❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 5 𝐴𝑚𝑜𝑟

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El jefe de esa pequeña mafia tenia más poder del que uno se pensaba, pero por motivos irrelevantes prefería esos seis idiotas que a nadie más. Tenia otras pequeñas mafias repartidas por la ciudad y otras más fuera de ellas.

Esa semana no habían sido las mejores. La policía mando una orden de busqueda y captura de todos los involucrados, al menos, de los tres que se vieron por las camaras del hospital incluyendo a Horacio. El jefe los mando a descansar. Les entrego las llaves de una pequeña cabaña que tenia en los hoteles del bosque natural donde el encargado era su amigo y por supuesto que no hablaría de nada.

O le volaban la cabeza.

Calculaba el tiro con el rabillo del ojo. El arma que tenia entre sus manos era la que Dexter le habia dado. Un obsequio por si las dudas alguna vez llegaba a estar solo y en problemas.

- Respira -se colocó detras de él tomando sus manos encima de las suyas, ayudándole a apuntar correctamente hacia las botellas de cerveza vacías encima de tablones de madera a la intemperie- Tiene que ir recto, conforme tu veas el largo por el ojo ahi es donde va a caer la bala. -

Sentía su cuerpo detrás de él, teniendo aún más nerviosismo del que normalmente tenia.

Un tiro bastó para darle a un arbol en vez de a la botella.

- No sirvo para esto. Es mejor el cuchillo -Volteo a verlo entregándole el arma.

- No... si puedes -sonrió sin tomar el arma para así volverlo a posicionar - Confío -abrazó su cadera viendo por encima de su hombro hacia donde apuntaba.

- Ah- Dex... sí respiras en mi nuca no puedo concentrarme -sonrió el moreno bajando el arma.

- ¡Oh! Lo siento -se quedó a un lado viendo al moreno nervioso- pensé que necesitabas ayuda. Solo relajate. -

- Con un arma en las manos no creo poder -el castaño se acercó solo un poco, recargandose en el tronco que hacia de barrera para así subir su mentón con una sonrisa enamorada.

- ¿Y que tal si probamos algo para calmarte? -el café de sus ojos pasó peligrosamente por el borde de sus labios carnosos.

- ¿Cómo que se te ocurre? -le devolvió la sonrisa viéndose cómplice sus acciones.

- Hmm... dejame pensar -se acercó para besar sus labios. Era torpe cuándo sentía nerviosismo pero eso le encantaba a Dexter, poder ser quien calmaba aquello y lo provocaba al mismo tiempo.

Las pequeñas hojas de arboles caían formando parte de su amor en secreto, la brisa golpeaba ligeramente su rostro con alguna que otra pequeña cortadura, mientras que la vida seguía normal a su alrededor, ellos firmaban un sentimiento más profundo que ninguno otro.

Tomó una calada de aire disparandola como un flechazo a su interior, sus ojos se volvieron a encontrar una vez que su acaramelado beso terminó pero, sin enfocar nada más que en sus labios, este se mordía satisfactorio como un gesto provocador.

El estadounidense señalo con la cabeza las botellas de cerveza dándole espacio a que disparara. Relajó su cuerpo entrando en un trance con la botella y la mirada del arma. Tenía razón cuando dijo que la atención no solo era un porcentaje de como disparar en un punto específico, sino sentirse preparado para tomar un arma, sabiendo el daño que causaría sí disparaba correctamente.

La bala rompió en pedazos la botella más lejana, siendo una de las más difíciles de atinar.

- Muy bien -lo felicitó con aplausos.

Por atrás un rubio de ojos azules se encaminaba hacia ellos con unas cajas de pizza en mano, Gustabo, que después de algunos días sin saber nada de su casi hermano le empezó a buscar como loco, pero aún así no hallo respuestas solamente unos días después al recibir una llamada de un teléfono desconocido, era Horacio, le contó lo sucedido y desde ese momento el mayor fue a vivir con él, así ayudando a traer comida u otras cosas para que ellos no fueran pillados.

- Ya llegué -Horacio volteó con una sonrisa animada, viendo a Gustabo con dos cajas de pizza.

- Ohh bien. Me muero de hambre -caminó hacia él.

