Capítulo 10

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Camille

El hecho de que haya pasado otra semana más viviendo en ese departamento no me molestaba, sino Nick. Su presencia comenzaba a ser irritante, sinceramente extrañaba un poco al Nick callado. De todas formas, al menos me hablaba un poco, ya sea para callarme o decirme que soy insoportable, pero hablaba.

Mark no paraba de presionarme para que terminara mi libro, lo cual sumaba aún más estrés del que ya tenía.

Anya vivía pidiéndome que le hablara de Nick y sobre cómo llevaba la situación.

Hank me pedía que intentara ayudar a Nick con diferentes ejercicios o cosas raras relacionadas con la escritura.

Mis padres me habían llamado para saber cómo estaba, lo cual me sorprendió bastante dada la relación que tenemos.

Y Nick... Él solo molestaba. Y disfrutaba de ello, lo sabía. Eso me irritaba aún más.

—¿Puedes bajar los pies de la mesa? —pregunté por quinta vez.

—Es mi mesa, hago lo que quiero con ella —contestó Nick apoyando los brazos detrás de su cuello.

—Es molesto.

—Tu eres molesta y no pido todo el tiempo que te vayas de mi departamento.

—Si lo haces —espeté.

—¿Y logré que te fueras? No.

Estábamos viendo otro partido de Toulouse, pero no conocía al equipo contrario y cuando le pregunté a Nick solo me respondió con "buscalo en el internet", lo cual me quitó todas las ganas que tenía de saber su nombre.

—¿Cómo se llaman tus amigos?

—¿Por qué? ¿Te los quieres levantar?

—¿Qué? ¡Nick!

—¿Qué? —se encogió de hombros —. No te alteres.

—No quiero... Dios —Me crucé de brazos y mi reacción pareció arrancarle una pequeña risa —. No es gracioso.

—No dije que lo fuera.

—Te reíste.

—¿Eso también lo tengo prohibido?

—No jodas —musité mientras agarraba mi cuaderno de notas de la mesita y lo abría para escribir una idea que se me había ocurrido.

Porque esa es la vida de un escritor, las ideas llegan en cualquier momento y hay que estar listo para anotarlas.

—¿Qué es eso? —preguntó quitándome el cuaderno de la mano.

—Es mío.

—Si lo sé —Se puso de pie cuando intenté recuperar mi libreta —. Interesante.

—Nick.

—¿Ésta es tu letra? Debes mejorarla.

Puse los ojos en blanco.

—Damela, estaba haciendo algo.

—"Caminata nocturna" ¿ese es el título de tu libro? —Empezó a pasar las páginas divertido.

—No te importa de que es mi libro, dame la libreta —Me paré e intenté quitarsela —. ¡NICK!

Levantó el cuaderno en alto y al ser más alto que yo me impedía alcanzarlo.

—Jaja eres enana.

Me frené un momento. ¿Acaso le entretenía? Continuó leyendo las notas con lentitud. Quizá...

—Que aburrido ¿romance? ¿enserio? —Aun así no me lo devolvió.

—Si tanto te aburre puedes darmelo.

—Buen intento, pero me lo quedo.

—Ni lo pienses. Tengo que terminar el libro antes de...

Se quedó esperando una respuesta.

—Antes de... —repitió lo que dije esperando a que terminara la oración.

—Antes del fin de mes —Lo cual era mentira, porque no llegaba a terminar el libro en menos de dos semanas.

—¿Cuándo empezaste a escribir? —La pregunta me tomó desprevenida.

—A los diez —contesté.

—¿Cuántos libros publicaste?

—Dos.

—Vaya, nada mal. ¿Y te fue bien?

—Tengo una editorial rogándome terminar el libro que estoy escribiendo. ¿Eso responde tu pregunta?

—Supongamos que sí.

—¿Vas a devolvermelo?

—¿Debería?

Y la vi. Una sonrisa de parte de él.

—Tengo que terminar mi libro —repetí.

—¿Y eso depende de este cuaderno? —Movió la libreta en el aire. Asentí. Frunció el ceño un momento.

—¿Todo bien?

—¿Amas lo que haces aunque a veces te estresa?

—¿Cómo sabes que me estresa?

—Tú y tu amiga hablan demasiado alto, por cierto, mandale saludos, nunca le hablas de mí.

Casi morí de la vergüenza ¿él había escuchado todo?

—Buenos días —Ambos nos giramos para ver a Hank con una sonrisa en el rostro. A su lado había una mujer de mediana edad, rubia y con ojos color avellana —Veo que están bastante despiertos, me alegro mucho.

—Hola —sonreí, pero Nick no parecía muy emocionado.

—¿Interrumpimos? —preguntó la mujer.

Nick se aclaró la garganta.

—Para nada —Extendió el cuaderno hacia mí. Lo tomé.

—Señortia Werner —Aparté la mirada de él y miré a Hank.

—¿Si?

—¿Le importaría dejarnos a solas con Nick un momento?

—¿Ahora? —Escuché decir al cantante.

—Solo son unos minutos —aclaró la mujer.

Acepté y me giré hacia Nick.

—No me extrañes.

Ladeó la cabeza.

—No lo haré. Al contrario, por fin tendré un poco de paz.

Me fui del departamento dejando a Nick, a Hank y a la mujer solos. ¿Quién sería? ¿Habría pasado algo?

Apreté un poco el cuaderno en mis manos y subí a la terraza.

Quizá podría inspirarme un poco si contemplaba un rato las calles de París. 

Te Encontré en París [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora