Cuando habla el corazón 3 (chico x chico)

Capitulo 49

Julian abrió los ojos y se incorporó bruscamente, sofocado, intentando levantarse sin mirar claramente lo que tenía a su alrededor pero unas manos fuertes y firmes se lo impidieron, obligándole a volver a tumbarse y miró directamente a los ojos oscuros de Kei antes de abrir mucho sus propios ojos e intentar levantarse una vez más, desesperado.

—Kei... déjame... —murmuró mirando a su alrededor entrando en pánico al darse cuenta que no estaban en un lugar conocido. La habitación parecía estar en un sótano, pequeña y asfixiante con una única luz proveniente de la lámpara que se sostenía en una silla a su derecha y se aferró a la camisa de Kei con una mano—. ¿Dónde...? —murmuró incapaz de volver a mirar a Kei a los ojos—. Isi... —susurró con la voz estrangulada recordando la manera que el japonés se había lanzado sobre él para impedir que las balas impactaran en su cuerpo, los disparos a Nathan... Liz... Y Jessica—. ¿Dónde...?

Podía notar como las lágrimas se agolpaban peligrosamente en sus ojos y ni siquiera notó cuando los dedos de la mano de Kei agarraron su barbilla y le obligaron a levantar la cabeza.

—Julian, escúchame, tienes que prestarme atención, ¿puedes hacerlo?

La voz de Kei era suave, tal vez demasiado y Julian contuvo un instante la respiración, perdiéndose en la helada mirada del chico rubio antes de ahogar un sollozo y sentir como las lágrimas finalmente caían por sus mejillas, asintiendo lentamente con la cabeza.

—Ellos... —intentó hablar pero Kei volvió a enmudecerlo.

—Julian nada de lo que ha pasado es tu culpa. Necesito que lo comprendas y necesito que lo hagas ya —Julian se quedó completamente inmóvil, mirando a Kei con los ojos muy abiertos, la mirada borrosa por las lágrimas—. El único error fue creer que podíamos llevar una vida normal incluso por unos días —hizo una pausa sin dejar de mirarlo como si estudiase cada uno de sus movimientos, cada una de sus reacciones—. Isi y la niña no están muertos pero están muy graves. No te lo digo para que tengas esperanzas. Solo te comunico un hecho para que cualquier noticia que te puedan filtrar no te afecte después. Las balas han perforado los pulmones de Isi y Liz... es muy pequeña para el daño que ha recibido. Intestino, hígado y pulmones. No esperes un milagro.

Julian contuvo la respiración incapaz de no rememorar bruscamente todo lo sucedido, la manera que habían disparado a Liz, las balas que habían impactado en Isi, los disparos a Nathan...

—Nathan... —consiguió decir con un nudo desagradable en la garganta—. Le dispararon...

Julian vio como los labios de Kei se apretaban, un movimiento breve, apenas perceptible y sintió como los dedos del chico rubio perdían intensidad en su barbilla.

—Era la forma de someterlo —murmuró Kei, casi como si hablara consigo mismo volviendo a enfocarlo—. Julian me tengo que ir —dijo bruscamente—. Sé sincero, ¿estás bien? ¿Puedo dejarte solo?

En las palabras de Kei había urgencia y Julian sabía el significado de esas preguntas. Pese a lo sucedido Kei tenía miedo de que pudiera echarse la culpa, que lo vivido le hubiera traumatizado y tal vez obligado a regresar al periodo de su vida en el que había vivido en oscuridad y dónde nadie había sido capaz de alcanzarlo. No, no iba a tener una recaída, no iba a volver a sumergirse en las tinieblas que una vez lo consumieron y que mantenían esa época borrosa en su mente. No... Era diferente, pero no podía evitar sentirse frustrado, impotente. Había estado allí y no había hecho nada, no había conseguido impedir que una vez más se llevaran a Nathan, que se llevaran a Jessica quien ni siquiera había dudado en salir y enfrentarse a aquellos hombres para ayudarlo.

Respiró hondo, sosteniendo con esfuerzo la mirada de Kei. Una vez más solo había sido inútil, solo un estorbo y estaba claro que las cosas habrían sido diferentes si al menos él no hubiera estado allí.