Capitulo 5

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Kevin respiró con fuerza, demasiado tenso como para sentirse cómodo en el sillón del avión. Tenía que calmarse. Necesitaba calmarse, tranquilizarse para pensar fríamente. Sí, eso era. Necesitaba pensar. Pensar... pero aunque llevaba horas en la misma postura, con las manos fuertemente apretadas a las rodillas y conteniendo mal los pequeños temblores de rabia que más que disminuir habían aumentado progresivamente, no había conseguido relajarse para poder enfrentar aquello de una manera más racional.

—¿No vas a comer nada?

Levantó la cabeza, sorprendido de no haber escuchado a Julian acercarse y miró con disimulo a su alrededor, comprobando frustrado que todo seguía sin novedades de las que preocuparse y volvió a clavar la mirada en los hundidos e irritados ojos del muchacho.

—Estoy bien así —aseguró—. ¿Cómo te encuentras ahora?

—Medio dormido —reconoció con una triste sonrisa.

Kevin asintió despacio, distraído. No le extrañaba. Al final habían decidido administrarle un suave sedante y había subido al avión en los brazos de Kei completamente dormido.

—¿Al final has podido hablar con Kei?

Julian abrió mucho los ojos, horrorizado y Kevin lamentó haber abierto la boca.

—¿Quieres... quieres que te traiga algo de comer? —insistió desesperado por cambiar de tema.

Kevin asintió con la cabeza, despacio, y miró abstraído como se alejaba, deteniéndose un momento en la zona que habían habilitado para transportar de manera segura a Oshi sin que en ningún momento dejara de tener los cuidados necesarios para seguir viviendo... No... para seguir sobreviviendo. Incluso Kevin tenía dudas de lo que Oshi hiciera en ese momento fuera incluso sobrevivir.

Giró la cabeza para mirar a Rykou. Él era quien se había encargado de dar instrucciones, incluso de viajar constantemente para preparar lo necesario para el momento que tuvieran que trasladarse y seguía encargado de que se le atendiera diligentemente.

Kevin se había preguntado en algún momento por qué insistían en mantenerlo vivo, en prolongar aquella agonía o simplemente en obligar a seguir viviendo un cuerpo ya muerto, si no era más humano dejarlo morir... pero no era asunto suyo. Desvió de nuevo la cabeza y clavó la mirada en la nuca rubia de la única persona a la que mataría sólo por el placer de hacerlo.

Nathan estaba sentado junto a Kei, motivo por el que posiblemente Julian prefería estar haciendo otra cosa, cualquier otra cosa antes de estar cerca de él.

No tenía mucho de qué preocuparse. Si por él fuera, Nathan dejaría de respirar del mismo aire que hacían ellos en ese instante pero debía templar los ánimos y pensar con calma. Dejarse llevar por las pasiones no le había ayudado nunca antes y seguramente podía encontrar una manera de eliminarlo sin que Kei se diera cuenta que era un asesinato o, sencillamente, que no creyera que lo había matado él. Cualquiera de las dos maneras mantendría a sus hermanos a salvo y con Nathan fuera de escena el oxigeno que fluctuaba a su alrededor sería menos turbio y muchas personas vivirían más tranquilas. Al final, todos ganaban. Si sólo encontraba la manera de eliminarlo...

—¿Kevin?

De nuevo Kevin se giró sobresaltado, mirando a Julian sorprendido de no haberse percatado de que volvía con una bandeja a la que no prestó atención y necesitó parpadear varias veces para serenarse.

—Estaba distraído —reconoció de mala gana, lanzando una fría mirada a la espalda donde caían largos mechones de cabello dorado.

—¿Estás bien? —preguntó Julian dejando la bandeja sobre sus piernas después de sentarse a su lado.

Cuando habla el corazón 3 (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora