CAPÍTULO VI

69 34 57
                                    

MASRY

La música estaba muy alta.

Temí que mi madre subiese a regañarnos y a obligarnos a bajarla. Pero cuando pasaron diez minutos y no se asomó por la puerta asumí que ya no vendría.

También supuse que quizás era porque a mi madre le caía muy bien Lucie por ser la niña que consiguió que no estuviese sola en el colegio.

A veces ignoraba la miradas orgullosas que me echaba como si lo hubiese decidido yo a forma de cambiar o hacerla feliz a ella.

Pero no era así.

Ni de lejos.

Lucie saltaba sobre la cama riéndose y cantando "Viva la vida", de Coldplay.

Yo estaba sentada en la silla de mi escritorio tratando de terminar los deberes que había mandado la profesora de historia.

- Be my mirror, my sword and shield - cantó a pleno pulmón - My missionaries in a foreign field.

"Se mi espejo, mi espada y mi escudo / Mis misioneros en un campo extranjero"

No pude evitar una sonrisa al escuchar su canto desafinado mientras escribía el último párrafo de mi ejercicio.

- ¿Cuanto te queda, Masry?

- Poco.

- Eso dijiste hace diez minutos.

- Pero esta vez es de verdad.

Siguió saltando sobre mi colchón y me llegó el aroma a vainilla al que ya me había acostumbrado.

La canción terminó y, para cuando sonó la siguiente, ya había terminado.

Me levanté del escritorio con una sonrisa al verla balanceandose sobre las sábanas al ritmo de "Iris", de Go Go Dolls.

- Ya podemos ir a pasear, he terminado.

Hizo un puchero sin abrir los ojos y extendió los brazos hacia mi.

- Ven a bailar conmigo mi canción favorita. - me pidió.

Bufé divertida.

- Todas la canciones que suenan son tus favoritas.

Abrió y cerró sus palmas, instandome a que me subiese a la cama para bailar con ella.

No me negué.

Nunca me negué a nada con ella.

Agarré sus manos y me impulsé hacia la cama.

- You're the closest to heaven that I'll ever be - cantó en voz baja, como si solo quisiese que lo escuchara yo - And I don't want to go home right now.

"Eres lo más cerca del cielo de lo que nunca estaré / Y no quiero irme a casa ahora mismo"

Sus manos se aferraban a las mías.

Sus ojos continuaban cerrados.

Observé cada pequeña expresión de su rostro.

Sus pestañas.

Sus cejas.

Su marca de nacimiento en lo alto de su frente, hundiéndose en su pelo.

Sus labios de forma de arco.

Su nariz pequeña.

Mamá me pediría ser como ella.

Yo pediría vivir como ella.

Sin miedo.

Aferrándose al mundo con los brazos abiertos sin querer soltarlo.

Con un sonrisa iluminando hasta el rincón más oscuro.

- Canta conmigo, Masry.

Cerré los ojos, y empezamos a cantar juntas.

- When everything's made to be broken. I just want you to know who I am.

"Cuando todo está hecho para romperse / Solo quiero que sepas quien soy"

Mi voz sonaba más bajo que la de ella.

Pero llegó un punto en el que ya no sentía la música, si no que mis oídos se habían taponado dejándome escuchar tan solo mi voz junto a la de ella.

- Masry - me llamó Lucie.

Abrí los ojos y me la encontré muy seria y con los ojos brillantes.

Con una expresión que había visto en algún lado porque me sonaba pero no sabía muy bien de qué.

- ¿Qué pasa, Lucie? - dejé de balancearme.

- Necesito que me prometas algo.

Frunci el ceño. La canción de Go Go Dolls siguió sonando.

- Necesito que me prometas que vamos a estar siempre juntas. Pase lo que pase. Siempre.

Algo vibró. Con fuerza. Alto.

Con gravedad.

- Lo prometo - aseguré - Para siempre.

Me ofreció su dedo pequeño y lo aferré junto al mio.

- Por siempre juntas - recalcó ella, segundos antes de tirarme a la cama y hacerme cosquillas en las costillas.

Me retorcí de risa y ella se carcajeo aún más.

Eso era la amistad para mi.

Ser quien eres con esa persona.

No tener que camuflarte tras la máscara.

Pero crecimos.

Y fuimos nuestras peores versiones.

✅Aquella versión que nunca te contaron  Where stories live. Discover now