- No si ya se nota que tienes hambre, le comiste to' el morro -bromeo sentándose en la mesa a un par de metros de ellos alrededor de más arboles. Horacio se sentó al otro extremo.

- ¿Quieres darle al blanco? -le estiro el arma el castaño a Gustabo.

- ¿Cómo? No gracias. Sí tengo que pasar por comerte la boca prefiero morir -abrió la caja de pizza escuchando un par de risillas.

- Uhhh llegué a tiempo -se unió a ellos Matty que se sentó a un lado de Gustabo tomando tres rebanadas de pizza- El jefe esta moviendo un pequeño cargamento de vehículos por la costa, en cuanto llegue vamos a tener que ir ayudar -se refirió a Dexter.

- Sin problema. Ya me había comentado, pense que al final esa carga se vendió antes de llegar aqui -

- Creo que tiene más valor aquí porque esos vehículos aún no han llegado al mercado -asistió.

Horacio no opino en aquello, habia aprendido a no meterse en esas cosas y menos si era perder algo del jefe. Perdieron armamento aquel día, tal vez no fue su culpa pero evitaría ser parte del problema.

Eso significaba que pronto se irían de la cabaña, lleno de ilusión por volver a las calles y hacer atracos con su navaja junto a el rubio, sutilmente y con un leve sonrisa animada observó de reojo a Gustabo; si, había recibido un regaño monumental por su parte cuando le contó todo, y de alguna forma le había convencido de no matar a su actual pareja, a pesar de todo el mal sabor de boca que el menor le hacía pasar ahí estaba, junto a él, hasta el fin... hasta que uno de los dos dejara de tener pulsó...

Tomó un pedazo de pizza y regreso su sonrisa dulce para asi darle a Dexter de comer en la boca. Al recibirlo con un apapacho tierno, acaricio su mejilla colorada antes de robarle un pequeño eh indefenso beso.

- Creó que voy a vomitar -sonrió el crestas. Gustabo dejo su rebanada, se paro de su asiento yendose con dos rebanadas en la mano.

- Si no les importa -tomo una caja de pizza Matty yendose de ahí junto a Gustabo- comer a gusto nunca fue una opción. -

Le gustaba la relación que tenian sus amigos después de tiempo estando con Dexter. Aunque bromearan siempre con sus jugeteadas tontas, era como cualquier mejor amigo que, deseaba que no estuviera con el otro por dejarlo a un lado; asi cómo Matty su amigo del alma de Dex que tenia que aguantar escuchar hablar del menor cada que salían.

La noche cayo lentamente, cubriendo sus cuerpos de la luz de las estrellas. Horacio se recostó encima de la mesa despejada para admirar las radiantes de luz en el cielo. Al menos en la ciudad no se veían del todo y aprovechó el momento, la tranquila para seguir a un lado de Dex con esa paz.

Sus cuerpos vagamente cabían en la mesa pero eso no les impidió lanzar un par de besos coquetos a escondidas. Sus grandes pestañas decoraban sus preciosos ojos bicolor que jamas en su vida Dexter había visto, hallando el significado de estar enamorado y loco de alguien.

Acunó su mejilla, acostadose hacia un lado al igual que el menor para dedicarse miradas tiernas junto con caricias suaves.

- Te amo -susurró. Inevitablemente sonrió adorable ante sus palabras.

- Yo te amo más -frotó su nariz contra la suya.

Quizás no eran la mejor pareja por las cosas que pasaban juntos, pero para ambos era lo mejor que jamás alguien les pudo dar antes. Al menos para Horacio, un amor grande en un corazón lleno de esperanzas como uno que nunca había sido amado ni lastimado. Su primer amor, intenso como el ardor del fuego y hermoso como saber que sus palabras provocaban que ese hombre, cuyo pasado y presente eran de alguien sin sentimientos, pudo arreglar su rota sonrisa mientras que las flores volvían a salir.

Asi se sentía, con la dicha de mejorar el clima a su alrededor y causar paz en su interior, regreso para dejar más besos sobre la curva de sus labios sintiendo su cuerpo relajado, en calma dandole a cargo su vida entré sus manos.

Y para este momento ambos creían saber que es estar enamorado profundamente de alguien, y querer darlo todo por esa persona que hacía sus ojos brillar...

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Where stories live. Discover now