❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 27 ¿𝑃𝑜𝑟 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒?

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Tal vez el amor es cuando han visto lo peor el uno del otro, sin embargo, todavía están firmemente tomados de la mano. Con él iría sin rumbo, daría vueltas en círculo, con él se perdería en la ciudad o en todo el mundo.

Se sentía enamorado, se sentía contagiado de ese hermoso amor que los unía a ambos como pequeños inexpertos en ese espacio pequeño. Era un juego entre ellos el querer coquetearse con solo la mirada, con sonrisas y mordidas de labio. Después de todo era eso lo que se comían.

Lo había invitado a una noche hermosa de velada. Un restaurante en la terraza con un violinista y muchas velas de por medio.

Sino fuera por los detalles que siempre le daba diría que le propondría matrimonio, o tal vez terminará en una mal pensar de las cosas.

Fue lo más guapo posible. Su cresta relucía hermosamente a la luz de la luna y su piel canela era iluminada por las velas del lugar. Habían flores por doquier, flores rosas que hacían un ambiente más calmado entre todos.

- ¿Viktor? -sonrió detrás de él que lo había esperado mirando las vistas de la ciudad. El nombrado volteó con su esmoquin azul marino y tan lindo como siempre, miro la estrella más hermosa de todas frente a él.

- Ache... -se acercó para si atrapar en ese ambiente de amor tímido su cintura- Te vez increíble cariño... -sonrió dulce. Amaba los halagos, amaba que se los dijera a la cara. Su traje color carmesí convinaba perfectamente en su tono cálido de piel, esos ojos resaltaban con belleza sobre los suyos y ni que decir de esa fila de dientes blancos.

- Gracias... Tú también te vez muy bien -se paró de puntillas para así ir a dejar un beso sobre sus labios. Uno que convocó la lujuria del lugar con ternura.

- Ven... Siéntate -como todo un caballero abrió su silla para dejarlo sentar. Yendo él al otro extremo de la mesa redonda con un mantel rojo. El mesero llegó con el entrante en el menú, al parecer Volkov ya había pedido con exactitud que se tenía que servir esa noche.

Bañados por la luz de las estrellas sonreian bobos por el otro. Un plato de puré de calabaza fue el entrante y sus pensamientos iban corriendo a toda prisa.

- ¿Cuánto te costó todo esto? -miró a su alrededor y el músico con el violín en una esquina parecía ser un experto.

- No lo suficientemente que te mereces... -recalcó tomando una cucharada, recibiendo un sonrojo como respuesta.

- ¿Reservaste todo el restaurant... Por mi? -

- No quería que nadie nos molestará...-rió bajo como si él fuera el hombre más rico de la ciudad- ¿Sabes que día es hoy? -ladeó su cabeza hacia un lado sonrojado.

- Por supuesto... -hoy era 31 de casi medio año. Casi 4 años de relación se acercaban y se auto superaba en los regalos que hacía para él.

No era por comprar su cariño y amor, sabía que Horacio no era así. Pero al menos a él le gustaba conseguirlo de cualquier forma que sea posible, dejando atrás los problemas, las peleas, los celos solo para concentrarse en esa noche única y especial que solo ellos podían tener.

- He estado viendo... Una mansión linda por los viñedos -dijo terminando su plato- No es muy grande... Pero podría ser una casa de vacaciones... Ya sabes. -

- ¿Otra más? -

- Nunca es suficiente... A la larga, si no la usamos la vendere al doble de precio -se le quedaba corto el espacio en casa y la casa de la playa ya no tenía reparaciones, así que tomo un segundo camino en un delirio en la madrugada viendo las residencias por internet- podría ser un buen lugar... Para un futuro... Si es que- bueno... Queremos huir un poco del trabajo. -

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon