Capitulo 38.

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¿Otra boda?

Adrien.

Briana trae un enfado en su rostro y es por culpa de la anemia, las vitaminas que le inyectaron en el bosque solo ayudan al bebe y no a ella. 

Dejo salir el aire que tengo retenido y me paso las manos por el cabello, me han quitado tantas cosas y esta no será una mas. Mi hija y mi mujer se quedaran a mi lado ya lo he estipulado y así se hará.

Conduzco con dirección a mi casa por que de ninguna manera la devolveré a la prisión donde su padre la quiere alejar de mi, el automóvil sigue la linea del camino y aprovecho para posar mi mano en el muslo de Briana acariciando suavemente con mi pulgar.

-No quiero tomar tantas pastillas, jamás lo hecho. Me hace sentir insuficiente, que mi cuerpo no puede soportar un bebe, mi bebe- fueron sus ultimas palabras antes de salir del hospital.

Claro que es capaz, muy capaz de llevar a mi hija, corrijo a mis hijos. Actualmente quiero cinco pero serán los que ella quiera.

Mi casa seria un lugar seguro para estar los tres, cuatro o cinco quizá pero pienso que comprar una casa a un lado de una playa no es mala opción.

-¿Playa o montaña?- pregunto rompiendo el silencio.

Briana lo piensa y se muerde el labio- cualquiera de las dos, ya estuve sola en un bosque y si, es aterrador pero soportable. En la playa hace demasiado calor pero igualmente soportable para mi-

No contestó mi pregunta y la vuelvo a hacer ganándome una cabeza ladeada por parte de Briana.

-¿Para que quieres saber?-

-Te voy a robar hasta que tu padre acepte las cosas, no te quiero de malas todo el secuestro- 

-Jaja, no puedes hacer eso- me pega en la mano con dulzura- siempre he querido que mi pareja se lleve bien con mis padres-

-Sigue soñando-

Llegamos a mi casa y ayudo a que baje, aun esta un poco débil y supongo es mas algo mental ya que ese imbécil de Saul no deja de hacer estupideces que la afectan. 

Le he devuelto el ramo al imbécil y cinco veces mas grande, claramente se donde viven. La tarjeta que he mandado junto con las flores y unos chocolates rellenos de raticida decía "Aun no iniciábamos el juego y ya estabas escondido, las amenazas no me van así que no espero el momento para matarte" le prohibí a todo el personal entregar flores a Briana, flores que no sean mías. Como soy un hombre y no un niño, yo siempre se las entregare en persona y no por mensajeros.

Seguramente la floristería se habrá preocupado por el mensaje que envié pero me da igual, pague con una cuenta secundaria a la mía.

-Estoy cansada, iré a dormir- avisa al entrar a casa y para mi sorpresa la casa esta sola como a mi me gusta.

Me dirijo a entrenar y despues de dos horas me paso a la trotadora recibiendo la llamada de Daniel, la ignoro y me molesta tres veces mas.

-¡¿Qué quieres?!- grito, mi respiración esta agitada.

-Es Antonio, le esta dando algo. Parece que necesita un exorcismo-

-¿Y?- yo que carajos puedo hacer, no soy cura.

-Quiere a su hija y es obvio quien la tiene- unos ruidos suenan por detrás pero no les coloco atención- déjala ir-

-Ella es una mujer libre, ella tiene la opción de decidir y nadie la debería retener-

Devoto.(+21)Where stories live. Discover now