Capitulo 18

4.8K 526 214
                                    

—Soltadlo.

La voz de Kei fue autoritaria y Julian reparó por fin en Isi y varios de los hombres japoneses que el chico rubio había traído con él. Fue uno de ellos quien se adelantó para empezar a desatar a Nathan pero, aunque la mordaza fue lo primero que quitó, éste se mantuvo en silencio, permitiendo que el hombre siguiera tratando de liberarlo. No se giró a mirarlo. Sólo echó una rápida ojeada al primo de Kei antes de volver a fijar toda su atención en el chico rubio.

—Ey, chicos... —murmuró Isi bastante inquieto, mirando a Nathan asombrado un instante más antes de apartar la mirada con esfuerzo para clavarla en ellos. Julian la bajó rápidamente, clavándola en el suelo, con el corazón acelerado, un sudor frío recorriendo su espalda y el pecho subiendo y bajando agitado—, ¿de qué va esto?

—Te doy diez segundos para que me des una explicación razonable sobre esto para que no te mate.

Nadie prestó atención a Isi. La voz de Kei era lo suficientemente peligrosa como para que alguien tuviera en cuenta las vacilaciones del japonés. Kei estaba furioso y realmente era lo que había esperado. Despacio, giró un poco el cuello, sin apartar la mirada del suelo para ojear a Kevin, muy cerca de él, rígido pero aunque desde su posición no podía mirarle la cara, sabía que mantendría el cuello levantado, posiblemente sosteniéndole la mirada a Kei.

—No tengo tal explicación.

La respuesta de Kevin lo dejó helado y levantó la cabeza, asombrado, frotándose las manos en el pantalón con un nudo en el estomago.

—Kevin, no... —suplicó horrorizado sin atreverse a girar el cuello para mirar a Kei.

—De acuerdo entonces.

Julian abrió mucho los ojos, espantado, sabiendo lo que ocurriría a continuación y se llevó una mano al pecho, ahogándose pero sin pensarlo demasiado se movió rápidamente, salvando los dos pasos que lo separaban de ellos y se interpuso entre los dos, poniendo su cuerpo frente a Kei, aún con la mirada sepultada en el suelo.

—No... no puedes hacerlo —murmuró en un hilo de voz—. No puedes.

Más que una orden sonaba a una suplica. Una voz ahogada, entrecortada. Tenía la voz demasiado seca para que no sonara ronca y tenía miedo... Demasiado.

—Apártate.

Julian se encogió un poco más, temblando.

—No.

Al menos era lo único que tenía claro. No iba a apartarse. No quería que Kei matara a Kevin. No...

—Julian —la voz de Kei dejaba claro que no estaba de humor para ningún tipo de juego—, he dicho que te apartes.

O posiblemente él mismo terminaría apartándolo. Julian cerró los ojos con fuerza y apretó la tela del pantalón con los puños.

—Y yo... —susurró— he dicho que no.

Notó como la habitación se sumergía en un tenso silencio, demasiado denso como para no poder cortarlo con una cuchilla. Apretó la mandíbula con fuerza, demasiado consternado para ser capaz de despegar la mirada de los zapatos de Kei. Aún sentía la pistola muy cerca de él, sabía que el chico rubio no había bajado el brazo y que seguía apuntando en la misma dirección.

—No volveré a repetirme.

—He dicho que...

—Esto no es problema tuyo, Julian —Kevin puso una mano sobre su hombro—, gracias.

Lo apartó despacio, empujándolo con cuidado con la misma mano que hacía un segundo había apoyado en su hombro y Julian se sintió helado, levantando un instante después la cabeza, alarmado, mirando como su amigo se detenía frente a Kei.

Cuando habla el corazón 3 (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora