Iron Hide, Silk Heart | Eric Coulter Fan Ficción

#44: Reconciliándonos

Desperté a Eric echándole un vaso de agua a la cara. Él se despertó con un alarmante salto, sentándose en mi cama y luciendo perturbado.

"Bebé, ¿qué mierda?" gruñó, sacándose su remera ahora mojada y tirándola al piso.

"No me llames bebé. La mierda no va a ser toda de risas y mariposas ahora." Advertí, parándome firme con una linda sonrisa.

Él suspiró, mirándome con una cansada sonrisa.

"Bien, di tus condiciones."

"Primero que nada, quiero que te disculpes por ser un cabrón las semanas pasadas. Quiero un masaje de espalda cada noche hasta que yo diga lo contrario."

"Está bien. Lamento haberte lastimado, te daré un masaje de cuerpo completo cada noche por el resto de nuestras vidas si te hace feliz."

"Segundo, si te veo cerca de Sarah otra vez, te dejaré caer como un bebé jirafa. Lo digo en serio. Ni siquiera quiero oír su nombre.

"Lo tengo."

"Y tercero, vas a disculparte con Alex por ser un idiota."

"¿Qué? ¡De ninguna manera! ¡Ese chico es un perdedor!"

"Cállate. Es mi amigo. Discúlpate, o considérate soltero."

Él miró abatido en derrota, finalmente asintiendo con su cabeza en acuerdo.

"Bien. ¿Eso es todo?"

"No lo sé todavía. Pero quiero aclararte algo Eric William, todavía estoy enojada contigo. Y nunca olvidaré las cosas que hiciste. Y esa historia triste que me contaste puede haber funcionado anoche, pero todavía eres un cabrón. Vas a tener que seriamente besar mi trasero para salir de la cucha del perro esta vez."

Su sonrisa era absolutamente adorable, pero no le iba a decir eso.

"Lucy Monroe, tú eres todo lo que yo quisiera." Comenzó, levantándose y caminando hacia mí.

Me concentré en mantener mis ojos en los suyos en vez de mirar hambrienta s su hermosamente esculpido torso.

"Lo siento. Te amo, y no me voy a ningún lado. Te lo prometo."

Su abrazo era apretado, apretando mi corazón y mi cuerpo.

"Y deja de ser tímido. Si quiero besarte delante de toda nuestra facción, será mejor que me devuelvas el beso. No me importa lo fuerte que seas, igual puedes amar a una mujer."

"Tienes razón. Te besaré todo el tiempo."

Y lo hizo. Caminamos juntos al desayuno e hicimos que cada cabeza se volteara cuando nos sentamos juntos y mantuvimos contacto físico todo el tiempo.

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En la habitación de entrenamiento me paré al lado de Cuatro, mirando a Tris atacar su bolsa de boxeo como si tuviera mucha rabia contenida. Sabía cómo se sentía, porque yo había estado en su lugar hace menos de un año.

"Así que, ¿ya lo tienes?" la voz de Cuatro me sacó de mis pensamientos.

"¿Tener qué?" pregunté.

"La simulación de miedo. Ya sabes, cómo utilizar el inyector."

"Oh sí, sí, sé lo que hago ahora."

"Bien, porque tú vas a dirigirlas hoy."

"¿En serio? ¿Yo sola?"

Él asintió, sus labios gruesos formando una sonrisa.