CAPÍTULO XIII

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STOTTEL

Me la encontré en medio de la carretera, de rodillas, llorando.

Su pelo tapaba la mitad de su rostro y la escuchaba gemir de dolor.

Pensé que le había pasado algo.

Que se había hecho daño.

Y corrí hacia ella para darme cuenta que sí le estaba pasando algo.

Que el dolor la estaba matando por dentro.

Le aparté el pelo de la cara y la abracé.

Cerré los ojos y soporté todo su dolor porque, ¿qué más podía hacer?

Llevaba jurando que siempre haría lo posible por no verla sufrir desde que la vi tocando el violín aquella primera vez.

Y en ese preciso momento ella soportaba un dolor que yo podía cargar.

Llevaba cargando mi propio dolor tanto tiempo que ya me había acostumbrado.

Podía soportar el suyo.

- Masry... - susurré, acariciandole el pelo.

- Ya no puedo más, Stottel. Ya no puedo más. No puedo más. - repetía una y otra vez - Ella no está. Sin ella no puedo. Ella no está.....

- Tienes que aprender a vivir con su ausencia, Masry. Tienes que aprender a sobrevivir sin ella. A sobrellevar el dolor del vacío que siente tu corazón. Tienes que aprender a mirar la puerta y saber que ella ya no volverá a llegar. Tienes que aprender a vivir tu vida sin que ella viva dentro. Tienes que aprender a vivir de sus recuerdos. Tienes que aprender a verte bien aunque tu corazón duela. Nadie dijo que esto fuera fácil, pero hay un lugar en el que Lucie siempre estará y ahí no tienes que aprender a sacarla, Masry. En tu corazón, Lucie vivirá eternamente.

Agarró en puños mi sudadera y enterró su rostro en mi pecho mientras gritaba y lloraba con fuerza.

Estábamos tirados en medio de la carretera vacía.

- Hay un poema escocés que dice : Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado. - sus gritos cesaron y su agarre se aflojó mientras le seguía acariciando el pelo - Tú corazón puede estar vacío porque no la puedes ver o puede estar lleno del amor que compartiste. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda. O puedes hacer lo que a ella le gustaría.

Levanté su barbilla para que me mirase. Limpié sus lágrimas con los pulgares y terminé de recitar el poema mirándola a los ojos :

- Sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.


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