17. Todo a su precio

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Starry Eyed - Ellie Goulding

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Starry Eyed - Ellie Goulding

Cuando decidí participar en la misión y salí de mi casa por medio de un árbol, una parte de mí sabía que renunciaba a cosas que aún no era completamente consciente de que renunciaba

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Cuando decidí participar en la misión y salí de mi casa por medio de un árbol, una parte de mí sabía que renunciaba a cosas que aún no era completamente consciente de que renunciaba. Desde que me subí a ese camper no había dibujado ningún diseño, me perdí de las noticias del mundo de la moda e incluso dejé de pensar en combinar colores para las prendas.

Había renunciado a la escuela, a la moda, a mi moto, a mis padres, a mi vida. Y aunque aún creía que recuperaría esas cosas algún día, la espera era insoportable.

Pero ahora tenía la oportunidad de recuperar al menos algo de mi antigua vida, de compartirla con mis amigos y tener algo normal por un momento. Podía tan solo olvidar por unas horas que mi vida ya no me pertenecía.

Y Astra no me lo iba a quitar.

—¿Cuánto tiempo dura el efecto? —le pregunté a Cailye mientras me entregaba una pequeña bolsa llena de un polvito blanco con partículas doradas.

—De diez a quince horas —explicó—, pero puede durar menos, el conjuro no era preciso.

Asentí, la miré a sus ojos castaños con decisión y me dirigí a la puerta de las chicas, donde Astra se encontraba arreglando la ropa limpia.

El día anterior no tocamos más el tema, ya que no tenía caso hacerlo si la respuesta seguiría siendo la misma; así que esa tarde, luego de almorzar, decidí que haría mi último esfuerzo por convencer a Astra.

Entonces, Sara me agarró del brazo, deteniendo mi ritmo. Me observó con advertencia y preocupación, casi suplicando con sus ojos.

—No lo hagas —pidió—; piénsalo bien, si ella dice que no, debe ser por algo. No vale la pena el riesgo.

Me zafé de su agarre. Para mí sí que valía la pena. Luego Evan apareció a mi lado, acompañado de Andrew.

—Concuerdo con Sara —apoyó el chico de ojos azules—, no creo que sea la mejor solución. Es riesgoso.

Suspiré y posé mi mirada en Andrew, quien permanecía recostado la pared con la atención fija en mis acciones, a la espera de alguna advertencia de su parte.

Kamika: Dioses GuardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora