❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 16 𝐸𝑠𝑡𝑎𝑛𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑎𝑚𝑜𝑟

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La distracción de Horacio iba yendo más larga que otras veces, como si esperara a alguien, veía a los alrededores cuando se detenía el patrulla en algún semáforo, respetando Volkov siempre las señales de tránsito. Por el rabillo del ojo observó al menor que iba viajando él solo por la ciudad en una nube de interrogantes en su cabeza.

Dex no había vuelto a hablarle, al menos no esos 6 días que habían pasado, sentía esa pesadez en sus hombro de haberlo corrindo de la peor forma, sintiendose mal incluso, él solo vino a verlo aunque no entendiera que ya tenía a alguien más, seguía apreciando de cierta manera a el hombrecillo. Como algo más bajo qué un amigo... Un conocido... Que nadie recordaba haber visto.

Dentro de él había una espinilla por ver quien era ahora Dexter, aunque para nada quería regresar con él, ni se le ocurría nada que no sea amistad con el pelinegro, sentía que a Volkov no le importaba en lo más mínimo, pero tenía sus razones. No era porque no le interesaba Horacio sino que se sentía seguro de si mismo, de saber que él satisfacía todas sus necesidades desde hace ya un tiempo, más aparte tenía en claro que Horacio no era de esa clase de personas que lo engañaría y también tenía curiosidad por si se veían de nuevo, por eso mismo se mantenía al tanto de lo que decía Horacio del innombrable.

Dejo descansar su mano sobre la suya encima de su pierna, llamando su atención distraída hasta volver a conectar sus lindos ojos con los suyos. Él sabía cómo calmar ese lado tan desperfecto del cual iba empeorando sino recibía una dosis diaria de besos, así que se acercó a bajar su cubrebocas junto a la suyo sin importar si alguien ahí fuera veía sus identidades. Choco sus labios contra los suyos, suaves como algodón de azúcar sabiendo a lo mismo que los suyos, volviendose diabético por tanto dulce en su cuerpo.

Al separarse le dedicó un tierna mira con sus ojos brillosos, tan brillosos que opacaban al sol y mil estrellas.

— ¿Quieres ir a cenar esta noche?.... Yo pago —sonrió conforme el moreno lo hizo, contagiandose de ese dulce momento.

— ¿Tu pagás?... Entonces si voy —mordió su labio.

— Perfecto —regresó a ponerse su cubrebocas.

Esa misma noche se alistaron. Llevando una linda camisa de colores, Horacio era el más colorido de el restaurante y hacia combinar los ojos de su novio a su lado que como siempre iba con su chaqueta de cuero, tan alto que era difícil créer que sus manos encajaran perfectamente en la otra.

La carne era la especialidad de la casa. Un lugar de lujosos vinos y pequeños pedazos de oro en la comida. Por supuesto que pidió lo más extravagante Horacio, era su noche, de ellos, nadie más, así que como era un día especial ya que al día siguiente iba a celebrar un mes más de relación, decidió olvidarse de los problemas para dedicarle toda su atención a su compañero de vida.

Viktor no era experto en vinos, no le gustaba. Pidió algo más... "ruso" que sintiera quemar su garganta.

La noche caía, entre vinos y beluga jugaban entre si sentados en un sofá más angosto aunque el alcohol aún no subía a sus cabezas, pidieron más para llevar a casa y seguir celebrando ahí cuando...

Por la ventana a lo lejos, Horacio visualizo una moto... Una moto muy conocida... y a unos cuantos metros, a Dex rodando por el lugar.

"No puede ser" pensó.

No quería salir para armar un escándalo así que solo se dedico a guardar la calma, tardandose en acabar su comida para que Dex se desesperara y se fuera aunque... Tardó años para regresar... Dudaba que se fuera.

— Uve... iré al baño... ¿Por qué no vas a pillar una botella de beluga más? —asintió levantandose él primero.

Horacio se dirigió afuera cauteloso a la mirada de otros meseros asustados porque no había pagado la cuenta.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Où les histoires vivent. Découvrez maintenant