Iron Hide, Silk Heart | Eric Coulter Fan Ficción

#40: Sangrando

"Si alguna fan de Ariana Grande lee esta historia, le pido que no se sienta ofendida, Ariana representa a Sarah."

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Me desperté a la mañana siguiente en un lugar desconocido. La sábana en la que estaba enredada olía a desodorante de hombre y menta de gaulteria, y el peso del brazo de alguien en mi cara era simplemente incómodo. Con mi mano corrí el brazo y me senté frotando mi ojo. Cuando miré hacia abajo, me sorprendí al ver a Cuatro a mi lado, roncando como un ñu*.

Luego recordé. Nos emborrachamos anoche en una ronda de ron con Max. Escaneé el apartamento por el líder, y lo encontré estirado en el sofá negro de gamuza de Cuatro, sus pies colgando del apoyabrazos.

Con una mirada de pánico, arranqué la frazada del cuerpo de Cuatro y lo empujé fuerte en las costillas. Él saltó despierto y me disparó una mirada agitada.

"Buenos días cariño." Murmuró sentándose.

"¿Qué hora es?" pregunté.

Max también comenzó a estirarse, y me levanté rápidamente para atar mis botas. Cuando él se sentó con un quejido, la expresión en su oscura cara decía que él tampoco recordaba quedarse dormido aquí tampoco.

"Solo son las siete, no te preocupes." Cuatro dijo, mirando su reloj.

"¡Se supone que tengo que estar en la sala de entrenamiento ahora mismo!" chasqueé, levantando mi chaqueta del suelo.

"Tranquilízate. Los iniciados ni siquiera llegan hasta después del desayuno. Tienes un montón de tiempo." Max aseguró, parándose del sofá.

Me detuve en la puerta y miré al par con ojos preocupados. Me sentía mal por dejarlos tan precipitadamente, pero necesitaba ducharme y prepararme.

"Anda, vete de aquí." Max dijo con una sonrisa.

Abría la puerta y desaparecí por el oscuro pasillo.

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Mientras me duchaba, comencé a recordar la mayoría de lo que pasó anoche. Lo único que se destacaba es cuando Chrissy llegó, y me dijo que Eric había sido visto dejando el bar con Sarah.

Mientras mi mente comenzaba a acelerarse con preguntas, mi sangre comenzó a calentarse. Cuatro me detuvo anoche de ir a confrontarla pero hoy voy a ser fiel a mis palabras.

Mientras más pensaba en ello, más difícil era controlar mis lágrimas. Amaba a Eric, no tenía por qué negarlo. Pero él tendría que haber sabido mejor que correr con esa chica, no importa cuán borracho estuviera. Con un suspiro, sequé mis húmedos ojos y reemplacé mi expresión de desamparo con labios fruncidos y una mirada de venganza.

Hice poco trabajo de ponerme un par de jeggings negros y mi camisa marrón sin mangas favorita, atando mis botas y haciéndome una cola de caballo en el pelo.

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En la sala de entrenamiento, estaba parada pacientemente mientras los nacidos en Osadía arribaban esporádicamente y se juntaban a hablar. Mis ojos ocasionalmente se desviaban hacia el otro final, esperando que él llegara con los transferidos. Mi corazón se aceleraba en anticipación.

Uriah fue el primero en hablar, y su mirada cautelosa iba al compás con sus pies mientras se me acercaba.

"¿Estás bien Lucy?" preguntó.