❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 24 𝑁𝑜 𝑙𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟𝑖𝑎𝑠...

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La noche era bastante fría y una niebla descendía por la ciudad de los santos con la humedad de las pequeñas chispas de agua que caían del cielo, amenazándo con caer una tormenta en medio de las casas solitarias.

El peligris se encontraba sentado en la orilla de la cama rodeado de ese silencio absoluto. Su gata dormía plácidamente a un lado de él, donde de vez en cuando, la acariciaba para no sentirse tan solo. Esa pequeña presencia lo mantenía conforme pero no tenía que decirlo en voz alta para darse cuenta que extrañaba mucho al menor.

El remordimiento lo comía por dentro y estaba enojado porque horacio no llegaba a casa. 57 Llamadas perdidas más 100 mensajes en bandeja, la mayoría de estos con un simple "¿Dónde estás?"reflejaban su enorme preocupación; pero no era un acosador, simplemente se preocupaba por su novio que ya habían normalizado el que si alguno de los dos salía no iba a tomar demasiado hasta perder la conciencia.

La frustración por no saber de él era frustrante.

Perdido en sus pensamientos escucho como la puerta se abría de la casa. La casa estaba en silencio total y con el oído de un Alcón, se asustó por pensar que alguien se había metido a casa.

Bajo lentamente las escaleras viendo en esa oscuridad tenue la sobra de alguien un poco más bajo que él tambaleandose al caminar hacia el sofá.

Su respiración iba al mil mientras bajo el último escalón para así caminar de puntillas hasta llegar a la sala. La sombra algo oscura se recostó sobre el sofá mientras que Volkov se acercaba, prendio la luz principal para ver aquel ser.

Para su peor sorpresa, Horacio yacía en el sofá con dos grandes moretones en la cara.

— ¿Horacio? —dijo confundido. El moreno abrió sus ojos cansado y desorientado. Su ropaje estaba algo arañado y parecía que sus nudillos tenían algo de sangre.

— ¿Mmmmhg?—

— ¿Qué cojones te paso? —rodeo el sofá llegando hasta su lado esperando una respuesta pero la pesadez de sus ojos le impidió responder correctamente— ¿Horacio? —agitó sus hombros para que despertara.

— ¿Qué? —

— ¿Qué te paso? —olió un aroma muy fuerte en su cuerpo a alcohol. Suspiró pesado mirando hacia abajo y cubriéndose los ojos. — No puede ser...¿Qué te dije? ¿QUÉ ES LO QUE ACORDAMOS?—

— No grites —suplicó en un susurro.

— ¿Por qué no contestabas mis llamadas?¿Dónde estuviste?¿Quien te hizo eso?—

— Shhhh—

— ¿Cómo que Shhh? Respóndeme —se notaba enojado.

— Mañana te diré ¿Si?... Déjame.. —bostezó— descansar... —con el ceño fruncido se sentó a su lado viendo lo terrible que se veía desde ese ángulo.

Negó con la cabeza quitándole la chaqueta que tenía mal puesta y metiendo las manos en los bolsillos, se encontró lo peor que podía haber en el mundo. Una pequeña bolsa con residuos blancos se encontraba en su interior. Casi no había nada y al verlo, la rabia en su interior creció.

Horacio le había contado hace mucho tiempo que a veces "no siempre" y "a estás alturas YA NO" consumía esas sustancias. Había hablado con él de esto, le dijo que lo tomaba en su depresión porque lo había dejado su hermano y él mismo cuando se fue a Rusia, se consoló con la comida subiendo algunos kilos de más, él no vió esa etapa de él pero si que sabía que era una de la cosas, "que lo hacía sentir bien y olvidar todo por un tiempo " lo que le provocaba la droga como de costumbre.

Se lamento cada día por hacerlo sentir mal por su despedida, por no haberlo ayudado en su momento y que se volviera de cierta forma adicto. Le prometió que ya nunca más no haría, pero lo que más rabia le daba es que él los consumió en su momento por sus problemas, ahora mismo no tenía problemas y lo hacía por diversión.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Where stories live. Discover now