CAPITULO 34

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PRÍNCIPE AZUL

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Denisse

Pasaron dos días desde lo que sucedió con Byron y el golpe, lo bueno es que mi ceja está bien y estoy sanando bastante rápido, lo cual quiere decir que mi cuerpo de verdad está haciendo su trabajo como es debido y eso me emociona un montón.

En el caso de Byron, Kylian me habló un poco de lo que sucedió cuando fue a verlo, por la mañana se quedó conmigo explicándome su sentir y hay cosas que me la paso resaltando en mi cabeza.

Una de ellas es que no actuó bajo sus impulsos, dice que salió del palacio para relajarse y pensar en ello.

Segundo, se permitió hablar con Aslan, a pesar de que no le cayera muy bien, se permitió escucharlo e intercambiar palabras con él. Kylian ahora entiende que no es una mala persona, que en realidad, Aslan es todo lo contrario a él porque no se asemeja en ninguna cosa con Kylian, por eso, terminaban peleando porque eran dos polos opuestos tratando de unirse, pero lo único que provocaban era la resistencia.

Tercero, ahora entiendo un poco más el pensar de Byron, no dudo que tenga razón Kylian al creer que su hermano se estaba culpando por la muerte de Antonella. Hasta el día de hoy por la mañana me mostró el vídeo, en el que por fin pude sentir un poco de tristeza, aunque no lloré como debería.

Es raro que llore por cosas tontas y no llore por ella, pero creo que lo haré cuando obtenga la venganza que ella siempre se mereció. Por otro lado, me alegra saber que Kylian y yo estamos reforzando cada día nuestra comunicación, es evidente que es nuestro pilar fundamental, sin embargo, hay parejas que no refuerzan lo que ya tienen porque creen que no necesitan un poco más de esfuerzo o pulir.

Es lo que nosotros hacemos, pulimos lo que tenemos, pulimos lo que ya hemos creado para que se vuelva un diamante perfecto. No me preocupo por él, ya que sé que va a venir a mí cuando me necesite, no obstante, entiendo lo que quiso decir cuando me dijo que a veces necesitaba de su hermano. No me lo tomo a pecho, tampoco hago un drama por ello, lo analizo y lo entiendo para apoyarlo cuando sea necesario.

Tomo una foto de mi cuerpo desnudo cuando termino de ducharme y secarme el cabello, se la mando para luego comenzar a ponerme toda la ropa, esta vez como hace un poco de frío y me dijo que íbamos a tener un día movido, me coloco una sudadera de él que no me queda hasta los muslos, me queda casi perfecta por mi abdomen, unos leggins y quiero ponerme unos tenis nuevos que acababa de comprarme.

Voy hasta la cama donde me siento al borde y me intento meter la primera zapatilla, entra y voy por la segunda, el problema llega cuando veo los cordones sueltos y me percato que si los ato como de costumbre, me van a apretar muchísimo.

Estas zapatillas se me veían muy bien y ahora... Parece que mis pies acaban de adquirir el tamaño de una jodida bomba.

Cubro mi cara, sintiendo el sube y baja de emociones que me asola en segundos y me destruye. No lo sé, tantos cambios por los que he pasado es lo que me tiene así y no me voy hacer la santa diciendo que los cambios son una bendición, que tener los pies hinchado, tener reflujo, dolores de cabeza, dolor de senos, espalda, tener mucho sueño y mil cosas más es una grata bendición y que es lo más bonito del mundo.

Es algo a lo que el cuerpo no está preparado por más que prepares a este bebé, son cambios bruscos y que no solo se trata de cortarte o tinturarte el cabello, va más allá de eso.

—Muñeca...

Cuando abre la puerta, su sonrisa se esfuma porque se abalanza contra mí, encajando ya una rodilla contra el suelo para sostener mi abdomen y tratar de saber que es lo que pasa.

Un paraíso en ruinas #2 Where stories live. Discover now