Un paraíso en ruinas #2

CAPITULO 43

BLANCO Y ROJO

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Denisse

No tenía la menor idea que en este día me iba a volver a casar.

Cuando una vez fue boda y lágrimas.

En otra ocasión fue boda y balas.

Sin embargo, esta es boda de blanco y rojo.

Un color que me determina desde mi simple cabello, no tenía idea de los planes de Kylian hasta que Aslan me instruyó conforme todo lo que tenía que saber. No solo los regalos de antes tenían sentido ahora, sino que había tradiciones que no conocía de este lugar.

Algo importante por puntualizar es que no se pudo hacer como una boda verdaderamente turca, desde la pedida de mano, el café con sal y pimienta y ese tipo de cosas. No solo por el hecho de que es nuestro segundo matrimonio sino que también ya hay miembros de nuestra familia con los que no contamos que ciertas tradiciones bajo lo que dicta el terreno turco no podían llevarse a cabo al pie de la letra.

Una de ellas fue el Kina gecesi, esta ceremonia consisten en que la novia ira vestida de rojo con un velo que le cubra la cabeza y la cara mientras colocan canciones tristes para que la novia se despida de vivir con sus padres. Desde ese punto ya no se podría cumplir, segundo punto, la madre de mi marido tendría que poner una moneda de oro en mi mano para abrir la ceremonia y que comience la celebración de pintura con henna.

Todo eso no se pudo cumplir, sin embargo, ayer por la noche me pintaron las manos desde la muñeca hasta la punta de los dedos y cada diseñó me encantó. Las tradiciones de los turcos son tan nuevas para nosotros que por eso se adelantó Kylian a explicar que por asares del destino no íbamos a poder cumplir con todo.

Tan solo sería una celebración desde que nos conocimos, por el año que llevamos juntos, por todo lo que hemos pasado y para que esta boda la logremos disfrutar y no se repita lo de la última vez.

Me colocan el vestido y meten mis pies en los zapatos llenos de rubíes, aunque es una piedra que genera mucha atención, es la misma que consiguieron habituar a cada prenda para que rezumara elegancia y aunque captara atención, la gente no lo viera como algo para presumir.

Es una piedra que me pertenece.

Que Kylian cada día me recuerda que lo hace desde que nací, no entiendo como es que sabe tanto de mí, creo que le afecta pasar demasiado tiempo con Henry o Hodge porque le desvelan secretos míos. Como mi fascinación por el rojo que al final terminó siendo un color que fingí odiar porque conforme iba creciendo la gente decía que llamaba mucho la atención.

Y seré honesta, las mujeres me decían que no era ético llamar mucho la atención, que eso era algo malo y debía de ser menos presumida pese a que desde nacimiento haya tenido este tipo de color en mi cabello. Los hombres, muchas veces dijeron que si me violaban alguna vez, era mi culpa por ser demasiado llamativa ya no solo por mi cuerpo, sino por usar ese color siempre que tentaba a los hombres.

Creo que las personas querían que me arrancara todo el cabello para que dejara de ser llamativa.

Con el paso del tiempo y gracias a mami que poseía el mismo tono de cabello que yo, lo dejé pasar aunque es verdad que por años nunca usé ropa de color rojo por esos motivos. Desde el momento en el que me uní a Kylian eso cambió, todo cambió.

Me hizo amar ese color que me pertenecía.

Porque a mí en verdad me pertenece el rojo y desde nacimiento.

—Las tradiciones en nuestra tierra son un poco antiguas y es algo que sé que no van a seguir al pie de la letra y tampoco es necesario —dice Aslan colocándome el velo—. Una de ellas como la ceremonia del brazo, donde la tía que se encarga de tener preparadas cada fase de la boda te dirá que en casa de tu marido nunca debe de hablarse de lo que suceda en esa casa. Eso llevó a que muchas veces las mujeres maltratadas siguieran las normas y no hablaran de nada. Muchas veces los matrimonios concertados aquí y más sobre la mafia no prosperan, se hacen las tradiciones como el de la vela y es que si esta misma se apaga sin consumirse el matrimonio será lo peor, y si se consume mas no se apaga va a ser un matrimonio feliz.