❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 22 𝐿𝑜𝑠 𝑝𝑜𝑙𝑙𝑖𝑡𝑜𝑠

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La persona indicada se enamoro de su sonrisa, del brillo de sus ojos cuando hablaba de aquello que anhelaba y ahí estaba él para escuchar las maravillas de sus historias, de transformar una simple carcajada en una escapada de la vida real hacia las nubes más esponjosas. Su mirada cautivadora lo observaba como si hubiera visto una hermosa estrella, la más preciosa en el cielo y la más radiante en otros planetas.

Su café se enfrió por el tiempo transcurrido entre charlas, pues no podía dejar de poner toda su atención en ese pequeño angelillo. Cuando se trataba de Horacio todo a su alrededor desaparecía, no podía evitarlo, su cuerpo pedía a gritos una atención física mientras cada palabra resonaba con sutileza en sus oídos. Dejó de prestar atención cuando miro a detalle ese color carmesí en sus labios, estos eran carnosos como dos bellos bombones que tenían una preciosa curva que conformaba su sonrisa.

Y así de estúpido se veía cuando entraba en ese trance por sus labios, dándose cuenta siempre Horacio de como lo miraba, el fingía no darse cuenta para que se llenará de valor para besarlo. No era un secreto que para Víktor fuera más satisfactorio que su relación se quedará detrás del trabajo, como en casa o después de pisar la puerta de salida de la sede, pero para Horacio que no le importaba nada, de vez en cuando lo arrinconaba en una esquina del trabajo. Se había puesto una camisa color vino, la única que le quedaba perfectamente moldeando a su cuerpo del ruso, marcando sus complexiónes más grandes viéndose 3 veces más fuerte de lo que en realidad era.

Mordió su labio cuando lo vio de esa manera en los vestuarios, esos que guardaban momentos secretos entre los agentes y más que nada ellos, como esa vez...

Caminó sigiloso entre los casilleros hasta estar a su altura. Sus manos tocaron de sorpresa su cadera, haciendo que su enorme cuerpo diera un ligero brincó. "Que susto" Sonrió coqueto caminando junto a él hasta que lo pegó contra el casillero. Sus dedos hicieron una caminata coqueta por su camisa vino, delineando algunos músculos encima de esta, hasta llegar a su cuello, y susurro. "Que bien te queda esa camisa."

Su sonrojo fue evidente y para Horacio era jodidamente adorable verlo de esa manera. Que consiguiera eso significaba demasiado, siendo que el ruso a veces era difícil de manejar. Su sonrisa se deslizó como un cobra por su pecho, parándose de puntillas ya que era evidente que no era tan alto como él. "¿Para quién te pusiste tan guapo?" Dió un beso esquimal contagiandolo de su dulce sonrisa.

Rompió el espacio entre ellos ese que odiaba por las mañanas y hasta dentro del patrulla. Lo beso con dulzura, su mano firme en su cuello guiaba hacia que dirección podía aferrarse a sus labios, suspirado entre su boca y por encima de su rubor en ambos que se sentía agobiador. Fué entonces que entró a los vestuarios uno de sus agentes. Ambos se apartaron en distintas direcciones, caminando mientras se colocaban sus tapabocas.

Fué muy arriesgado aquello, aunque ambos estaban en el FBI y detrás de los malandros.... Mentiría diciendo que no les gustaba la adrenalina.

Pero está vez estaban solos...

En su despacho, Horacio le contaba a V de una anécdota que recordó de joven junto con su amigo. Había veces donde su inocencia era cuestionable recordando lo que pasó en los casilleros el día anterior. También tenían tiempos donde esa misma inocencia no los dejaba tomar la iniciativa a dar un beso.

Tal vez se escuchaba tonto, pero aunque pasarán los años le seguía poniendo la piel de punta cuando le hablaba al oído o rozaban sus labios uno con él otro. Esa era la maravilla de Horacio, que unas veces era más atrevido que las otras, siendo una cajita de sorpresas cada día.

Víktor contó las veces que sus ojos conectaron y volvió a preguntarse ¿Si aquel chico que lo volvía loco, fue hecho para él?. Quiso comprobarlo y se acercó a él sin intención de que volviera a reírse por su estado de abriedad cuando se miraban mutuamente.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Where stories live. Discover now