Capítulo 8

1.3K 115 12
                                    

Camille

Desde lo que pasó en la terraza, todo el progreso –si podíamos decirle así– se esfumó. Nick no solo me ignoraba cada vez que le hablaba, me evitaba. Llevaba días sin verlo más de diez segundos sin que huyera hacía cualquier lado donde yo no estuviera. Sabía que la razón de eso había sido la pregunta que le hice, pero en fondo estaba enojada. No sé si conmigo misma o con él, pero estaba enojada.

Estaba recostada en la cama leyendo un libro que había dejado hacía un tiempo. No comprendía muy bien que estaba pasando en la historia, ni tampoco quien era "Dominic", pero no tenía ganas de empezar a leerlo de nuevo.

Ese era el ambiente que me gustaba: estar acostada en la cama leyendo un libro y que el único compañero fuera el silencio. Me gustaba eso, los momentos de paz.

Aunque no duró mucho. Alguien llamó a la puerta. Esperaba que fuera ese chico pelinegro de pocas palabras quien estaba al otro lado, pero solo me encontré a Hank.

—¿La cena está lista? —pregunté sin ganas aún con el libro en la mano.

Me miró extrañado.

—Son las cuatro de la tarde, señorita Werner —¿De verdad?

Oh, ¿qué sucede entonces? —quise saber.

—Quería saber como iba todo, solo eso.

Nunca pensé quedarme sin palabras en un momento así. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué había hecho sentir mal a Nick y que ahora me estaba ignorando?

Piensa en algo, Cam.

—Todo va bien —escuché decir a una voz detrás de Hank.

El hombre se dio vuelta para encontrarse con Nick de brazos cruzados apoyado en el sillón.

—Me alegro mucho —sonrió. Luego se giró hacia mí —. Gracias, de verdad —musitó.

—Puedo escucharte —agregó el pelinegro. Pero Hank continuó agradeciendome de todas formas —. ¿Se te ofrece algo más?

—¿Quieres que me vaya? —le preguntó el hombre haciendo que se encogiera de hombros.

—Haz lo que quieras.

—Entonces los dejo, tengo una reunión importante. Nos vemos, señorita Werner. Adiós Nick.

Los dos sonreímos mientras se acercaba a la puerta.

—Casi lo olvido —se volvió hacia el cantante —. Tus padres van a llamarte por la noche.

—Está bien.

Se despidió de nosotros y abandonó el departamento dando lugar al mismo silencio incómodo que reinaba todos los días en aquel hotel.

Desvié la vista hacia Nick, quien no se había movido de donde estaba.

—Hola —saludé y me sorprendió que respondiera, pero hubiera esperado algo diferente.

—Van a venir unos amigos y no me importa si te gusta o no porque es mi departamento, el cual te recuerdo que estás ocupando, así que te voy a pedir que no nos molestes ¿si?

—No iba a quejarme —le adelanté.

—No tienes derecho a hacerlo tampoco —fruncí el ceño.

—Yo también vivo aquí.

—¿Tengo que recordarte el porqué estás aquí, Camille? Un contrato.

—Da igual el contrato, vivo aquí contigo así que tengo todo el derecho de opinar sobre lo que hagas o no —Abrió la boca para hablar —. No me molesta que vengan tus amigos, voy a quedarme leyendo ¿está bien?

—No me interesa lo que hagas.

—Entonces podrías proceder a mover tu culo a planta baja porque el timbre está sonando hace dos minutos y supongo que son tus amigos quienes esperan.

Enarcó una ceja.

—Eres insoportable.

Sus palabras fueron frías. Duras.

—¿Insoportable? Solo intento llevarme bien contigo. Tu me alejas, me ignoras y me hablas cortante ¿y yo soy la insoportable?

—¿No te pusiste a pensar que quizá no quiero llevarme bien contigo, Camille? ¿Qué tu presencia me molesta? ¿Qué quizá yo estaba mejor antes? ¿Qué quizá no quiera verte rondar por mi departamento?

Lo miré a los ojos, tenía el ceño fruncido y la respiración un poco agitada.

—¿Entonces qué haces acá parado? Ve con tus amigos y continúa ignorándome.

—¿Además tengo que irme yo?

—No te estoy echando, Nick. No exageres.

—¿Por qué te quedas? ¿Por el dinero?

—No viene al caso.

—Entonces si es por el dinero.

—Nada de lo que diga va a hacerte sentir mejor, así que ¿porqué mejor no desapareces de mi vista y me dejas tranquila?

Cerré la boca al pronunciar aquello. Porque no quería decir eso. Nick tragó saliva.

—Solo sabes joder a la gente ¿verdad? —dijo.

Pude haberme detenido ahí, pero no.

—Cuando acepté el contrato, pensé que mi compañero sería de todo menos un inmaduro. No voy a irme, Nick, así que tendrás que soportarme durante un año, te guste o no.

Se relamió el labio inferior.

—No lo hagas difícil, preciosa, vete.

—Obligame.

—¿Segura?

—De todos modos van a pagarme.

—No si no cumples el contrato, lo sabes ¿no?

—¿Cómo puedo cumplirlo si no me dejas ayudarte?

—Exacto. No lo vas a cumplir y no te van a pagar. Tranquila, me voy a encargar de eso.

Acto seguido bajó por el ascensor y yo me quedé parada en medio del living. Sola. Otra vez. Hubiera esperado que volviera y poder hablar mejor respecto a... todo. Pero algo me dijo, después de escuchar el portazo, que había perdido toda oportunidad para llevarme bien con Nick.

Me odiaba. 

Te Encontré en París [Completa]Where stories live. Discover now