te ofreció acompañarte y todo.

-Tú también idiota -le recordé.

-Pero yo te pregunté, él no, simplemente quiere ir -hizo la "diferencia" -además, con lo delgado que es parece que tú lo tendrás que proteger antes que él a tí.

-Si se refieren a Siete, eso no podría ser más falso -llegó Steve al salón -no sé porqué o de qué te va a proteger, pero estarás seguro.

-No es nada que te incumba Harrington -declaré.

-Mis amigos siempre me incumben -se acercó -si algo le pasa, de quién te tendrás que cuidar es de mí -afirmó para después irse a su puesto.

-¿Tienes algún problema con Siete? -se me acercó el nuevo con olor a cigarro en la boca.

Decidí ignorarlo, era un idiota después de todo.

-Parece que tu novio tiene guardaespaldas -susurró Wilbur.

Después de la clase iba a ir al recreo cuando noté al tan nombrado afuera.

Sus ojos se iluminaron al verme de una manera hermosa.

-¿Qué tal la clase? -preguntó con una sonrisa.

-Aburrida, pero está bien -comenté -siendo el último semestre ya no hay casi materia que pasar.

-¿Cómo te sientes? -cuestionó mirándome fijamente.

-Bien, en serio, no debes preocuparte -estabas avergonzado.

-¿Quieres comer conmigo y los demás? -ofreció acercándose -claro que también tu amigo está invitando.

-Claro que iremos -llegó este -perdón, tuve que ir a dejar algo en mí estuche, había salido con la goma en la mano.

El asombroso chico delante mío hizo como si se reía, era raro que no imita ningún sonido, pero esa postal la quería guardar en mi cerebro.

Antes de darme cuenta, el dueño de Sir Charles Ginger'Ale estaba tratando de empujar a Siete para ir al patio, a lo que lo seguí.

-¡¿Cómo te agarras tan bien al piso?! -gritó de la frustración mientras que el contrario simplemente lo miraba.

Luego de dar unos pasos por el pasillo se había negado a avanzar.

Con algo de vergüenza lo tomé de la cintura para subirlo y bajarlo, realmente era muy ligero.

-No es tema de peso -afirmé -realmente se afirma con esos zapatos mejor que yo.

-Tal vez si lo soltaras podría volver a intentarlo -me señaló a lo que yo voltié.

Al notar lo cerca que estaba y que aún sostenía su cintura fuertemente, los colores se me subieron a la cabeza.

Me alejé tratando de fingir que no pasó nada.

-¿Puedo hacer té con agua hervida en tu cara? -preguntó Wilbur -estás más rojo que un semáforo.

Cuando alguien abrió la puerta entrando al pasillo pude ver qué afuera había unas personas de traje raras buscando algo con máquinas.

Creado Para EstoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora