Denisse ya no es la capitana de su propia tropa, es la reina de la mafia turca.
Fue arrancada de los brazos de la persona que amaba, de su caos, del hombre que la hizo fuerte, poderosa y capaz de controlar cualquier bestia infernal.
Los enemigos s...
Mason está en Estados Unidos con Hodge, Aslan está ante el poder, las mafias tienen a sus líderes en cada una de sus posiciones mientras que yo estoy en mi habitación que compartía con Denisse.
Hace una semana que la perdí, las mafias comenzaron a hacer acto de presencia con ataques sutiles y sobre todo con alianzas porque ya presienten que todo esto va a colapsar.
La muerte se acerca en vivo, en carne y hueso.
Analizo el arma que está en mis manos, voy hasta la esquina de la habitación solitaria para arrastrar el sillón hasta el espejo que tengo en la otra esquina.
Un espejo en el que vi muchas veces a mi mujer, como me recibía, como nos tomaba fotos de pareja o incluso como es que se veía el vientre cuando le empezó a crecer.
Tomo asiento, le meto la bala al tambor, con una basta.
Recargo mis codos contra mis rodillas, dejando caer mis manos con las que sostengo el arma entre mis piernas. Cuando elevo la mirada veo la catástrofe, la rebelión, el hijo de puta que me han convertido con todo lo que he pasado y todo lo que van a recibir de mi parte.
Este hijo de puta los va a terminar.
Lo mejor para mí es que en mi cabeza se grabó el mapa que hice, como es que todas las piezas estaban en su lugar, los hilos que unían cada extremo y que el objetivo es que todos los enemigos cayeran en la farsa.
Que se la tragaran entera.
Me río de ese comentario en mi cabeza, veo como la malicia se extiende por mi cuerpo. Siempre estuve destinado a esto, a acabar con países enteros, para evolucionar para mal, para ser peor que las generaciones pasadas y que por ende mis hijos sobrepasaran mi lado salvaje y oscuro.
Lo estoy haciendo bien.
Estoy yendo por buen camino.
Todo lo que estoy logrando es abismal y lo peor es que se van a tragar cada puta palabra, cada puta imagen que implante en sus cabezas. Yo compré tiempo, ese mismo que a ellos se les va a agotar y más cuando vean que ya no hay nada ni nadie que me detenga.
Ya no habrá nadie que me frene.
Todos nos preparamos por meses para ser nuestras peores versiones, la mía puede ser la más cruel y no me importa, porque provocaron a la bestia y es la misma que no se acojona cuando ya lo invitaste más de una vez a entrar a tu juego.
Seré un asesino, seré una aberración.
Seré lo que sea que quieran que sea.
No me importa, porque puedo con eso y más, les demostraré que con huevos siempre fui capaz de estar en cualquier puesto. Estuvo destinado desde el principio, pude con dos cargos en dos milicias diferentes, siempre estuve destinado a ir por más y más.
Ya nada me detendrá.
Ya nada me joderá.
Yo les mostraré a ellos lo que de verdad es joder, lo que de verdad es llorar y clamar a todos tus dioses que te escuchen porque ya vienen por ti para hacerte mierda en un segundo.
Ese soy yo, Killer.
Asesino en otros términos.
El nombre siempre lo tuve muy presente, sería una nueva faceta mía que iba a desatar en cualquier momento.
Cuando atrapo ya no suelto porque conmigo solo tienes dos destinos: me sirves o te mato.
Así de sencillo, este es mi juego, siempre estuvo puesto para serlo y es momento de demostrar quien es más inteligente, quien es quien tiene los huevos puestos para destruir de verdad y ser la pesadilla del mundo entero, no solo de tu puta organización.
Yo siempre voy a lo grande.
Yo soy quien se comería el mundo entero si lo place, o incluso, que lo pondría en sus rodillas para que me sirvan como el jodido rey que siempre fui y que nunca me sacarán de ese papel.
Llevo la pistola a mi sien, mirándome directo al espejo sonrío para mí mismo, dejando que la oleadas de maldad se tomen toda la habitación.
Mi reflejo es uno, solo veo a una persona que va a poder con los cargos que le salgan de los huevos.
El comandante supremo.
El zar.
Killer.
Tres, tres, ese número siempre me ha gustado, siempre me ha traído buenas cosas.
Incluso Kai nació a las tres de la madrugada.
Tres, tres, tres.
Comandante supremo, el zar, Killer.
—¡Destruiste mi puto paraíso en sangre! —Ladro al espejo, ideando ya la imagen de Murat temiendo por mi llegada—. Pues ahora todo se fue a las ruinas, mas no estás preparado para lo que está por venir.
Llevo el dedo al gatillo.
Esto se terminó.
Esto ya no está bañado en sangre cuando está hecho pedazos.
¿Quieren maldad?
Maldad van a tener.
¿Quieren caos?
Catástrofes en cadena van a tener.
¿Quieren ruinas?
Todo lo que posean se irá a la puta ruina.
Disparo.
La bala estalla.
Esto es mío, si no lo conoces, el día en que morí lo nombré...
Un paraíso en ruinas.
FIN DEL SEGUNDO LIBRO.
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