Capitulo 24

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Julian apoyó una mano sobre la barandilla, bajando despacio. Se podían escuchar las voces desde arriba y Julian ya se había acostumbrado a ese escenario cada día. Era agradable que siempre hubieran voces y ruidos desde primera hora impidiéndole sentirse sólo o perdido aunque hacía tiempo que veía como todos callaban y se alejaban cuando lo veían aparecer haciéndole sentir excluido de algo que estaba sucediendo y desde hacía días empezaba a ver las señales y la alarma de algo que le había preocupado desde hacía tres meses.

Había preguntado, por supuesto. Después de soportar los cuchicheos y las miraditas desde la distancia, Julian había hecho lo que seguramente Kevin le hubiera recomendado: preguntar. Claro que si Kevin hubiera estado allí no hubiera tenido esa necesidad...

Cerró un segundo los ojos, agobiado y se detuvo sin bajar completamente las escaleras. Desde allí se veían las puertas cerradas de la habitación mecalizada de Oshi y sintió un espasmo de terror pero alejó rápidamente esos pensamientos. Aunque desde que había llegado la hermana de Rykou no se habían oído más gritos ni visto movimientos frenéticos de un lado a otro tratando de recuperar a su amigo, no significaba que Oshi hubiera muerto... No... Rykou hacía un mes que había vuelto y aunque no esperaba que su expresión cambiara, imaginaba que alguno de los que se movían por la casa especialmente sus compañeros, daría alguna muestra de ello.

Y esperaba que Kei se lo hubiera contado.

No... Tal vez Kei no se lo dijera pero había escuchado en algún momento voces dentro de la habitación y no había visto que redecoraran el cuarto.

Fuera como fuera aún no se había atrevido a abrir la puerta para comprobarlo. Tal vez vivir creyendo que todo seguía igual era mejor que conocer la verdad...

Desvió la mirada hacia el despacho del chico rubio y apretó con fuerza la madera de la barandilla.

Había estado prácticamente toda la noche sin dormir, fingiendo que lo hacía cuando notaba la mirada de Kei fija en él. No quería perder la libertad que tenía, la confianza que le había dado, una relativa, por supuesto. Julian no dudaba de que alguien apareciera si se encerraba en el cuarto de baño durante más del tiempo que consideraban necesario o que alguien fuera a seguirlo si decidía salir solo... pero ya no había nadie detrás de él todo el rato y su relación con Kei se había vuelto idílica... Vale, no. Idílica no era la palabra pero se sentía querido y esa calidez conseguía borrar esa angustia y miedo, difuminar esa parte oscura de su mente, esa parte de su vida demasiado borrosa, demasiado negra, pero pese a ello, Kei no había ido a buscarlo ni una sola vez. Julian en cada una de las ocasiones, había tenido que encontrar el valor para acercarse al chico rubio y, aunque nunca lo había rechazado, eso le producía cierta ansiedad, como si sólo él tuviera la necesidad de tocarlo, de sentirlo...

Bajó el resto de las escaleras que le restaban para alcanzar la alfombra oscura que cubría todo el suelo y miró la puerta del despacho, acercándose a ella y respirando hondo, escuchando a medias desde el helado jardín a su espalda las conversaciones de Isi y Rykou y llamó a la puerta, abriéndola antes de que alguien respondiera. No se apresuró a entrar. Los dos hombres rusos se giraron a mirarlo, enmudeciendo pero Julian sólo se fijó en la intensa mirada de Kei prácticamente devorándole. Julian resistió el impulso de dar la vuelta y cerrar la puerta, dando un paso más al interior y pidió unas débiles disculpas antes de acercarse a la mesa, manteniéndose de pie fingiendo que miraba los libros que subían por toda la estantería.

—¿Has venido aquí a por un libro?

Julian no se giró a mirar al chico rubio,enrojeciendo, dado que nunca había tenido mucho interés en ninguno de los libros que había en el despacho y asintió con la cabeza. Podía notar como Kei giraba la silla para contemplar su espalda y Julian se encogió, estremeciéndose, incapaz de no pensar en la noche anterior, las manos de Kei acariciando su cuerpo, sus besos y la forma en la que se había hundido dentro de él.

Cuando habla el corazón 3 (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora