CAPÍTULO VI

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MASRY

Mi pecho subía y bajaba con fuerza y lentitud a la vez.

Mis manos agarraban con fuerza las sábanas de la cama mientras trataba de enfocar mi vista, la cual estaba borrosa, en algún punto del techo.

Sentía una presión en el pecho que no me dejaba respirar.

Sentía un nudo en la garganta que no me dejaba tragar saliva.

Sentía un hormigueo que me agujereaba por toda la piel.

Y, en mi cabeza, solo podía recordar aquellas tiritas rosas y blancas de Hello Kitty que vi en las manos de Lucie aquel día de colegio.

Me dijo que se había peleado con un gato.

Y yo solo me reí, pensando que mi mejor amiga estaba tan loca que podría ser hasta cierto.

Si saber que, verdaderamente, mi mejor amiga me necesitó más que nunca y yo nunca me di cuenta.

Mi mejor amiga sufría y no hice nada.

Mi mejor amiga recurria a un diario porque no podía contar conmigo.

Porque quizás yo nunca le enseñé los brazos abiertos.

Poruqe quizás yo nunca me merecí a Lucie.

Agarré el teléfono e hice lo que llevaba haciendo durante cuatro meses y a cada minuto del día.

Cinco tonos.

Su voz.

- ¡Hola! Soy Lucie. Si no contesto quizás es porque no tengo datos o porque estoy ocupada con mi mejor amiga Masry. Por favor deja lo que me tengas que decir después del ¡Piii! - Se ríe - Un besoooo.

Me encogí sobre mi misma y no pude contener los sollozos.

Me clavé las uñas en la piel, sin sentir el dolor.

Porque el verdadero dolor estaba dentro, tan dentro que sentía que me estaba muriendo lentamente.

Ya no estaba.

Lucie no estaba.

Ya no contestaría jamás las llamadas.

Ya no me dibujaría esas figuras invisibles en los brazos con las puntas de sus dedos.

Ya no me abrazaría.

Ya no estaría.

Ya no existiría.

Grité.

Grité de dolor.

Con todo el dolor que apenas podía sostener.

Mamá entró a la habitación preocupada y se lanzó a abrazarme.

-Masry.... Mi niña... Mi niña....

Me balanceaba lentamente mientras yo seguía llorando con la imagen de Lucie saltando sobre mi cama, con los ojos cerrados y cantando sus canciones favoritas.

Lucie corriendo por un prado lleno de flores y gritando de felicidad.

Lucie bailando con los ojos cerrados sobre una piedra del acantilado.

Lucie riéndose a carcajadas por mis bromas.

Lucie con los ojos brillantes.

Lucie abrazándome y acariciandome el pelo mientras trataba de conciliar el sueño.

Lucie lanzándome palomitas bajo aquella carpa de sábanas que todos los fines de semana construiamos para ver maratones de películas de miedo.

Lucie siendo mi mejor amiga.

Siendo aquella niña pelirrojas que se sentó en aquel banco habiendo mil más en el colegio.

Siendo aquella niña qu eme habló de las ballenas.

¿Cómo había podido perderla?

✅Aquella versión que nunca te contaron  Where stories live. Discover now