CAPITULO 39

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MADNESS

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Mason

El palacio de mi mami se está preparando para la fiesta de diamantes, todos tienen trabajo y es algo que no me importa porque si no estoy en compañía de mis animales, lo estoy de mi mejor amigo asesino Hodge. Sin embargo, yo también soy un hombre ocupado y bastante independiente que sé muy bien que no tengo que depender de nadie y mucho menos de mis padres.

Ellos por el momento se encargan de cuidar de mi hermana muy menor, tanto que sigue en la panza de mi madre, soy celoso y es algo de mí que no detengo a su crecimiento, no obstante, espero que si me van a dar más hermanos sean solo niñas para que se vayan como monos contra mi papá y me dejen solo con mi mami.

Camino por los pasillos haciendo que mis perros tengan mucho cuidado en hacer ejercicio, con ayuda de mi tío que está fuera de combate, el abuelito y Aslan hemos logrado impartir un gran entrenamiento hacia ellos.

Lo que quiere decir que sirven para proteger y matar.

Mi antiguo perro llamado Storm al yo adquirirlo de muy pequeño tan solo sabía algunas cosas de defensa y ataque, no estaba nada mal, sin embargo, conforme fui creciendo y me di cuenta el tipo de mundo en el que me encuentro, necesitaba eso y más.

Pequeños asesinos caninos como yo.

Por eso también llegó a mí la idea de tener un lobo perro, no es lo mismo que un perro normal y tan solo lo quiero en mis manos porque estoy armando mi propia guardia. Mi padre siempre tiene soldados que le cuidan la espalda, de mí lado aunque tenga a muchos soldados a mi servicio no quiero quedarme solo con esa opción. Necesito algo con lo cual me desenvuelvo mejor y son los animales.

Incluso Cheetos ya sabe morder con fuerza y no en un sentido de juego, en el santuario de Bretaña donde se encontraba tuvo un dueño que siempre le dio la vida como un bebé. Parecido a mí. Incluso Cameron es más salvaje que Cheetos así que al llegar a mis manos me encargué que sacar su lado protector y salvaje para que lo empleara de manera correcta y estuviera a mis servicios.

De hecho por eso estoy aquí, vagando en los pasillos porque quiero encontrar un lugar para hacer una habitación recreativa y de descanso para mis animales, incluidos el lobo que voy a obtener.

Mi papá me dijo que no.

¿Y saben que pienso de eso? Que no me importa que me diga que no porque en mi cabeza ya dijo que sí.

Empujo una puerta alejada de todas las demás, mis ojos se abren con sorpresa cuando me topo con una oficina bien equipada, decoraciones sencillas, libreros de piso a techo y los muebles de una madera oscura con muebles del mismo tono. Es demasiado oscuro que me gusta.

Paso sin más, yo sé que no es la oficina ni de Aslan, ese señor tiene hasta fotos profesionales de sí mismo sin playera que según dice que fue un modelo para una marca turca. Yo digo que está loco, se les cayó de chiquito.

Tampoco es la del abuelo porque es bastante sencilla y llena de recuerdos de la abuela Michelle y de mami siendo una bebé. Y de mi papá menos, ese señor también le gusta llenar todo de lujos, tiene plumas con diamantes y bañadas en oro, una vez le robé una y creo que la perdí.

Esta oficina es rara, hay cosas como libros sin título y aunque es acogedora para mi bestia interior, siento que tiene muchos secretos en su interior.

Hay una sala de cuero en el centro, una chimenea enfrente y una estantería a cada lado de ella. Cuando me acerco para ver encuentro cuarzos, piedras preciosas, imágenes de joyas y también una bola de cristal. La gente aquí es rara y diría que mucho.

Un paraíso en ruinas #2 Where stories live. Discover now