Capítulo 38

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Al día siguiente, cuando encendieron las noticias, vieron que una catástrofe había ocurrido. Un antiguo volcán perdido en las montañas había estallado violentamente, escupiendo lava y fuego y arrasando con la naturaleza cercana. Por suerte, no hubo muertes humanas, ya que no había civilización cercana. Un día después, hectáreas y hectáreas de bosques de todo el mundo ardieron al mismo tiempo. Era un fenómeno único, imposible. Los gobiernos pensaban que había sido organizado por algún tipo de asociación. Un día más tarde, los suelos de la costa este de Estados Unidos temblaron, provocando terremotos y destruyendo casas. El mundo empezaba a percatarse de que algo pasaba.

Y así siguieron las cosas durante esa semana: olas gigantes asolaban las costas, produciendo inundaciones en los edificios; lluvias torrenciales, nieve en casi verano, momentos en los que el sol quemaba como nunca, y la luna parecía aparecer y desaparecer como un intermitente de un coche.

Ellos sabían lo que pasaba, el final se acercaba. Y parecía que ya sabían cuál era la tierra de fuego y agua. El sitio idóneo parecían las Islas Kuriles, a medio camino entre el este de Rusia y Japón, también llamado el archipiélago de hielo y fuego. Nunca mejor dicho, porque en el hemisferio norte estaban en pleno invierno, y en esa época del año en las 56 islas de este archipiélago que se extiende a lo largo de 1200 kilómetros, el mar de Ojotsk, que las rodea por uno de los lados, se hiela. Y por otro lado, de los cien volcanes que hay allí, cuarenta están activos. Pero no solo hay agua y fuego en las islas, también hay enormes bosques verdes, impenetrables, los vientos azotan, implacables. Es la tierra donde los cuatro elementos conviven de una manera única, la tierra elegida para cuando la guerra de los mundos llegue. Pero, por si todo lo que estaba pasando no fuese suficiente para preocupar al mundo, una filtración de algún grupo en conocimiento de lo que iba a pasar hizo que las alarmas de la gente se disparasen.

La noticia recorrió las noticias y redes sociales del mundo, era el tema del que hablaba la gente en todas partes, era el miedo que quitaba el sueño de los más crédulos:

—Un soldado ha informado de que se están preparando para una guerra, una guerra que está a punto de llegar, una guerra entre mundos —el sonriente reportero no parecía dar mucho crédito a las palabras que salían de su boca—. Primero, os informaremos sobre la teoría de los multiversos. Se supone que existen muchos otros universos pegados al nuestro pero a los que no podemos acceder. Bueno, pues parece que cuatro de esos universos van a fusionarse en uno solo. El soldado que ha dado la noticia dice que hay ejércitos preparándose para defender nuestra supervivencia frente al resto de los mundos, pero también ha anunciado que existe otra posibilidad, que es por lo que él ha desertado. Existen cuatro elegidos, con una especie de poderes, que tienen sus propios medios, que lucharán por encontrar la manera de que los cuatro mundos puedan convivir juntos, sin tener que eliminar a ninguno. Parece todo bastante increíble, ¿eh?

No hace falta explicar los efectos que una noticia así puede causar. Solo la posibilidad de que todo lo que las personas conocían se perdiese para siempre, los aterrorizaba de una manera espeluznante. Existían, sin embargo, diversas respuestas. Por un lado, los que no creían en nada de todo ello, a pesar de las pruebas que aparecían por todo el mundo; ya fuese porque creían que era una tontería o porque tenían demasiado miedo para aceptarlo. Otros, decidían que había que luchar por su mundo, a costa de los demás, sin importar que en los otros mundos hubiese familias, personas como ellos, personas con las que estaban dispuestos a acabar. Y por suerte, el grupo mayoritario, sobre todo entre los jóvenes de todo el mundo, era la lucha por la supervivencia de todos los mundos, lo que dio lugar a una búsqueda de los Elegidos.

Un científico de Alemania, llamado Albert Hawking, publicó unos cálculos que demostraban que la noticia era cierta, al menos, la parte de que los mundos iban a chocar. Lo que llevó a que todas las reacciones se intensificasen. Mientras, el mundo seguía temblando, había terremotos, lluvias, fuego y tormentas de aire por todo el mundo. Mientras, los Elegidos entrenaban más que nunca en su pequeño claro, ajenos a lo que el resto de la gente decía. Ya quedaba poco tiempo. El mundo llegaba a su fin.

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