❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 20 𝐸𝑙 𝑛𝑖𝑛̃𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜

157 89 3
                                    

Horacio avanzó primero, entre risas Víktor lo seguía. Las escaleras eran pequeñas y su habitación no estaba tan lejos entre los pasillos.

— Toca... —sonrió divertido señalado a una puerta de un huésped desconocido.

— No, no, no, no —rodó los ojos acercadose a tocar y en cuanto lo hizo echo a correr.— Horacio —lo regañó corriendo detrás suya, salvandose de quién saliera atender en la esquina de un nuevo corredor— No hagas eso —reía.

— ¿Qué pasa? No hice nada —pasó su mano por su cara.

— Hay camaras aqui. Si te pillan yo no me hago responsable de que te echen del hotel. —

— No se de que me hablas —caminó sonriente.

Al llegar a su habitación, Víktor dejo que entrara primero Horacio, como todo un caballero o... para que viera su sorpresa.

Avanzó borrando su sonrisa poco a poco acercándose a la cama, en donde como decoración, habían pétalos de rosa en forma de corazón por toda esta y por el suelo. Las sábanas blancas y la luz cálida de las lámparas de noche lo hacían verse más romántico.

Ladeó una suave sonrisa, una que se veía orgullosa, esperanzada y con ilusión, al sentir como aquello lo hizo por él. Estando a un par de centímetros cerca de la esquina de la cama, Víktor con ambas manos detrás de él camino hacia su compañero que permanecía estático, capturando el momento más perfecto de la noche sobre sus ojos.

Conmovido volteo a verlo, contagiandolo de su dulce mirada en la curva de sus labios.

— ¿Qué es esto? —

— Bueno... Un detalle —sacó sus manos detrás de él— ¿No te gusta? —

— Si... —volteó a ver la cama para regresar enseguida la mirada hacia Víktor— Me gusta —ambos se acercaron al otro, guardado esa intimidad entre esas cuatro paredes con el brillo de sus ojos— ¿Lo hiciste por mi? —

— Todo lo he hecho por ti y para ti —apoyó sus manos en su cadera, moviendola lentamente hacia él jugando con su mirada embobada. Horacio no podía estar tan nervioso, avergonzado pero feliz a la vez, dando un vistazo a la cama una vez más.

Ambas manos cayeron sobre su nuca, jugando con su sonrisa encima de la de Víktor.

— Es muy lindo... —su pálida piel se tiñó de rojo sintiendo esa presión sobre su pecho.— Demasiado para mí... —

— Nada es suficiente para tí... —su cercanía era casi nula y la magnitud de sus sonrisa era de confianza...

— No me gustaría arruinar la decoración —sonrió el peligris observando el corazón de pétalos.

— Puedo mandar hacerlo mañana... y todas las noche si quieres —asintió cuidadosamente, acercándose hasta romper ese espacio entre ellos.

De pronto la noche se volvió un cumulo de emociones en su estadía, dos cuerpos creados para estar con él otro se reencontraron una vez más, una de tantas noches, una perfecta donde París los cubría de sus actos, y las estrellas iluminaban el cielo con luz que entraba por su ventana.

Sus labios suaves tomaban los suyos con mucha gentileza, casi como sino quisiera hacerle ningún tipo de daño aunque nunca lo hizo, las yemas de sus dedos iban temblando conforme su cintura se hacía más pequeña enfrente de él, rozando sus necesitados cuerpos el uno del otro para estar en completa calma.

Sus ojos cerrados hacían desparecer sus problemas entre ambos, mientras sus respiraciónes empezaban a agitarse por la falta de aire que dejaban toda sobre sus bocas, el tiempo corría más lento a su parecer, los besos iban lentos pero llenos de sentimiento, con una gran necesidad de profundizarlos, Viktor calmaba la ansiedad del menor.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Where stories live. Discover now