Capítulo 8

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Una velocidad vertiginosa comenzó a dirigir la vida de Kneisha en las semanas siguientes. Entre la abrumadora lista de cosas por hacer, las clases en el instituto y las lecciones de entrenamiento con Damon, los días pasaban volando. El cansancio acumulado comenzó a encorvar sus hombros y agotaba sus energías. Su espalda crujía con el más mínimo movimiento. Nada era como ella había imaginado. Había pensado que ser una Elegida sería una aventura fascinante, llena de emoción a cada minuto y segundo. Pero no había aventura, solo esfuerzo, mucho esfuerzo.

Desde el día en que le revelaron la verdad, Kneisha había vuelto cada tarde al pequeño claro y había entrenado sin descanso. Sin embargo, los resultados eran escasos. La cascada y el río se habían convertido en su terreno de entrenamiento, pero sus majestuosas aguas parecían desafiarla, progresaba lentamente. Aunque había mejorado un poco, aún no se asemejaba ni de cerca a las habilidades de Sarah y Ángel, quienes mostraban una destreza natural, como si lo que hacían fuera lo más común del mundo.

Damon, por otro lado, realizaba cosas muy diferentes. Él tenía el poder de manipular los cuatro elementos y hacer otras cosas, como mover objetos con la mente. Sin embargo, después de utilizar estos poderes, quedaba agotado. Cuando Kneisha le preguntó por qué, Damon explicó:

—En mi mundo, esto es completamente normal. Es bastante simple. Solo aprovechamos la energía que fluye a nuestro alrededor. Todo ser vivo posee energía que se mueve y transforma constantemente. Por ejemplo, cuando comes, esa comida te proporciona energía, que se almacena en tus músculos en forma de energía química. Cuando te mueves, gastas esa energía, que se convierte en calor. Yo simplemente canalizo esa energía a través de mis sentidos. Sin embargo, esto agota mi propia energía, por eso me siento tan cansado. En mi mundo, la mayoría de las personas pueden hacerlo, en diferentes niveles, por supuesto. Nosotros lo llamamos hacer magia.

—¿Por qué en este mundo no podemos hacer eso? Esa... ¿magia? —aún le sonaba absurdo decirlo.

Esta vez fue Ángel el que respondió:

—Vuestro mundo ha evolucionado de manera diferente, centrándose en la tecnología. Nosotros, en cambio, hemos desarrollado una conexión más profunda con la naturaleza. Por eso podemos realizar magia. Vosotros habéis avanzado en la tecnología, pero no habéis explorado el potencial mágico que la naturaleza ofrece.

Kneisha se había asombrado al descubrir que Ángel y Damon venían del mismo mundo, otro mundo diferente al suyo. Aún no había asimilado por completo el giro que su vida había dado. A menudo deseaba aprender más sobre esos mundos desconocidos, pero siempre había algo más urgente que hacer. Damon le insistía en que primero debía enfocarse en entrenar y controlar su poder antes de preocuparse por otras cosas, si es que había tiempo para eso, ya que nadie sabía cuándo sería la Gran Batalla, la lucha final.

Kneisha recordaba vívidamente el primer día después de que le contaran la verdad. Pasó la mañana y la tarde intentando mover el agua, sin éxito. Pero cuando la noche se acercaba, su frustración hizo que sucediera algo inesperado: el agua empezó a saltar y salpicar a su alrededor. Ahora, semanas después, había mejorado, pero aún tenía mucho por aprender. Eso hacía que se preguntase por qué no la habían iniciado antes en todo esto. La respuesta siempre era la misma: para no asustarla y evitar que se pusiera en su contra. Le decían que debían avanzar gradualmente. Ella suponía que habían tenido miedo de que reaccionase como Michael, el cual seguía sin dar señales de querer colaborar con ellos. Kneisha no podría comprenderlo y, como era un tema delicado, casi no le habían dado explicaciones. Un día decidió preguntar a Sarah sobre ello:

—No es que Mike no quiera ayudarnos cuando el momento llegue. Es que él piensa que ese momento no debe llegar. Cree que con nuestra actitud solo lo estamos precipitando. Se niega a aceptar que todo esté escrito y que lo que diga una Profecía se va a cumplir. Cree que nosotros mismos estamos condicionando que ocurra. Para que me entiendas, él pensaba que era mejor no iniciarte, porque si tú no aprendías a controlar el agua, los cuatro Elegidos no existirían y, por tanto, no tendrían nada que salvar. Sin embargo, tengo bastante claro que, cuando el momento llegue, él simplemente se unirá a nosotros, porque sabe que es lo que debe de hacer —dijo, mientras observaban a Michael bromear con unos amigos.

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