Capítulo 21

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Me desperté cuando llegamos, ya varios de mis rasguños más leves se habían curado.

-¿Seguro que solo te quieres duchar? -preguntó Eddie mientras me levantaba.

Yo asentí clavando mi cara entre su pecho y su hombro.

Siguiendo las indicaciones de Steve me dejó en el baño para luego ir a buscarme ropa.

-Ya te traje todo -comentó -¿Necesitas ayuda? -preguntó al notar que no había entrado a la ducha.

-Ni lo pienses idiota -le tomó mi amigo para sacarlo del baño -si realmente necesitas ayuda, llegaré con tres golpes en la puerta.

Una vez estuve solo no pude evitar llorar de alivio. Puse el agua lo más caliente que se podía y me quité la ropa lentamente mientras se llenaba.

Estaba llena de sangre y mugre junto con baba, tengo que quemarla. Lástima que era de mis conjuntos favoritos.

Me metí y las heridas obviamente ardieron, pero nada a lo que no estuviera ya acostumbrado.

Lavé todo mi cuerpo saliendo el agua morada entre la tierra y la sangre.

Salí apoyándome en el borde para sentarme y ponerme la ropa interior y pantalones. Sabía que por mis pies también debía ponerme calcetines, pero realmente me desagradan.

Con la camiseta también puesta salí dando pasos cortos apoyándome en la pared.

-¿Te sientes mejor? -preguntó Steve al verme salir, a lo que yo asentí -ven para ponerte vendas.

Eddie estaba ahí sentado con el botiquín, lo que me dió algo de vergüenza.

Sintiendo la cara caliente me senté en el sofá y levanté la parte superior de mi atuendo.

Mi amigo ya me había visto, pero nunca comentó nada, aunque por el contrario, el chico lindo estaba con cara de haber visto un cadáver.

No lo culpo, por mucho que sabe rápido las heridas más grandes dejan cicatrices y hay muchas.

Se quedó callado mirando el piso durante toda la curación solo entregando lo que le pedían y eso que no vió mi espalda...

¿Será que tiene asco? Tal vez le dé miedo, la mayoría se nota que son en combate, lo más probable es que me crea agresivo ahora.

¿Quién lo culpa? Mi cuerpo está marcado desde que tengo memoria, pero sé que las personas "atractivas" no deberían tener marca alguna. O eso fué lo que me dijeron antes de maquillarme para una misión.

-Bien, ya terminé con las de la espalda -declaró mi amigo -ahora necesito que te pongas de lado.

Tenía miedo, mi espalda quedaría a la vista del chico y no quería que se alejara.

-Te juro que no se irá -susurré mi amigo casi leyendo mis pensamientos -y si lo llegar a hacer, cosa que dudo, lo mato.

Me voltié a verlo y estaba sonriendo, algo que me relajó lo suficiente para hacerle caso.

Pude escuchar la respiración de Eddie cambiar, pero traté de seguir creyendo en las palabras de Steve, quien empezaba por mi pie y luego iría a mi abdomen.

Una vez listo me volví a poner la camiseta antes levantarme para ir a buscar al chico lindo.

Le extendí mi mano con una sonrisa, algo que pareció llamarle la atención, pero aún no la aceptaba.

Tomé el primer paso y entrelacé nuestras manos para agarrarlo fuerte.

Él se paró aún con una cara de sorpresa, pero no sé separó.

-¿Ya se van? -cuestionó Steve -si no llegas antes que oscuresca, te iré a buscar.

Asentí y me despedí con la mano que tenía libre. Después de un rato caminando Eddie se atrevió a preguntar.

-¿Cómo conseguiste tantas cicatrices? -parecía muy preocupado -¿Alguien te ha estado lastimando?

-Son con los años -tuve que separar nuestras manos para responder, pero se sentía fría -cuando llegue el momento te contaré de cada una.

-De acuerdo, pero si algo o alguien te está lastimando así, por favor, dime -había mucho miedo en sus ojos, por lo que volví a juntar nuestras manos para acercarlo y besar su mejilla.

Era tan suave y se tiñó de color rojo después de separarme, no me creo que alguien pueda ser tan lindo.

¿Cómo es que no tiene novia? ¿Y si la tiene? Nunca le he preguntado...

¿Estaría mal desear que sea uno de esos chicos que les gustan los chicos? Realmente quiero conocerlo más, tanto que pueda prepararle el regalo perfecto o el día perfecto. Él se lo merece.

Cuando estábamos llegando apretó nuestro agarre con fuerza justo antes de soltarse.

-No es que no me guste tener nuestras manos así -trató de explicarse -me encanta, pero mi tío no es de esas personas que no le tomarían atención a eso. Es más seguro para tí así.

-¿Seguro para mí? Yo te vine a proteger para que pudieras entregar el proyecto -recordé -no te preocupes por mí.

-Aunque lo digas, lo seguiré asiendo -susurró para sí mismo -bien, tendremos.

Con una llave de su bolsillo abrió la puerta y entró silencioso conmigo detrás.

En un sofá estaba un señor viejo y descuidado tirado roncando. Si es a él a quién evitamos, esto será muy sencillo.

Cuando Eddie sacó el sobre que contenía el papel necesario, obviamente revisando esto, dejó caer una goma de borrar que estaba al lado justo encima de una guitarra del cuarto haciendo sonar las cuerdas.

Pudimos sentir al dormido levantarse haciendo que el dueño de casa me obligara a meterme bajo la cama.

-Veo que volviste -se subió los mocos de la nariz respirando fuerte -¿No estabas con tu amiguito?

Se le notaba al chico lindo que tenía miedo, así que salí por detrás de su tío y con un a camiseta que había tirada en el piso le agarré el cuello al mayor para hacerlo caer hacia atrás.

Ya abajo me agarró del pie aún herido lo que hizo que le aplastará la mano por instinto.

Cuando me alejé un poco trataba de parse, pero le costaba mucho. Eddie no se lo pensó dos veces y aprovechando que aún no se ponía de pie agarró mi mano y salimos corriendo del lugar.

Ocultos detrás de otro remolque pude ver a Billy trotando, Al parecer él también me vió, por lo que se acercó.

-¿Dónde estabas? -preguntó -te fuí a buscar, pero Steve me dijo que hoy no podrías hacer ejercicio.

Le mostré la venda de mi pie debajo del calcetín y la del abdomen, claramente evitando que se vieran las demás cicatrices.

-Entiendo -no pidió ninguna explicación -¿En cuanto te podrás volver a unir?

Le levanté tres dedos de una mano, eran heridas demasiado profundas.

-¿Tres semanas? -negué -¿Meses? -volví a negar.

-¿Días? -preguntó sorprendido el más lindo, a lo que yo asentí.

-Bien, a esta hora te iré a buscar en tres días -avisó para seguir trotando.

Antes que me cuestionara los tres días, porque se le notaba en la cara que lo iba a hacer, lo tomé de la mano y me puse a caminar devuelta a casa.

¡Hola!

Espero que se encuentren lo mejor posible y que les haya gustado el capítulo.

¡Nos leemos luego!

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