#3: Granate

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En el almuerzo, Chrissy y yo nos sentamos con dos chicos con los que nos habíamos hecho algo así como amigos.

Sam era un parlanchín de Erudición, el cual recordaba de la escuela. Él era bajo y rechoncho, con cabello rizado marrón. Muy amistoso e inquieto.

Jake era alto, de Cordialidad con una fuerte opinión y bromas sin fin. Su piel color oliva combinaba con la mía, como así también sus ojos esmeralda.

A Chrissy parecía gustarles tanto como a mí, y nosotros conversamos toda una hora.

Después del almuerzo venía combate y habilidades de pelea. Cuatro nos tuvo en las bolsas por la primera media hora, enseñándonos a dar puñetazos, patear y bloquear. Esto era algo que no hacía bien, y Eric lo notó rápidamente.

"Eres terrible en esto." él dijo descaradamente, parándose a mi lado.

"Gracias por el ánimo." Murmullo sin aliento.

Continué mi pobre asalto en la bolsa naranja. Mis puños comenzaban a doler y mis nudillos comenzaron a enrojecerse.

"Separa tus pies, usa tu peso para pegar, no tu mano." Ordenó.

Asique lo hice, tirándome hacia adelante mientras pego. La bolsa se movió esta vez.

Me cansé rápido, y mis brazos cayeron a mis lados para poder recuperar mi aliento. Eric me disparó una mirada de desaprobación.

"¿Por qué te detienes?"

"Para recuperar mi aliento."

Él levantó una ceja.

"¡Bueno continúa!" demandó, atrapando la atención de la gente a mi alrededor suspiré pesadamente y comencé a atacar el saco de boxeo.

"sí, vas a necesitar más práctica. Él dijo, luego se volteó a enfrentar a Cuatro, que estaba ayudando a una chica en el camino.

"Asegúrate de que ella se queda una hora extra. Va a necesitar trabajo." Él le dijo, y luego salió de la habitación.

Chrissy, que estaba en la bolsa a mi lado, me aventó una mirada confundida. Solo encogí mis hombros sin esperanza y volví a golpear.

Me apuré a la cafetería, todavía sudorosa por tener que estar una hora extra en la habitación de entrenamiento. Tenía menos de diez minutos para comer.

Agarré una bandeja y me senté al lado de Chrissy, dándole un ceño fruncido mientras tiraba una pieza de pollo en mi plato y comenzaba a devorarlo.

"Tus nudillos están sangrando." Jake dijo, colocando una uva en su boca.

"Lo sé. No me importa, solo estoy cansada."

"No te sientas mal, Eric es un idiota con todos." Chrissy me aseguró.

Sí, ahora apenas tengo tiempo para comer. ¡Me muero de hambre!

Ya el personal de la cocina estaba comenzando a sacar la comida de la mesa. La gente comenzaba a pararse e irse, pero mis amigos se quedaron conmigo.

Eso fue, hasta que Eric apareció.

"¿No tienen que estar en algún otro lado ustedes?" preguntó.

"Mejor nos vamos." Sam dijo, y a regañadientes me levanté para tirar mi comida a medio acabar.

Ya comenzaba a caerme mal Eric.

Luego de mi ducha, me di cuenta de que me olvidé de agarrar un nuevo cambio de ropa de la lavandería. Todo lo que tenía es una camiseta y unos pantalones de pijama color granate en mi casillero.

¡Maldición Lucy! Mentalmente me reprendí mientras me ponía el pequeño pantalón.

"Tengo que ir a agarrar un cambio de ropa de la lavandería, vuelvo enseguida." Le dije a Chrissy en mi camino de salida.

El ruido de mis pies descalzos hacía eco suavemente a través de los oscuros túneles mientras apuradamente hacía mi camino para buscar ropa, y me tomé mi tiempo de aclarar mi mente antes de ir a la cama.

"¿A dónde vas iniciada?" la familiar y profunda voz de Eric me sobresaltó.

Me volteé para encontrarlo alejándose de la pared, sus manos dobladas en su espalda. Sus ojos claros me miraron de arriba abajo, y de repente me sentí avergonzada en mis pequeñísimos pantalones cortos.

"Me olvidé de agarrar ropa para mañana, asique voy a la lavandería." Contesté rápidamente, ansiosa de seguir mi camino.

"Mejor te acompaño. Puede que los guardias traten de molestarte." Dijo, dando un paso a mi lado.

Genial...

Suspiré y continué mi camino, con Eric unos metros más atrás.

Wow, ella tiene un asombroso trasero.

"¿Exhausta?" él preguntó unos momentos después.

"Así es. No creo poder sentir mis manos."

"¿Golpeas mejor de lo que lo hacías esta tarde?"

Asentí, sin mirar atrás.

"Bien. Necesitas fortalecerte."

Me detuve para mirarlo.

"No soy una princesita débil, soy lo suficientemente fuerte. Solo que no soy buena peleando aún." Defendí, y comencé a caminar otra vez.

Podía oír su risa detrás de mí mientras entraba a la lavandería.

Agarré un cambio limpio de ropa y emergí momentos después donde Eric esperaba en el pasillo.

Esta vez, él caminaba a mi lado.

"Eres patética. Voy a tener que emparejarte con alguien débil mañana así no terminas hospitalizada." Bromeó.

No lo encontré nada gracioso.

"¿Por qué eres tan malo?" pregunté.

"Porque puedo serlo. Si no te gusta mala suerte."

Llegamos a la puerta de la habitación de los iniciados y me volteé para enfrentarlo.

"Sí, pues, no te halagues a ti mismo."

"Ve a la cama." Ordenó, yéndose.

Coloqué mi mano sobre la manija de la puerta, pausando cuando lo oí decir, "A propósito,"

Me volteé para ver una sonrisa en su cara.

"Lindas piernas, princesa." Y se había ido antes de que pudiera reaccionar.

Rodeé mis ojos, sonrojándome mientras entraba a la habitación y hacía mi camino a mi cama para dormir.

Cuando me acosté, se dibujó una sonrisa en mi boca cuando me di cuenta de que Eric me había estado mirando. Él era atractivo, pero aun así era un idiota.

Iron Hide, Silk Heart | Eric Coulter Fan FicciónOù les histoires vivent. Découvrez maintenant