Capítulo 53

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Por órdenes debía esperar encima de este árbol a que llegara el objetivo y saltarle encima para evitar que se escapara.

Tenía hambre. No había comido desde hace más de 24 horas.

Técnicamente puedo estar otras 76 sin consumir nada, pero el estrés y las recuperaciones por disparos lo hacían difícil.

-¡¿Qué demonios se supone que están haciendo?! -llegó el capitán a la escena.

-Esperamos por el sospechoso -informó el policía.

A él le pegó una cachetada y a mí me encendió el botón que activaba la electricidad en el cuello.

-¿Creen que les dí la mejor de las bestias para que estén todo el día esperando? -bajé antes que me diera otra descarga -él ya sabe exactamente lo que pasó y nadie se acercaría a su casa con policías esperándolo.

Aterricé y el "jefe" me tomó de la garganta clavándome las uñas para arrastrarme hacia los demás.

-Dilea lo que sabes de la escena -puso su pistola en mi cabeza.

-Un monstruo gigante la tenía marcada con su olor, mi teoría es que necesita alimento después de llegar en la casa de ayer -señalé.

-¿Hay alguien más marcado? -me miró fijamente.

Si le decía la verdad, no solo el chico de las pizzas podría morir, sino que también los demás por la ira de este sujeto.

Nunca se ha permitido fallar. Veamos qué hace cuando no pelea contra humanos.

-Sí, sé dónde trabaja, pero no su nombre -comenté.

-¿Ya vieron? -se rió -perdieron el tiempo, mejor vamos a ver a ese muchacho.

Me tomó del brazo y me arrojó al auto.

-¿Quieres un chocolate? -preguntó ofreciéndome con una sonrisa el capitán.

Es una trampa para sus juegos mentales otra vez.

-¿Señor, por qué tan derrepente...? -el "jefe" me metió al auto de una parada y me encerró ahí.

Supongo que aún no se da cuenta que lo escucho igual.

-¿Sabe la forma más rápida de generar dependencia de alguien hacia usted? -cuestionó -la forma en que no lo van a traicionar.

-No señor -afirmó el uniformado.

-La intermitencia -sonrió de manera sádica.

Odiaba esa técnica de él. Ya había caído en ella y realmente me costó salir de eso.

-Por mucho que maltrates a alguien, si de vez en cuando le das un premio o dedicas falsas palabras bonitas. La persona se queda, por mucho que sangre y llore tiene fé de que vuelva el "premio". Y cómo ya lo has hecho sabe que eres capaz.

-¿No es eso cruel? -mencionó uno -darle esperanzas que algo va a cambiar y luego seguir golpeándolo.

Es cruel, solo que no le importa.

-Ese chico nos hubiera matado a los tres si no me tuviera suficiente miedo por tácticas así -aseguró -gracias a eso ahora tengo a la bestia bajo mi control.

Me dí cuenta que voltearon, por lo que me miré hacia otro lado fingiendo no haber escuchado nada.

Llegamos al restaurante de pizzas.

Quería negarme a entrar, pero si lo hacía me volverían a disparar y ya estaba cansado.

Supongo que ellos tendrán que explicar mi existencia.

Creado Para EstoWhere stories live. Discover now