❥︎ 𝐂𝐚𝐩. 33 𝑀𝑎𝑡𝑣𝑒𝑦 𝑆𝑚𝑖𝑟𝑛𝑜𝑣

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No lo sabía pero hoy era su último día, no lo sabía pero hoy moriría.

- Maia, te digo que estoy bien -reprochó una vez más a su hermana que casi lo traía a arrastras al hospital.

- ¿¡Bien!? -chilló mientras lo sentaba en una de las sillas del hospital- ¡Que tienes una herida enorme en el hombro! -

Solo refunfuño ante lo que le dijo porque era verdad, en realidad si tenía una herida mal cicatrizada y mal curada, pero es que era algo reciente, solo unos cuantos meses de volver a Los Santos se la había hecho, en uno de sus ataques cuando volvió a recobrar la conciencia casi se estaba desangrando en el piso mientras su padre le saturaba la herida, dolía como el mismo infierno; hace tiempo que se negaba a ir al hospital por dos motivos, uno era que podía tener otro ataque y lastimar a los enfermos, dos, que Volkov lo encontrara gracias al registro que dejaría; así que descanso en casa y sí no fuera porque hoy había salido a nadar en la piscina de su hermana quizás hubiera tenido una muy grave infección.

Un doctor pelirrojo salió por la puerta de emergencias llamandole la atención aquel chico sin camiseta y con un vendaje por su hombro, algo mal hecho sí somos sinceros, se acercó al par para ver en qué los podía atender.

- Hola, buenas -saludó amable, su voz era algo gruesa pero muy agradable al oído, aún que H no mentiría aquel acentito le recordaba a cierta persona con pelo gris- ¿Están aquí para ser atendidos o esperan a alguien? -

- Si, atienda a mi hermano por favor -habló Maia señalando el vendaje- hágale los estudios pertinentes, no importa el precio. -

- Okey... -no se veía grave a simple vista, pero tampoco era plan de revisarlo en medio de la sala de espera- por favor, señor, acompañeme a mi consultorio. -

Asintió, y fue tras el medico, no había lo notado pero era más alto que él, quizás unos diez centímetros más alto, parecía pelirrojo natural si lo observaba de cerca al tener su barba del mismo tono que su cabello, y tenía un buen físico, tal como le gustaba. Sí eso le sacaría el número, estaba soltero y despechado una noche con alguien tal vez le ayudaría a olvidar aún que sea unos momentos a aquel ruso.

Un clavo saca otro clavo, decían por ahí.

- Por favor, siéntese en la camilla y retirese la venda -pidió mientras él iba a por sus utensilios, H empezó a retirarse la venda algo adolorido al estar infectada el simple roce le dolía. Cuando se giró a él nuevamente su expresión de preocupación lo alarmó- señor, que esto es grave. Esta herida por lo menos necesita puntos de sutura y una limpieza de inmediato.-

Se acercó examinando la herida, estaba morada y tenía pinta de haber sangrado antes, apunto con la linterna mirando detenidamente.

- Digame, Horacio -le incomodaba aquel termino de "señor" le recordaba cuando era director, ahora le gustaba que le tratarán como un igual y no le temieran por su rango- Y haga lo que necesite hacer. -

- Bien, Horacio... llamaré a algunas enfermeras para que vengan y alisten la sala para hacer los puntos -caminó a coger su radio, antes quitándose los guantes, que estaba en su escritorio- tiene que firmar unos papeles porque le vamos a anesteciar para que duerma y no sienta dolor.-

Y él que pensaba que sí lo dejaba sanar por sí solo unos meses más estaría como nuevo, escuchó como hizo lo que dijo y saco unos papeles para darle. El proceso fue un poco largo, hasta que estuvo por fin con la mascarilla con la anestesia, poco a poco su cuerpo caía dormido, lo último que vio fue unos ojos azules como el mar que quizas sí lo veía sin analizarlos mucho podía ver a otra persona tras ellos.

Odiaba aún con toda situación estarlo buscando en otras miradas, en otras personas, odiaba verlo en cada rincón de la ciudad al mirar recuerdos vividos de ellos dos, odiaba la playa, y odiaba el Pier, odiaba cada lugar donde ambos se besaron deseando que el momento nunca acabará para que ambos se amarán para siempre, odiaba cada te amo, odiaba ese anillo que lucía tan hermoso en su dedo pálido, odiaba... odiaba amarlo con locura.

Cartas con olor amor ♡︎𝑽𝒐𝒍𝒌𝒂𝒄𝒊𝒐 ♡︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora