Capítulo 51

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Ella estaba fumando algo al lado del lago mientras lloraba.

¿Su novio en el equipo de fútbol americano no dijo que ella era impecable?

Se nota que no la conoce lo suficientemente bien. Podría estar aquí tratando que se sienta mejor en lugar de las drogas.

Iba a ir a tratar de preguntarle cómo pudiera qué estaba mal, pero mis sentidos se activaron cuando una pata volviendo a tomar un color oscuro salió del agua.

¡Demonios!

Corrí lo más rápido que pude, la tomé con un brazo y nos alejé de la orilla justo antes de que la atrapara.

Punto a favor para la teoría que los busca.

O pudo ser una simple coincidencia.

-¡¿El gay guapo?! -¿Qué clase de sobrenombre es ese?

La solté y la pata volvió al agua frente a nuestros ojos.

-¡¿Qué demonios era eso?! -se arrastró asustada para después mirarme con atención y alejarse más.

Rayos, se me había olvidado ocultar mis partes animales.

-¿Qué tenía la marihuana de ese señor? -se quedó mirando algo parecido a un palo.

Esa es una gran idea.

-Ahora me imagino que me salva ese chico... Un desperdicio de hombre -¿Disculpa? -¿Será porque sabe escuchar?

¿Será porque no puedo hablar y no sabes lenguaje de señas?

-Pero te ves muy real -me apretó la cara, a lo que la alejé -definitivamente le volveré a comprar.

Sus pupilas están muy dilatadas y olía horrible, me quería ir, pero esa cosa podría volver a intentar matarla.

Tengo un deber de nacimiento, por mucho que quisiera ignorarlo.

-¿Algún día podría casarme con alguien que me escuche así? -probablemente si dejas las drogas sería más sencillo encontrarlo -las expectativas, los límites, la presión. Me estoy ahogando y ahora mi única salida es imaginarme a un chico gay que me entienda -se acercó mucho.

Me alejé un metro y medio de ella. Me quería ir a casa.

Sobretodo ahora que sabía la respuesta del paradero de la bestia.

Sonreí cuando me acordé que la casa en donde está toda la policía no está muy lejos.

De mala gana pasé su brazo por mi hombro y me acerqué hasta las sirenas.

La dejé apenas sobre sus propios pies y le dí un ligero empujón dando un par de pasos hasta dormirse y caer en los zapatos de un policía.

Yo ya estaba encima de un árbol para cuando trataron de mirar si había algo ahí.

Estaba a punto de devolverme cuando noté la presencia de Nancy. Con el monstruo tan cerca no era seguro que se fuera sola a su casa tan tarde.

Luego de una larga conversación sobre qué relleno de dona era mejor con un glaseado de chocolate se dignaron a entrar.

Duraron tres segundos con la puerta abierta hasta que uno se dió la vuelta y vomitó.

El orgullo del pueblo...

Les falta firmeza en el estómago. ¿Es la primera vez que ven partes de cuerpos desmembradas.

Yo lo identifiqué por el olor, pero ellos tendrán que llevarse una mano para buscar sus huellas digitales.

Ví a mi amiga tratando de escribir notas, por lo que me acerqué sigilosamente y oculté mi cola, nariz y orejas.

Cuando toqué su hombro pegó un salto de miedo y me golpeó por asustarla.

-¿Qué estás haciendo aquí? -cuestionó mirándome fijamente.

-¿Crees que te dejaría sola con el monstruo que hizo eso suelto? -esa es la verdad, de porqué me quedé.

-Gracias -me sonrió -no quieren volver a entrar -señaló a los policías jugando "piedra, papel o tijeras".

-¿Qué creen que están haciendo? -¿Por qué? ¿Por qué otra vez?

Era el soldado que me había encontrado antes.

-¡El nuevo capitán! -gritó uno de miedo -disculpe, señor, pero la situación adentro...

Bien, definitivamente la vida no quiere que confíe en el capitán de policía.

-¡Mascota! -momento de fingir que no me habló a mí... -sé que me escuchaste, si haces que vaya hasta tí...

Me dí la vuelta tratando de fingir una sonrisa.

-¿Cuál es la situación? -preguntó.

-Señor, es un civil, él no puede saberlo -trató de decir entre tartamudeos uno de los uniformados.

-Un monstruo se comió al señor que trabajaba en una tienda de electrodomésticos -avisé y me volví a voltear.

-¿Quién es él? -me preguntó mi Nancy.

Le hice como si no importara, nadie quien me enorgullezca conocer después de todo.

Sentí sus pasos, sabía lo que venía, pero si me resistía sería peor.

Me empujó y golpeó fuertemente mi cuello haciendo que mis partes animales salieran como modo de defensa.

Clavó sus uñas en mi oreja y me arrastró hasta los dos adultos que estaban sorprendidos.

-Usenlo para el caso -ordenó -él es mejor que cualquier perro o agente que puedan llegar a conseguir.

-Pensé que me dejaría en paz -señalé con dificultad.

-No me dijiste tú dueño, así que mientras estés en este pueblo serás propiedad de la policía -sonrió.

Me jaló con fuerza hacia el piso y me puso ese maldito collar.

-Les daré una copia del control -le avisó a sus compañeros -pueden darle un shock eléctrico cuando no coopere o cuando quieran es divertido.

-¿Señor...? -no se veían muy seguros.

-En lo general me gusta más dispararle -sacó el arma y le dió a mi brazo ganándose las sorpresas de todos -entre más asustado está, más rápido se cura, así que deben ver el miedo en su mirada y saborearlo como un pastel recién horneado.

-¡¿Qué cree que está haciendo?! -se trató de meter mi amiga.

-Gracias por devolver a mi mascota -le apuntó a ella con la pistola -si no haces todo lo que ellos y yo te digamos, me aseguraré de que haya un agujero en esa cara. Y no creo que se regenere como tú.

La miré, traté de sonreír hasta que otros uniformados se la llevaron contra su voluntad.

-Tiene de todo -jactó -dientes que desgarran todo tipo de cosas al igual que sus garras, puede escuchar a kilómetros de distancia cuando está en alerta y ver más lejos -me tironeaba mi cara mostrando "el potencial" -mi parte favorita es su cola, la puedes tironear y le duele un montón, así que es perfecto para castigarlo.

Activó el botón dejándome en posición fetal en el suelo, me agarró y me arrojó al auto.

-Lo mejor es que es tan liviano que cuando quieras lo puedes tirar hacia donde se te ocurra -se rió -podríamos volver a organizar concursos de quién lo lanza más lejos si quieren.

Creado Para EstoWhere stories live. Discover now