Capitulo 14

4.5K 528 297
                                    

—¿Se puede saber qué estás haciendo?

La voz de Kei era apenas un siseo, baja, peligrosa, enredándose a la misma vez que lo hacían los dedos en su cabello, tirando de su cabeza hacia arriba y Julian se llevó rápidamente la mano a la cabeza, apretando los dedos de Kei con la respiración agitada, hiperventilando y cerró los ojos con fuerza.

—Eso... —murmuró— es algo... que no puedo hacer.

—¿De qué estás hablando ahora?

Julian apretó un poco más la mano de Kei con la suya, ignorando la manera que le temblaban los dedos o la presión de su cuello que involuntariamente intentaba agachar la cabeza, negándose a mirar a la cara a Kei. Si lo hacía perdería todo el valor que había conseguido reunir para hacer lo que había hecho.

—Dijiste... que me ayudarías —consiguió decir con esfuerzo, notando como de su garganta salía un sonido raro—. Suéltame —pidió—. No puedo... Por favor...

Tras unos segundos en los que el chico rubio no dijo nada, Julian ejerció aún más presión con los dedos en la mano de Kei, apretándola, prácticamente intentando arrancarla de su cabeza aunque tuviera que arrastrar con ella sus propios cabellos enredados entre los dedos. No tuvo la necesidad. Julian notó con alivio como la presión de los dedos del chico rubio cedían, permitiéndole echar la espalda hacia delante y se encorvó violentamente, casi acercando la cara al suelo.

No estuvo seguro de cuanto tiempo permaneció en esa postura, con los ojos cerrados y sintiendo como se deslizaban pequeñas gotas de sudor por su frente y estaba seguro de que caían al suelo, demasiado concentrado en controlar la respiración y serenarse. Cuando finalmente abrió lentamente los ojos, se sorprendió de encontrar a Kei en la misma postura, con una rodilla apoyada en el suelo. Tragó con esfuerzo, buscando en el bolsillo la hoja que había guardado arrugada.

—Deberías ir a descansar un poco —la voz de Kei se había suavizado pero Julian la recibió como si le hubiera abofeteado. Apretó la hoja con toda la fuerza que el temblor de las manos le permitía, tragando con esfuerzo mientras enfocaba la mirada en un punto del cuerpo de Kei.

—No hace falta —murmuró en un hilo de voz, muy lejos de haber conseguido la intensidad que había pretendido darle—, no lo necesito.

—Julian, levántate.

Kei le agarró del brazo pero antes de que llegara a tirar de él, Julian lo apartó, golpeando su mano bruscamente, manteniendo la suya en alto, conteniendo la respiración ruidosamente al darse cuenta de lo que había hecho y abrió mucho los ojos, impresionado, incapaz de levantar la cabeza, hundiendo un poco más la espalda hacia delante.

—No... lo siento... —farfulló en un tono de voz tan bajo que hasta le costó oírlo incluso a él. Aquello no iba como él lo había planeado; no estaba funcionando. Estrujó la mano en la hoja, sacándola lentamente del bolsillo y se humedeció los labios antes de volver a despegarlos para hablar—. Dije... —intentó llenarse los pulmones de aire— que me quedaría aquí. Estoy harto de que me tratéis... como si fuera a romperme.

—¿Y no es exactamente eso lo que vas a hacer?

La voz de Kei era fría, seca y Julian hubiera encogido aún más la espalda si no hubiera temido terminar con la frente apoyada en el suelo. Sabía la imagen que le estaba dando, la impresión que daba y lo que sucedería si terminaba encorvándose más hasta llegar a tocar el suelo. Movió la mano libre, intentando apretar un instante el puño para controlar los pequeños temblores que sacudían su cuerpo sabiendo que Kei lo estaba notando y la apoyó en el suelo, ejerciendo la presión necesaria para ayudarse a enderezar la espalda, sin llegar a levantar lo suficiente la cabeza para verse obligado a mirar a Kei a la cara.

Cuando habla el corazón 3 (chico x chico)Where stories live. Discover now