❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 12 ¿𝑈𝑛𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑠𝑖𝑛 𝑒́𝑙?

270 92 1
                                    

Alanna había informado por radio de un código 3 en joyería, estando ella al mando de los nuevos agentes del FBI y policías de apoyo, el subdirector y el director iban patrullando calmados por la ciudad.

Las casualidades de la vida lo llevaron a este momento, donde la tranquilidad era su mejor amigo y sus cuerpos simplemente existían en un mar de misterios del porque llegaron aquí vivos. Pero no importaba eso ya, tal vez el hilo rojo realmente existía y mientras su pulgar pasaba lentamente por sus nudillos, él contrarió daba igualmente un delicado masaje.

Las mejores cosas pasaban cuando su alrededor era paz, como una simple caricia o una dulce mirada, lo hacía sentirse bien por dentro ya que Volkov le prohibió que sintiera inseguridades por cualquier cosa y lo tomo en cuenta cuando ya era notorio su mirada enamorada cuando conducía.

Así se sentía el amor. De la mejor forma, volteaba a verlo un segundo solo para acariciar su mejilla por encima de la tela, perdiéndose en sus bellos ojos que dedicaban dulces poemas por su interior. Y es que la felicidad se quedó corta, cuando el tiempo resaltaba sobre sus pestañas largas suspirando contra el cubrebocas palabras que no podían describir lo lindo que era.

Las nubes se despejaron dejando pasar los rayos del sol con una buena intención de que los días fríos se alejaran.

— ¿Quieres ir a almorzar algo? —

— Apenas entramos de servicio —sonrió el moreno.

— Tenemos que comer para tener energías —volteo a ver el tránsito.

— Vale... ¿Dónde quieres ir? —

— Podemos ir a una café normal ¿No? —asintió Horacio.

La manera en que Volkov había cambiado era impresionante. Años atrás no se atrevía a tomar la iniciativa pero es que después de probar el dulce sabor de sus labios, era imposible no decir que no a uno más. Volkov estaba enamorado simplemente, no creía en cuentos de hadas, ni siquiera al principio pensó que funcionaria lo suyo pero una vez Horacio le dijo "hagamos que funcione" después de demostrarle cuánto lo quería.

Era todo cursi "cuando él quería" o cuando los juegos pesados se dejaban a un lado para mimar sus mofletes teñidos de rojo.

Sentados en la cafetería del centro de la ciudad, ambos pidieron el almuerzo que siempre comían. Un poco de huevos, beicon y pan tostado con un poco de chocolate derretido por encima. Los altos mandos también tenían tiempo de disfrutar, y preferían vivir que sobrevivir en el FBI, después de demostrar que se podían hace más cosas estando juntos como un simple almuerzo para tomar energías " un simple pretexto para quedarse a una seción de besos ".

Se convertía en un lugar seguro estar a su lado, era el momento del día que más le gustaba. Adoraba la forma que Volkov seguía la guía de sus ojos, para él, no tenían nada en especial pero para el peligris eran especiales, una opcesion porque chocaran con los suyos le ponía los pelos de punta mientras que en su nuca sudaba frío revolviendo su estómago.

Hoy se veía bien.... bueno en realidad todos los días, y como un bobo enamorado, se recargo en su brazo con la cabeza encima y una sonrisa estúpidamente perfecta. Horacio simplemente bebía de su licuado de fresa, sintiendo las miradas juzgadoras de las demás gente envidiosa. Sonrió tomando del batido de Volkov que era de un color verde.

— ¡Ehhhh! — amenazó sin quitar ese tono amable.

— ehwg sabe horrible — limpio su boca.

— Es jugo verde... ¿Qué esperabas? — rio tomando de este.

— ¿Cómo te puede gustar eso tío? —

— Me gustas tú y no digo nada — frunció el ceño indignado. — Es broma — rio bajo.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora