Capítulo 29

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Camille

Habíamos llegado a la sala de billar de uno de los clubes más concurridos de París al cual, sorprendentemente, nunca había ido ya que no lo conocía. Nos habíamos dividido en equipos: Nick estaba con Lucas, Tedd con Allan, Juliette y Pierre juntos y yo tenía a Vanessa como compañera.

Hicimos una especie de campeonato, donde los equipos tenían que clasificar para poder definir a un ganador. Era divertido. Con Vanessa habíamos formado un muy buen equipo, habíamos llegado a la final y ahora estaba el equipo de Nick y Lucas contra Juliette y Pierre para definir el otro finalista.

—¡Toma! —gritó Pierre luego de meter la última bola lisa.

—Fue suerte —bufó Lucas.

Pierre sonrió y se enfocó en la bola negra, si la metía en el hoyo, ganaban. Se tomó su tiempo para calcular el mejor ángulo, llevó el palo hacía atrás y...

Le erró.

—Que pena —Nick se acercó a la bola blanca y la lanzó con habilidad hacía una rayada, luego otra y finalmente solo quedaba la negra en mesa.

Con Vanessa nos miramos, la final sería un desafío con quien sea que gane. Los equipos eran muy buenos.

Nick respiró hondo y fijó la vista en el objetivo.

—Tú puedes Nick —lo alentó Lucas quien parecía nervioso.

Estiró su cuerpo por arriba de la mesa y pude ver que estaba muy concentrado. Antes de pegarle a la blanca me miró y sonrió.

—¿Puedo preguntarte algo, Cam?

Levanté las cejas.

—¿Qué?

—¿Qué se siente? —Miré a Vanessa, ninguna entendía de lo que hablaba.

—¿Qué se siente qué?

—Saber que vas a perder contra mí —dijo al instante que le pegó a la bola blanca y metió la negra de un tiro, y sin mirar.

Quedamos las dos boquiabiertas, eso había sido fascinante.

Lucas abrazó a Nick y los mellizos fruncieron el ceño.

—Fue suerte —Juliette se cruzó de brazos y tomó asiento al lado de Allan.

Ahora solo quedaba la final contra Nick y Lucas, y no iba a ser nada fácil.

—Muy bien —Vanessa se puso de pie y me tendió la mano —. ¿Lista para humillarlos?

Sonreí y asentí.

—Nací lista.

Nos acercamos a la mesa. Lucas acomodó todo en su lugar.

—Damas primero —invitó.

—Tú puedes, Cam.

Me posicioné delante de la bola blanca, tenía que dar un golpe seco y meter la mayor cantidad de bolas del mismo tipo.

Sostuve con firmeza el palo y aflojé un poco la muñeca, como mi padre me había enseñado cuando era más pequeña. Me tomé mi tiempo para medir la fuerza y golpeé la bola la cual salió disparada hacia el triángulo de colores. Este se desarmó y vi tres bolas entrar en hoyos diferentes. La primera fue lisa. Había metido dos lisas.

—Nada mal —escuché decir a Nick desde el otro lado de la mesa.

El juego continuó. Festejábamos cada vez que metíamos una a nuestro favor, pero no estábamos ganando de todos modos. A ellos les faltaban tres para ganar y a nosotras cuatro.

Te Encontré en París [Completa]Where stories live. Discover now