27.2. Ciudad de las Amazonas

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Awake and Alive - Skillet

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Awake and Alive - Skillet

Me tomó un momento acostumbrarme a la repentina luz amarilla de las velas cuando cruzamos el final del oscuro pasillo

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Me tomó un momento acostumbrarme a la repentina luz amarilla de las velas cuando cruzamos el final del oscuro pasillo. Lo primero que noté fue el inusual olor a incienso e hiervas quemadas, señal de la cantidad de plantas que rodeaban el lugar otorgándole una agradable decoración.

La vista no era la peor gracias a los diferentes tonos de verde y café que adornaban la ciudad, que junto con los toques más extravagantes no generaban una atmosfera tan peligrosa, contrario a lo que esperé. Pero lo era, ellas podrían no ser totalmente malas, pero querían matarnos, y era razón más que suficiente para conservar la distancia.

La cantidad de mujeres de diferentes apariencias excéntricas era impresionante; habían mujeres de cabello rosa, azul, e incluso amarillo, con ojos tan fuera de lo común que no parecían reales. Todas aparentaban distintas edades, desde menos de veinte hasta más de setenta; también vestían de forma estrafalaria con colores negros y rojos vivos mientras usaban una paleta de colores que estaba lejos de combinar.

Hacía tanto calor que no parecía ser otoño. No sabía cuánto habíamos descendido, pero sí sabía que las cosas bajo tierra eran diferentes a la superficie en cuanto me sentí como una especie en extinción rodeada de depredadores. Me vi diminuta, indefensa, y a la merced de personas que nos superaban en número y habilidad.

Odette tenía razón, si aquellas mujeres se enteraban de nuestra identidad obtener el antídoto para mis padres sería el menor de nuestros problemas. Respiré profundo, llenando mis fosas nasales del olor a tierra húmeda, para evitarme pensar en la situación de mi familia.

—Muévete —ordenó Andrew tomándome del brazo, luego me haló hacia el lado de la calle menos transitado—, llamarás la atención si te quedas como piedra.

Mientras me corría hacia un lado oscuro donde la luz de las farolas de la calle no alcanzaba a llegar por completo, me fijé rápidamente en la estructura a de la ciudad misma. Tenía el aspecto de un pueblo antiguo antes de que existiera la electricidad, como si se hubiera congelado en el tiempo dentro de su burbuja de seguridad. La calle estaba formada por bloques de piedra grises como de catedral, que cubrían las tiendas naturalistas y una que otra más sobrenatural que las demás debido a sus productos fuera de lo normal.

Kamika: Dioses GuardianesWhere stories live. Discover now