CAPITULO 44

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PLACER

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Denisse

Sus labios marcan mi piel mientras que termina de sacarme los tacones, toda nuestra ropa yace en el suelo. Hay algo dentro de mí que me dicta que tengo que disfrutar todo esto al máximo, un par de lágrimas se deslizan de mis ojos al sentir que en realidad queda poco para nosotros, que este pequeño momento que acabamos de vivir tan solo es eso: un pequeño momento.

Mami decía al leerme cuentos de princesas que los malos y los problemas no se podían acabar demasiado rápido o nadie tendría una historia que contar, ninguna princesa sería reconocida también como una guerrera si es que no pasaba antes por todos los obstáculos que sus enemigos le ponían.

No habría cuentos ni de princesas ni guerreros con escenarios bélicos si los problemas fueran demasiado sencillos de resolver.

—Kylian...

—Lo sé, lo sé.

Cuando me mira entiende todo lo que me está pasando, poniendo mi mano contra su pecho sé que también lo siente y es que se acerca el momento donde todo estalla, donde todo tiene que irse a las ruinas para luego resurgir de las cenizas.

—Vamos a estar bien —pega su frente contra la mía—, te lo prometo.

—Todo es tan jodido y cruel.

—Es como tiene que ser, hoy tenemos la oportunidad de celebrar esto, de ser solo nosotros dos y nadie más —besa la punta de mi nariz—. Mañana será diferente y los días que le sigan también. Es lo que tenemos que hacer para ganar, a mi familia nunca le ha ido bien perder aunque tenga que fingir hacerlo por un tiempo.

»Siendo honesto, ya no me interesa ser un cabrón hijo de puta solitario. Mi motivación antes se resumía en arrasar y consumir todo a mi paso sin importar quienes de los míos me cargaba. Ahora tengo una familia sólida, me enseñaste tantas cosas que no puedo seguir siendo de esa manera. Ahora si soy un cabrón hijo de perra que arrasa con todo mundo, es así, con el mundo mas no con los míos, no con mi familia. Porque son todo lo que tengo y por lo que siempre voy a luchar para que se mantengan en pie hasta el final.

Desliza su pulgar contra mis mejillas, barriendo las lágrimas pesadas.

—Hay veces que tenemos que perder, mon décès.

El hecho de que él mismo lo diga sin remordimientos ni costos es algo que me deja fría, como también cuestionándome tantas cosas. Han pasado días, momentos en los que hemos planeado tantas cosas que tengo que recordarme cual es el paso siguiente, cual es el plan b si el plan a no funciona como lo esperábamos.

Se posiciona entre mis piernas, besándome en el proceso en el que se desliza en mi interior para hacerme suya. Cada embestida es un recuerdo, es una promesa, me muerde el hombro mientras yo le entierro las uñas en la espalda. Dejo que me tome, que me posea.

Todo de él lo recibo.

Como yo le doy todo de mí.

Ya no soy fragmentos y mucho menos inseguridades, soy una mujer fuerte que encima compite con los deseos de su hombre porque los dos estamos al mismo nivel sin importar que uno sea hombre y yo una mujer.

Lo beso llena de desesperación, queriendo que el tiempo se alargue mientras me promete tantas cosas al oído.

Vamos a salir con vida de esta.

Vamos a reinar como siempre estuvo destinado a ser.

Vamos a estar bien mientras que él esté con vida.

Un paraíso en ruinas #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora