#20: Abejas

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Me desperté a la mañana siguiente sin ropa y con un brazo envuelto alrededor de mi cintura, y me tomó unos momentos saber dónde estaba. El suave ronquido de Eric venía desde detrás de mí y mientras me movía podía sentir su pecho presionado contra mi espalda.

Pensamientos de anoche entraron en mi mente. Realmente me sorprendía que él hubiera mostrado tanta pasión y cuidado. No sé qué hice para quebrarlo, pero esperaba ver más de ello.

"Buenos días." Lo oí decir suavemente.

"Buenos días." Respondí, volteándome para enfrentarlo.

Su rostro somnoliento era adorable, y su cabello estaba revuelto para todos lados.

"¿Fui lo suficientemente suave contigo anoche?" preguntó, frotando su ojo.

"Sí, fue increíble. Nunca supe que tenías un lado suave."

"Sí bueno. Pensé que era mejor mostrarte que no soy un completo idiota. Pero eso no significa que voy a ser todo romántico y sentimental y esa mierda."

Me reí un poco, haciendo que él frunciera el ceño.

"Puedo lidiar con eso."

"Sí, mejor que lo hagas. Si te vas ahora, tendré que matarte. No puedo hacer que se sepa que en realidad soy capaz de demostrar compasión." Bromeó.

"¿Así que esperas que en realidad vuelva?" pregunté, tratando de sonar seria.

"Bueno si no lo haces, tal vez me alborote y masacre la mitad de Osadía en un momento de rabia."

"Oh, no seas tan melodramático. No me extrañarías."

"Extrañaría ese gran trasero tuyo." Dijo con una sonrisa.

El lunes vino muy rápido, y me senté en el banco al lado de Chrissy nerviosamente moviendo mi pierna mientras esperábamos que Craig emergiera de la pequeña habitación a nuestra derecha.

Eric me había advertido sobre la etapa dos, él dijo que sería muy parecido a mi test de aptitud excepto que peor. Finalmente la puerta se abrió y Cuatro apareció cuando Craig salió y se fue.

"Lucy." Dijo, y me sobresalté.

Cuando lo miré, él asintió su cabeza una vez. Me levanté y a regañadientes fui hacia él, dándole la bienvenida a su mano aseguradora en mi espalda baja. Él cerró la puerta detrás de nosotros y me apuró hacia la silla en el centro de la habitación mientras se sentaba en un taburete en frente de un monitor.

"Voy a conectarte al monitor e inyectarte con un suero, luego comenzaré la simulación." Dijo, sosteniendo una pistola de agujas llena con un líquido púrpura.

Asentí.

"Ahora vas a enfrentar a tu peor miedo. Necesitas conquistarlos, encontrar una manera de vencerlos. Usa lo que hay alrededor de ti, y hazlo rápido."

"Está bien." Dije, y respiré profundamente.

Me tensé un poco cuando Cuatro inyectó la jeringa en mi cuello, pero no fue tan malo como anticipaba. Momentos después, me dormí.

Cuando desperté, estaba sentada en el medio de lo que parecía un apartamento abandonado. No había muebles, y estaba oscuro y sucio, como si alguien hubiera vivido en él por años y nunca hubiera limpiado.

El suave murmullo que podía escuchar me molestaba, y me paré para averiguar lo que era.

La cocina estaba más cerca, y entré en ella, notando un pequeño pino en una maceta, ubicada en el mostrador. Tal vez tenía casi un metro de altura, y estaba seco y quebradizo.

El murmullo se hacía más fuerte ahora, y venía de las escaleras. Mientras caminaba hacia el horno para revisar, una inmensa sensación de calor me pegó y me di cuenta de que estaba en asar y la puerta estaba abierta. Las bobinas ardían naranja y podía ver el caliente humo corriendo hacia mi cara.

Sacudí mi cabeza y miré hacia las escaleras donde el murmullo se volvió más fuerte ahora. Luego algo mordió mi mano. Salté y miré hacia abajo. Ahí, sentado encima de mi piel había un pequeño, velloso aguijón de abeja. La picadura que acababa de infringir se volvió roja y quemaba.

"Ouch." Grité cuando volví a ser picada en el cuello.

Luego de repente, el murmullo se volvió más fuerte que nunca, y miré hacia arriba para ver un enjambre de ellas venir directamente hacía mí. Grité mientras me atacaban, picándome una y otra vez hasta que abrí el refrigerador en un intento de esconderme de ellas.

Tiré los estantes al piso y me metí, espantando a las abejas de mí mientras me encerraba allí. Pero aún había abejas pegadas en todas partes de mí, y me seguían picando.

¿Qué es lo que dijo Cuatro? Usa lo que hay alrededor de ti... ¡el árbol! Podía espantarlas con el árbol. No, eso no funcionará. ¿Qué demonios usan los apicultores?

"¡Ouch!" grité, abofeteando mi mejilla donde me acababan de picar.

¡Humo! Los apicultores usan humo para que las abejas se duerman. ¿Pero cómo hago humo?

"¡El horno!" grité.

Abrí la puerta y me arrojé al enjambre, corriendo por la cocina para agarrar el árbol del mostrador. Volví a correr y metí la cosa en el horno.

Sabía por experiencia que el pino ardía y creaba un montón de humo, y eso es lo que estaba haciendo ahora mismo. Agachándome con mis brazos cubriendo mi cara, las picaduras eventualmente pararon.

Esta vez cuando me desperté, fue con un salto y abrí mis ojos con pánico y miré alrededor. La primera persona que vi fue Eric, que estaba sentado en el taburete en el que estaba Cuatro cuando me dormí.

Me tiré a él sin pensarlo, pegándome a él mientras me hiperventilaba en su cuello. Sentí su brazo acariciar mi espalda, y sentí su pecho vibrar con risa.

"¿Ves? Te dije que era aterrador." Fue todo lo que dijo, frotando mi espalda mientras recuperaba mi compostura.

"Lo hiciste genial." Four dijo, y miré hacia arriba para verlo parado en la esquina de la habitación.

"¿Ya terminó?" pregunté.

"No, tienes que practicar muchas veces antes del final. Pero no te preocupes, prometo que lo hiciste bien. Fuiste más rápida que cualquier otro hasta ahora." Me aseguró.

Sabía que no estaría preparada para esto la próxima vez que pasara, pero si sabía que no quería dejar ir a Eric en ningún momento.

Iron Hide, Silk Heart | Eric Coulter Fan FicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora